Según la información recibida de los propios prisioneros, las presas políticas de la Prisión Cerrada de Mujeres de Bayburt están siendo fuertemente acosadas.

Las reclusas, a las que se les ha prohibido participar en actividades sociales durante dos años, se ven ahora obligadas a salir de una en una de la celda.

Las prisioneras dicen que antes de que les dejaran salir tenían que pasar delante de tres personas de paisano no identificadas que seguían amenazando a las mujeres.

Además de los abusos verbales durante el recuento, se informó de que las presas enfermas no reciben tratamiento o son llevadas esposadas al hospital.

Una prisionera llamada Mülkiye Doğan no está siendo tratada a pesar de que sufre de dolor de muelas desde hace dos años. Prisioneros llamados Meryem Abi, Zeynep Erdem y Neslihan Çetin también tienen problemas de salud y no son tratadas, y los traslados a hospital se hicieron demasiado tarde.

El acoso y las presiones también implican la prohibición de varios objetos, por ejemplo, lápices de color, sólo se permiten lápices azules y negros. No se pueden escribir cartas en kurdo. Y si la carta contiene una sola frase en kurdo no se entrega.

Según las presas durante los frecuentes registros de las celdas, los artículos personales son dañados y confiscados, incluyendo fotos.