Ulla Jelpke: "La prohibición contra el PKK es discriminatoria contra los kurdos"

Para la política del Partido La Izquierda de Alemania, oponerse a la prohibición contra el PKK es una cuestión de salud democrática.

El 26 de noviembre, la prohibición impuesta por el entonce Ministro del Interior alemán del CDU Manfred Kanther contra el PKK cumplirá 25 años.

Para tratar esta cuestión ANF ha hablado con la portavoz de Asuntos Internos del Partido La Izquierda, Ulla Jelpke. Jelpke ha explicado el contexto y el significado de la prohibición contra el PKK.

¿Cuál es el contexto político de la prohibición y persecución contra el PKK?

El contexto se debe buscar en los aproximadamente 150 años de hermandad, tanto económica como geopolítica, entre las élites gobernantes de ambos países. La prohibición del PKK fue establecida en 1993, por razones principalmente de política exterior. Incluso antes de la prohibición, hubo un intento de etiquetar al PKK como organización terrorista durante el caso de Dusseldorf. La prohibición del PKK tenía por objetivo golpear no solo a los dirigentes del movimiento de liberación sino sobre todo a la masa de simpatizantes que daban su apoyo al movimiento con donaciones o participando en sus manifestaciones. Además de las multas y el encarcelamiento, apoyar al PKK también puede implicar la perdida del permiso de residencia o la nacionalidad adquirida. Esto puede parecer intimidante, pero incluso las cifras de los informes de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución muestran que tanto los seguidores del PKK en Alemania como el número de donativos realizados han subido en los últimos 25 años a pesar de la prohibición. Siempre que Turquía continúe con su guerra contra los kurdos y el Gobierno Federal continúe echando gasolina al fuego con las ayudas para armamento, nada cambiará.

¿Hasta qué punto es la represión contra el PKK usada como pretexto para endurecer las medidas de seguridad? ¿Hay algún ejemplo concreto?

De hecho la represión contra el PKK ha servido como un látigo para el endurecimiento de las medidas de seguridad, reduciendo los derechos de los refugiados y en general los ataques contra los derechos fundamentales. El primer caso a gran escala contra el PKK a finales de los 80 en Dusseldorf, en el que se intentó retratar al PKK en su totalidad como organización terrorista, fracasó entre otras cosas debido precisamente a ese objetivo, ya que no era posible en ese tiempo perseguir actos cometidos en el extranjero que no estuviesen dirigidos contra ciudadanos alemanes y no hubiese alemanes involucrados.

Los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York fueron aprovechados por el gobierno federal para aprobar una enmienda que incorporaba la Sección 129b StGB al articulado de la ley sobre seguridad. Esta sección llevaba mucho tiempo en los cajones del ministerio y permitió actuar contra los denominados grupos terroristas en el extranjero. Este párrafo de la ley no se emplea únicamente contra grupos terroristas islamistas sino que se usa también contra el PKK y la izquierda turca.

Otro ejemplo: A mediados de los 90 miembros del ministerio de interior del CDU pidieron el uso de las Fuerzas Armadas Federales en Alemania debido a la prohibición de las manifestaciones kurdas, que provocaron choques con la policía. Esa petición era inconstitucional en ese momento, pero sigue formando parte de la agenda política. La prohibición no golpea solo a los kurdos o los simpatizantes del movimiento de liberación. Poco después de la prohibición del PKK, incluso se prohibió una manifestación del Primero de Mayo convocada por el DGB en 1994 con la absurda justificación que los kurdos aparecerían con sus banderas.

¿En qué grado está Alemania implementando medidas excepcionales con su persecución contra el PKK en la UE?

Una medida no oficial contra el PKK, con la que se justifica la prohibición de la utilización de símbolos del movimiento de liberación y las imágenes del líder del PKK Öcalan, existe únicamente en Alemania. Sin embargo la persecución del movimiento de liberación de Kurdistán también ocurre en otros países europeos. Sin embargo, es persecución está dirigida en particular contra medios de comunicación como las televisiones kurdas. La base para estas acciones represivas es la lista de organizaciones terroristas de la UE y los políticos kurdos en el exilio son acusados habitualmente de financiar el terrorismo. Sin embargo, en Bélgica, donde tuvo lugar un macrojuicio contra diplomáticos y periodistas kurdos en 2017, el tribunal dictaminó que el PKK no era una organización terrorista sino que resistía legítimamente contra la opresión colonial amparada en el derecho internacional.

¿Por qué es importante oponerse a la prohibición del PKK?

Debería ser una cuestión democrática más. Porque con la prohibición del PKK, decenas de miles o incluso cientos de miles de ciudadanos kurdos, y más todavía, cualquiera que simpatice con el movimiento de liberación kurdo o las YPG o las YPJ en su lucha contra el ISIS, se ven privados de su derecho fundamental de expresión, libertad de prensa, de asamblea, etc.

La prohibición también lleva a una discriminación general de los kurdos. Especialmente en los 90, con la ayuda de reportajes sensacionalistas de la prensa, se intentó presentar una ecuación que implicaba que si eras kurdo, eras del PKK, y por tanto terrorista. Por lo que la prohibición también es una barrera para la integración de los kurdos.

Después de todo, los kurdos son el segundo grupo migrante más numeroso tras los turcos, e incluso según las cifras de la Oficina de Protección de la Constitución el PKK es la organización más fuerte entre ellos. Acabar con la prohibición del PKK  sería beneficioso también para alcanzar una solución de paz en Kurdistán, porque ¿cómo puede ponerse en marcha un proceso de paz  si un bando, es perseguido en el exilio y llevado a la clandestinidad?