Respondiendo al llamamiento del líder Apo [Abdullah Öcalan], el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) decidió poner fin a su existencia y a su lucha armada. No fue una decisión sencilla ni común. Se trata de un partido con cincuenta años de historia y una lucha ininterrumpida. El PKK cobró decenas de miles de mártires. El pueblo pagó un alto precio. Durante estos años difíciles, bajo el liderazgo del PKK, el pueblo kurdo logró afirmarse y entrar en la historia. En este sentido, el PKK se convirtió en un movimiento que hizo historia y quedó grabado en la historia.

Además de este papel histórico, el PKK dejó una profunda huella en el pueblo kurdo. Provocó grandes cambios. El PKK se convirtió en algo más que un partido; se convirtió en una identidad política nacional para el pueblo kurdo. Por lo tanto, el fin de la existencia del PKK no solo interesó a sus cuadros y simpatizantes, sino a toda la población. Gracias a la confianza del pueblo en su liderazgo y en su partido, no experimentó una ola de desorientación ni confusión. Pero trataron de comprender qué reemplazaría al partido que había ocupado un lugar tan significativo en sus vidas, qué sucedería después, y esperaban ansiosamente las declaraciones del líder.

Los avances teóricos del líder Apo y sus nuevas interpretaciones del socialismo serán objeto de amplio debate en todo el mundo. Sus interpretaciones de la historia y la sociedad, el surgimiento del Estado y las clases sociales, trascienden los marcos conocidos. En este sentido, están resonando entre los investigadores de campos científicos relacionados con la historia y la sociedad. Habrá problemas de comprensión e interpretación; surgirán críticas. Esto es normal. Las nuevas ideas no se aceptan de inmediato, y los paradigmas mentales no cambian de la noche a la mañana. El propio líder Apo apoya el debate y la comprensión de sus puntos de vista. Fundamenta sus ideas en fundamentos históricos y sociales y cree en su veracidad.

La experiencia del pueblo kurdo de pasar 50 años con el PKK y el líder Apo le otorga mayor confianza. Gracias a su confianza y fe en sus líderes, no flaquean. Sin embargo, existe el desafío de comprender el proceso y posicionarse en consecuencia. Están decididos a tomar decisiones y a proteger sus logros; no hay vacío en este sentido. Sin embargo, hay sectores que no saben cómo responder al nuevo proceso y no están preparados para un cambio en su postura actual.

Los círculos de izquierda en Turquía estarán entre los más afectados por estos cambios. Algunos los acogen con satisfacción y los apoyan. Otros intentan comprenderlos y seguirlos. Pero quienes ven las cosas a través de patrones establecidos y se posicionan según las alineaciones existentes tendrán dificultades. Esto es comprensible. Los movimientos revolucionarios en Turquía no realizaron análisis profundos e integrales sobre el Kurdistán. Consideraron el asunto como parte de la revolución socialista. Por lo tanto, se opusieron y rechazaron la organización independiente de los kurdos. Cuando surgió Apocular (seguidores de Apo), introdujeron la tesis de que "Kurdistán es una colonia". La mayoría de los movimientos socialistas y de izquierda no comprendieron ni aceptaron esto durante mucho tiempo. En ese momento, se desató una intensa lucha ideológica, con tensiones y conflictos.

Los grupos reformistas en Kurdistán también tuvieron dificultades para comprender y aceptar a Apocular. También se desató una intensa lucha ideológica con ellos. Apocular siempre fue pionero en nuevos caminos de vida, trabajo y pensamiento, mostrando su singularidad. Partidos como el KDP y sus afiliados no aceptaron el liderazgo socialista y revolucionario de Apocular. Adoptaron una postura hostil. La resistencia del PKK en prisión contra el golpe de Estado del 12 de septiembre y su postura contra el fascismo los sorprendieron. En cierto modo, se vieron incapacitados y abandonados a su suerte. Cuando comenzó la guerra de guerrillas en 1984, quedaron conmocionados. Los círculos de izquierda y los reformistas kurdos estaban tan conmocionados como el Estado. Algunos entraron en pánico. Muchos denunciaron que el PKK estaba poniendo en peligro el proceso, mientras Turquía se encaminaba hacia las elecciones y la transición a un gobierno civil.

Hasta el día de hoy, muchos grupos no han apoyado ni abrazado la guerra de guerrillas. Evitaron la unidad y la alianza con el PKK. Incluso las alianzas establecidas con gran esfuerzo por el líder Apo no duraron mucho. No se posicionaron en contra del Estado y se mantuvieron como observadores. Algunos grupos consideraron la lucha armada como algo incorrecto y se dedicaron a la contrapropaganda. En general, se integraron al sistema de alguna manera, formaron familias e intentaron asegurar sus vidas. Curiosamente, quienes antes se oponían a la guerrilla y a la guerra ahora actúan más como guerrilleros y guerrilleras que como el propio PKK, atacando con la pregunta: "¿Por qué terminan la guerra?". El PKK luchó durante décadas. Quienes no actuaron ni resistieron durante todos esos años ahora acusan al PKK de liquidación y rendición. Mientras tanto, los aduladores del KDP atacan al PKK y a sus líderes como si hubieran luchado y resistido con valentía. El pueblo kurdo, tanto en las cuatro partes del Kurdistán como en la diáspora, se ha nutrido e influenciado por el líder Apo y el PKK, convirtiéndose en patriotas. En cierto sentido, el pueblo kurdo se forjó en la resistencia y con su cultura. Por lo tanto, no dará crédito a quienes siembran confusión y pesimismo. Así como caminaron con el PKK durante cincuenta años y adquirieron identidad y poder, ahora resurgirán aún más fuertes. El pueblo no seguirá a quienes se desplacen, sino que seguirá centrándose en el líder Apo.

Fuente: Yeni Özgür Politika