Ahmet Çankaya, quien vive en el pueblo de Osmandede, en Pazarcık, en la provincia de Maraş, y cuya casa quedó destruida en el terremoto, ha contado a ANF que no abandonará la tierra donde nació y creció pase lo que pase.
Ha dicho que 20 de los 40 edificios de su pueblo fueron destruidos, mientras que el resto están dañados. El superviviente del terremoto ha contado que cuatro personas, dos de ellas sirias, perdieron la vida en el pueblo. "Tenemos campos aquí. Nuestro trabajo está aquí. Por eso no podemos ir a ninguna parte. Esta es la tierra donde nacimos y crecimos. No podemos abandonar este lugar", afirmó.
Çankaya ha explicado que no recibieron ninguna ayuda del Estado, pero que el pueblo les ofreció apoyo: "Vivimos gracias a la ayuda de las asociaciones de la sociedad civil y de la gente. Como aldeanos, nos ayudamos unos a otros. El Estado ni siquiera vino a retirar los escombros. No sabemos qué pasará. No habríamos podido soportar el frío de no ser por la ayuda de la gente, que también envió comida y bebida."