El líder político del pueblo kurdo, Abdullah Öcalan, lleva 22 años encarcelado en Imralı bajo un severo aislamiento. Después de muchas presiones y tras semanas de rumores sobre su estado de salud, su hermano Mehmet Öcalan pudo finalmente hablar con él. La breve conversación, realizada vía telefónica, se ha producido aproximadamente un año después de la última llamada, realizada el 27 de abril de 2020, y es la primera vez desde entonces que Öcalan ha tenido contacto real con alguien del exterior.
El 14 de marzo comenzaron a difundirse rumores en las redes sociales sobre la salud de Öcalan. Inmediatamente, se organizaron protestas en todo el mundo exigiendo una visita urgente de los abogados a Imralı.
La conversación telefónica del jueves entre Abdullah Öcalan y su hermano se llevó a cabo bajo la supervisión de la Fiscalía General de Urfa y fue muy breve. La llamada se interrumpió de pronto. Asimismo, la llamada telefónica con la familia de otro preso en Imralı, Hamili Yıldırım, también fue interrumpida bruscamente. Se informó de que los otros dos presos, Ömer Hayri Konar y Veysi Aktaş, no hicieron la llamada telefónica que se les ofreció como protesta por el aislamiento.
Mehmet Öcalan informó a la Agencia Mezopotamya de que pudo hablar con su hermano durante unos 5 minutos.
Mehmet explicó que una persona que se presentó como director de la prisión de Imralı se puso en contacto con él a las 18 horas del miércoles 24 de marzo.
“[Este hombre] me dijo que debía ir a la Fiscalía General de Urfa el 25 de marzo a las 13:45 horas para realizar una llamada telefónica con mi hermano”.
Mehmet Öcalan explicó que fue al juzgado de Urfa a la hora notificada y que las autoridades de allí estaban al tanto de la llamada telefónica, que lo llevaron a una sala de la planta baja y lo dejaron allí.
Mehmet agregó que en la habitación había un empleado, y que le explicaron que realizaría la llamada con su hermano desde allí.
Cuando sonó el teléfono, Mehmet lo descolgó y el líder político del pueblo kurdo le peguntó desde el otro lado: “¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Quién te ha traído? ¿Cómo ha sucedido? ¿Desde dónde llamas?”
Mehmet Öcalan narró lo sucedido de la siguiente manera: “Mi hermano me dijo: ‘Tanto tú como el Estado lo estáis haciendo mal. El motivo es el siguiente: no ha habido ninguna reunión desde hace un año. Estas acciones no están permitidas por la ley estatal ni por ninguna otra ley. Tu llegada hasta aquí es errónea y muy peligrosa. El Estado también es muy peligroso. Esto no es lo correcto. Si va a haber una reunión, debe ser dentro del marco legal. No se puede permitir la realización de una llamada telefónica después de un año y voluntariamente’. E insistió, una y otra vez: ‘Lo que estás haciendo está muy mal. El Estado está actuando de forma ilegal, y vosotros también. Esto no es legal, ni es correcto. No es aceptable. También es muy peligroso. ¿Eres consciente de lo que estás haciendo? Quiero que mis abogados vengan a hablar conmigo. Eso es legal. Llevo aquí 22 años. ¿Cómo será esto en el futuro? Este asunto sólo puede ser resuelto por la ley. ¿Por qué no vienen aquí? Si va a haber una reunión, ésta debería ser con abogados. Porque esta situación es tanto política como jurídica’”.
Mehmet contó que le respondió al líder kurdo que uno de los motivos de la llamada eran las huelgas de hambre en las cárceles contra el aislamiento. Y continuó: “El Presidente dijo: ‘No quiero que nadie muera en huelgas de hambre ni en las cárceles. Lo he dicho antes y lo repito ahora. Eso tampoco es necesario’. Hablamos durante unos 4 o 5 minutos. Era una voz delgada. Creo que era la voz del Presidente. El Presidente repitió: ‘Este encuentro está muy mal’. Después insistió: ‘Esto no es una reunión’, y la línea se cortó.
Mehmet Öcalan explicó que cuando se cortó la línea, informó al funcionario que estaba allí y éste le pidió que esperara: “Más tarde hubo otra llamada telefónica. Pero era otra persona la que estaba llamando. El funcionario me dijo que esperara, que no me fuera. Después de esperar entre 10 y 15 minutos, le dije que la llamada no se produciría, e informé a las autoridades de allí. Más tarde, me dijeron: ‘La reunión ha terminado’”.
Mehmet Öcalan hizo un llamamiento tanto al Estado como a cualquier persona con conciencia, y declaró que estas prácticas eran del todo inaceptables: “La gente en prisión tiene derechos legales y democráticos. Según las leyes de Turquía, deberíamos poder tener una reunión cada 15 días. Los abogados tienen derecho a reunirse con sus clientes cada semana. Sin embargo, hace un año que no nos reunimos. Hemos hablado por teléfono. Y esto tan sólo durante 4 o 5 minutos. No nos hemos reunido en persona. Esto es antidemocrático. Es inaceptable incluso bajo la ley turca. Desde aquí, hacemos un llamamiento al Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT), al Consejo de Europa, a los defensores de los derechos humanos, a los intelectuales y a las personas democráticas. Este problema debe resolverse lo antes posible. Esto no es aceptable. Si somos ciudadanos de este lugar, también tenemos derechos legales y democráticos. Estos derechos deben ser reconocidos”.
Mehmet Öcalan concluyó: “Las reuniones con los familiares y los abogados deben tener lugar lo antes posible. Miles de personas están en huelga de hambre. El Estado ha mantenido al Presidente en prisión durante 22 años. Es ridículo que lo único que se le permita sea una llamada telefónica de 4 o 5 minutos. El Presidente es un puente entre los pueblos. Nadie tiene derecho a destruir este puente”.