El Tribunal Permanente de los Pueblos emite un llamamiento en defensa de los kurdos

El TPP emite un llamamiento en defensa del pueblo kurdo y de los derechos de los pueblos.

El Tribunal Permanente de los Pueblos ha emitido un llamamiento en defensa del pueblo kurdo y de los derechos de los pueblos.

La declaración ha sido firmada por el presidente Philippe Texier, y los vicepresidentes Luiza Erundina, Helen Jarvis, Javier Giraldo Moreno y Nello Rossi.

El mensaje es el siguiente: “Los eventos trágicos que están en curso en Siria, donde el violento ataque de Erdogan contra el pueblo kurdo de Siria se ha traducido en masacres directas y expulsiones y migraciones masivas de la población civil, coinciden de forma dramática con la ausencia (que no puede sino considerarse como un hecho de sustancial connivencia) de respuesta por parte de la comunidad internacional y sus altos representantes.

Frente a la evidencia objetiva y la extrema gravedad de lo que está sucediendo, que se corresponde con los crímenes más graves reconocidos en el derecho internacional (crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio), las medidas que se han adoptado y recomendado no son nada más que declaraciones de impotencia de la tan proclamada “comunidad internacional”. Por lo tanto, la responsabilidad de lo que está sucediendo debe recaer no solo en los propios actores directos, sino en todo el sistema de poderes político-militares que son protagonistas a largo plazo de estrategias basadas solo en el chantaje recíproco.

En continuidad con la 46° sesión celebrada en París en 2018 y en estricta coherencia con nuestro estatuto, cuyos términos de referencia son el reconocimiento concreto y la defensa de los derechos de los pueblos, específicamente y principalmente cuando son violados sistemáticamente, lel Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) comparte y respalda plenamente todas las iniciativas destinadas a denunciar, resistir y confrontar la lógica brutal del poder y la violencia que actualmente domina Oriente Medio.

Es importante subrayar también cómo la tragedia en curso aparece como una verdadera y exhaustiva demostración de laboratorio de un sistema global que ha decidido eliminar los derechos humanos y de los pueblos de su agenda de valores y prácticas. El pueblo kurdo, como las decenas de millones de personas desplazadas en todo el mundo, son ignorados como sujetos de derechos para ser considerados nada más que objetos, para ser expulsados e intercambiados. Sin mencionar que desaparecieron activamente de Oriente Medio, donde las fronteras son el producto irresponsable y desastroso de las políticas coloniales europeas. Todo esto demuestra su utilización como experimento en que los poderes e intereses estratégicos y económicos niegan la identidad y, por lo tanto, la vida misma de los pueblos, los niños, las mujeres, los hombres, que supuestamente son los sujetos del nuevo derecho internacional proclamado por la ONU.

Es demasiado fácil decir que nada es nuevo en el drama sirio de hoy dirigido especialmente al pueblo kurdo. La creciente lista innumerable de personas que han sido reducidas a objetos de intercambio es larga: palestinos, rohingyas, yemeníes...

El TPP es muy consciente de las dificultades de calificar las responsabilidades sistémicas de acuerdo con el marco, los términos de referencia y el tiempo prolongado necesario para llegar a un juicio penal según lo previsto por el derecho internacional y la implementación de los Estatutos de la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia.

Pero esto no debería impedir que califiquemos en los términos adecuados lo que está sucediendo ante nuestros ojos, ya que otra cosa significaría cometer “crimen de silencio”: tanto más inaceptable e intolerable ante la destrucción de las estructuras sociales que los kurdos estaban desarrollando con la contribución decisiva e innovadora de las mujeres en Afrim, Kobane, Rojava...

Éstas fueron la expresión concreta de la posibilidad de una sociedad donde el reconocimiento y la práctica de todos los derechos humanos indivisibles son vistos como las únicas barreras efectivas contra su negación, y contra la violencia de los intereses militares y económicos que transforman a los seres humanos en enemigos para ser eliminados.

La presidencia del TPP, en nombre también de todos los pueblos cuyas luchas por una vida digna y de autodeterminación se han presentado ante él en sus 40 años de audiencias, confía en que esta declaración contribuya al fortalecimiento de la plataforma mundial de todos aquellos que no están preparados para aceptar la impotencia del derecho contra el poder. Los pueblos deben recuperar su visibilidad, sus voces, su papel como jueces de los violadores de sus derechos”.