Ejército iraquí declara toque de queda en Bagdad
Las manifestaciones en IraK comenzaron nuevamente el 25 de octubre.
Las manifestaciones en IraK comenzaron nuevamente el 25 de octubre.
Mientras miles de personas permanecen en la Plaza Tahrir de la capital iraquí de Bagdad y exigen la renuncia del gobierno desde el jueves, el ejército iraquí ha declarado el toque de queda en la ciudad.
El toque de queda a partir de la medianoche hasta las 6 de la mañana, entrará en vigencia esta noche y continuará hasta nuevo aviso.
Los estudiantes boicotearon escuelas y tomaron las calles el lunes a pesar de las advertencias del Ministerio de Educación.
La masa de manifestantes en la plaza central de Tahrir desafía la represión sangrienta que mató a docenas de personas durante el fin de semana y la incursión nocturna por parte de las fuerzas de seguridad que buscaban dispersarlos.
Al menos 74 iraquíes fueron asesinados el viernes y el sábado y cientos resultaron heridos, cuando los manifestantes se enfrentaron con las fuerzas de seguridad y los grupos de milicias en la segunda ola de protestas de este mes contra el gobierno del primer ministro Adel Abdul Mahdi.
Varias escuelas y universidades cerraron y algunas protestaron en el campus y otras se dirigieron hacia los principales espacios de reunión para manifestarse.
Las manifestaciones comenzaron el 1 de octubre para protestar contra el fracaso del gobierno en tomar medidas contra la corrupción en ciudades y pueblos en las regiones del sur y centro de Irak.
En las manifestaciones que duraron tres días, muchas personas murieron y miles resultaron heridas como resultado del uso de armas por parte de la policía y las fuerzas de seguridad iraquíes.
La Alta Comisión Iraquí de Derechos Humanos anunció que 74 personas murieron y 3654 resultaron heridas en las protestas y enfrentamientos en los últimos tres días. También se afirmó que se quemaron 90 instituciones estatales y edificios del partido.
El primer ministro, Adel Abdul-Mahdi, asumió el cargo hace un año. Hasta ahora ha resistido la presión pública de renunciar, advirtiendo que la renuncia del gobierno podría llevar al país al caos. Con los manifestantes que se niegan a ceder, el estado deberá estar preparado para un período prolongado de manifestaciones.