Se cumplen dos años del asesiunato de Jina Amini a manos de las fuerzas de seguridad iraníes

En septiembre de 2022, Jina Amini, una joven kurda, fue asesinada tras tres días bajo custodia policial.

JIN, JIYAN, AZADI

En septiembre de 2022, Jina Amini, una joven kurda, visitó Teherán con su hermano. Fue detenida por la policía iraní de la «moralidad» (gasht-e ershad), que habitualmente detiene de forma arbitraria a mujeres que no cumplen las abusivas y discriminatorias leyes del país sobre el velo obligatorio.  

Testigos presenciales afirmaron que la policía la metió a empujones en una furgoneta y la golpeó, llevándola al centro de detención de Vozara, en Teherán. A Jina Amini y a su hermano les dijeron que la trasladaban a Vozara para una clase «educativa» destinada a «reformar» el comportamiento de las mujeres y niñas que infringen el rígido código de vestimenta islámico del país. Su hermano también fue golpeado cuando protestó. 

Horas después de su detención, surgieron informes creíbles de que la policía «de la moral» la había sometido a tortura y otros malos tratos dentro del furgón policial, incluso con golpes en la cabeza. Cayó en coma y fue trasladada en ambulancia al hospital Kasra de Teherán.  

Murió bajo custodia tres días después en el hospital, el 16 de septiembre de 2022. Sólo tenía 22 años. 

La muerte bajo custodia de Amini desencadenó el levantamiento nacional «Jin Jihan Azadi» (Mujer Vida Libertad) contra décadas de desigualdad y represión generalizada. Las autoridades iraníes respondieron con fuerza ilegítima, incluso disparando munición real, perdigones metálicos y gases lacrimógenos contra multitudes de manifestantes en su mayoría pacíficos.  

Las fuerzas de seguridad mataron ilegalmente a cientos de manifestantes, incluidos niños, mientras que otros cientos quedaron ciegos por el disparo de perdigones metálicos, y miles más sufrieron otras lesiones graves por el uso ilegal de la fuerza. Por temor a ser detenidos y a otras represalias, muchos no recibieron atención médica. También se detuvo arbitrariamente a decenas de miles de personas.  

Durante el levantamiento y sus secuelas, los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad también cometieron torturas y otros malos tratos generalizados. Muchos manifestantes, incluidos niños, fueron torturados.