El fallecimiento de Sırrı Süreyya Önder, miembro de la Delegación Imralı del Partido por la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (Partido DEM) y vicepresidente del Parlamento, el 3 de mayo, tras 18 días de lucha por su vida en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Florence Nightingale debido a una afección cardíaca, ha sumido a Turquía y el Kurdistán en el luto. Önder, quien se describía a sí mismo como un activista por la paz, se ganó la admiración de diversos sectores de la sociedad con su personalidad vibrante, su sentido del humor y su capacidad para unir incluso a las personas más distantes. A pesar de las advertencias de los médicos sobre la gravedad de su condición, nadie esperaba que su muerte llegara tan pronto. La esperanza de que se levantara de nuevo y, con su estilo único, dijera "Solo bromeaba" perduró hasta el final.
Uno de quienes nunca perdió la esperanza fue Gani Rüzgar Şavata, amigo de Sırrı Süreyya Önder, además de director y actor. Tras 18 días de visita en el hospital y horas de vigilia, Şavata se encuentra entre quienes no pudieron aceptar esta despedida prematura. "Se suponía que íbamos a rodar mi película", declaró Şavata en una entrevista con ANF. Añadió que conocía a Önder desde hacía 35 años. "Soy de Malatya, él de Adıyaman. Le enseñamos cine, él nos enseñó política. Pero su mente, sus ideas, sus pensamientos, sus escritos, nos llevaban mucha ventaja. Era un pionero, un pacifista y justo".
Al comparar a Önder con la legendaria figura del herrero Kawa, Şavata dijo que la antorcha de la paz cobró vida con él. Dijo que Önder siempre soñó con una paz honorable y unió al pueblo por ese camino: "Lo envidiábamos, lo admirábamos. Su hija Ceren intentó describirlo con todas las palabras que pudo. Ella puso los titulares en verso. Ahora nos toca a nosotros y nosotras completar la historia. Él fue la antorcha del fuego de Newroz. Fue el coraje de Kawa, el herrero. Tan feroz como un samurái, pero un guerrero por la paz. Solía decir: 'Estamos cansados de morir, pero algunos no se cansan de matar'. Créanme, no se podría ubicar a Sırrı Süreyya Önder en ningún lado de la balanza de la justicia. Él solo sería la aguja de la balanza. Dijo: 'No importa la forma del conflicto, siempre hay esperanza para la paz'. Fue él quien dijo: 'Siempre vieron a los kurdos como uñas. A medida que crecen las uñas, los cortan. Pero nosotros no somos uñas, somos carne y hueso'".
El único deseo de Sırrı Süreyya era ver la paz.
Şavata dijo: “Siempre me tomaba el pelo. Soy dos años mayor que él. Me decía: ‘Şavata, algún día rodaré tu película. Con una condición: que vivas al menos 100 años’. Y yo le respondía: ‘Entonces tendrás que vivir 120 años’. Y él decía que, por supuesto, que sí, porque este país necesita la paz y nos necesita a nosotros”.
Şavata escribió en el libro de recuerdos del hospital: “Este país te necesita más que a mí. Tú te levantas, yo me acuesto”. Añadió: “Fue una despedida muy temprana. No puedo aceptarlo. Él asumió una enorme tarea y trabajó por la paz. Ahora, la tarea de lograr la paz que él llevó recae sobre nuestros hombros, especialmente sobre los hombros del pueblo y nuestra juventud, que son nuestro futuro. Este régimen, condenado al colapso, lleva 23 años en el poder; solo con la juventud nacida bajo este régimen pueden llegar la paz y la esperanza. Estos jóvenes nunca han visto otro gobierno. Solo han visto dolor, tristeza, heridas y sangre. El único deseo de Sırrı Süreyya era ver la paz, y juntos cumpliremos ese deseo”. Şavata también se comprometió a cumplir el deseo de Önder de hacer una película sobre el Parlamento: “Ninguno de sus sueños quedará incompleto. Haré una película sobre Sırrı Süreyya Önder, una que cuente su historia. Porque su lucha fue diferente. Mantendremos viva su memoria, caminando con su incansable determinación. Llevaremos su esperanza de paz a todas partes”.
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