Birdal: “En las cárceles se aplica la ley de la venganza”

El presidente honorario de la IHD, Akın Birdal, que compartió pabellón en la prisión de Ulucanlar durante seis meses en el año 2000 con el preso enfermo Halil Güneş, recientemente fallecido, destaca que en las prisiones se aplica la ley de la venganza.

Todos los días salen noticias de nuevas muertes en las cárceles turcas, donde el aislamiento, la tortura y los abusos de los derechos humanos van en aumento. Antes de Garibe Gezer, que murió sospechosamente en la celda de aislamiento en la que estaba detenida en la prisión tipo F de Kandıra nº 1, llegó la noticia de la muerte de los presos enfermos Halil Güneş y Abdülrezzak Şuyur desde las prisiones de Aliağa Şakran y Amed.

El Presidente Honorario de la Asociación de Derechos Humanos (IHD) Akın Birdal ha hablado con ANF y ha hecho una evaluación de la alarmante situación en las cárceles, declarando que, en este momento, se aplica una ley de venganza. Birdal ha añadido que el Estado viola el derecho a la vida de los presos enfermos.

‘Halil era una muy buena persona’

Birdal, que pasó 6 meses en la prisión de Ulucanlar en el 2000 con el preso político Halil Güneş, que sufría de cáncer y finalmente murió, ha dicho que Güneş llevaba años enfermo y que a pesar de todas sus peticiones de aplazamiento de su ejecución, no fue liberado. Birdal ha explicado que Güneş era una persona muy buena. “Después de la masacre de la prisión de Ulucanlar en 1999, en la que fueron asesinados 11 revolucionarios, nos enviaron allí a cuatro representantes del DEP, a otros presos y a mí para ser tratados. Llevábamos seis meses en el mismo pabellón. Algunos no tenían pies, mientras que otros carecían de manos y ojos. Halil era uno de los prisioneros en estado crítico. En mi libro Yellow Envelope incluso tengo un retrato de él. Halil era escritor y poeta. Le impusieron una cadena perpetua agravada. En la sala, Halil nos cortaba el pelo. También se encargó de mi afeitado de liberación. ‘Heval, vamos a mandarte guapo’, decía. Era una persona realmente refinada”.

Se unió al movimiento patriótico contra la opresión de las familias kurdas’

Birdal ha contado que el libro Dream on the Towel, en el que repasaba sus charlas con Halil y otros presos enfermos, no ha podido publicarse aún debido a la presión y la censura en el país, y ha añadido que “su sueño era una Turquía pacífica en la que pudieran convivir en igualdad y libertad. A menudo me contaba sus increíbles sueños cuando paseábamos. Era hijo de una familia árabe de Adana que se involucró en el movimiento patriótico en respuesta a la opresión y persecución de las familias kurdas de su comunidad. Durante sus reminiscencias, describió cómo recogió un escorpión que revoloteaba sobre el hijo de un vecino y lo colocó en el suelo, donde nadie podía tocarlo. Por eso siempre decía: ‘Soy un mago, Heval’”.

‘¡No hay derecho a la vida en prisión!’

Según Birdal, en Turquía no hay derechos ni libertades. “Puede parecer muy idealista, pero hace unos días dije que deberían hacer un gesto y liberar a los presos enfermos como regalo por la Semana de los Derechos Humanos”, ha continuado Birdal refiriéndose a los numerosos políticos y activistas de derechos humanos encarcelados, como Aysel Tuğluk y Mehmet Emin Özkan.

El espejo de un país son sus prisiones y su presupuesto’

Birdal ha afirmado que las cárceles y el presupuesto son el espejo de un país, y que la imagen completa puede verse mirando la situación de ambos. Birdal ha subrayado que el presupuesto que se está debatiendo actualmente en Turquía es un presupuesto bélico, de confrontación, discriminatorio y hostil que no se basa en los derechos humanos, y que las tragedias sufridas en las cárceles lo reflejan. Birdal ha explicado que, según la IHD, más de 1.600 enfermos, 106 de ellos muy enfermos, están en prisión y que, a pesar de sus constantes peticiones de liberación, no se ha tomado ninguna medida en este sentido, ni siquiera durante la pandemia. Birdal también ha dicho que los condenados gravemente enfermos tienen derecho a pasar sus últimos días con su familia y allegados, y ha añadido que su liberación es un mandato de la legislación sobre derechos humanos. Birdal ha subrayado que toda la oposición política y social debe ejercer presión democrática sobre el gobierno y ha advertido que, de lo contrario, será imposible detener las muertes en las cárceles. Birdal ha señalado que, a pesar de plantear continuamente esta cuestión como activistas de derechos humanos, nadie escucha, y ha agregado que “precisamente por eso, debemos organizar una acción que haga visible y fuerte la reacción a nuestras demandas”.