Las negociaciones entre el gobierno de Venezuela y la oposición, que comenzaron hace dos semanas en las Barbados con la colaboración de Noruega, continúan al mismo tiempo que los Estados Unidos juegan un papel de intervención abierta, apoyando la toma de poder por parte de la oposición a través de medios inconstitucionales.

El alto representante del gobierno, Jorge Rodrígiez, Ministro de Comunicación, y el representante del autoproclamado “presidente en funciones”, Juan Guaidó, han hecho numerosos comentarios sobre las negociaciones después de que el Ministro de Asuntos Exteriores de Noruega emitiera un comunicado sobre el tema que poniendo un énfasis especial en “la necesidad de que las partes tomen la mayor precaución posible en sus declaraciones sobre el proceso, en cumplimiento de las directrices establecidas”, en una referencia abierta al acuerdo de confidencialidad entre las partes.

El ministro Rodríguez ha instado a “cuidar los esfuerzos de las negociaciones entre los venezolanos”, mientras que el autoproclamado “presidente en funciones” Guaidó ha llamado a incrementar la presión en las calles, convocando a la gente el 23 de julio en la capital del país, Caracas.

Al mismo tiempo, según la información publicada en Los Angeles Times, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha decidido asignar los fondos originalmente destinados a programas de desarrollo en América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador) para financiar a la oposición venezolana.

Un funcionario anónimo de la USAID, fuente de la decisión, no quiso especificar la cifra de esta “ayuda”, pero el mismo periódico señaló que la cantidad estaría alrededor de los 41,9 millones de dólares, y que podría ampliarse si fuera necesario.

Esta ayuda se otorga a pesar del hecho de que varias personas “nombradas” por Juan Guaidó están actualmente bajo investigación en Colombia por la asignación de varios millones de dólares para cubrir acciones de rebelión civil e intentos de alentar la rebelión militar.

Estos hechos que han causado una profunda inquietud en varios de los gobiernos latinoamericanos que han apoyado firmemente los intentos de Juan Guaidó para tomar el poder por la fuerza.