El derecho a la salud está conectado con la libertad
Abdullah Öcalan: “Luchar por el derecho a la salud es respetarse a sí mismo y comprender la esencia de la libertad”.
Abdullah Öcalan: “Luchar por el derecho a la salud es respetarse a sí mismo y comprender la esencia de la libertad”.
Publicamos un extracto del libro de Abdullah Öcalan La sociología de la libertad: Manifiesto de la Civilización Democrática, Volumen III, llamado “La educación de la sociedad y los problemas de salud”:
Aunque pueda parecer un tema innecesario, es importante comprender los problemas derivados del monopolio de las áreas de la salud y la educación, como ocurrió con la ciencia, por parte del poder y del Estado. Así como la ciencia que se ha convertido en ciencia estatal es hoy la herramienta más eficaz para la hegemonía ideológica, lo mismo ocurre cuando la educación y la salud se integran con el poder.
La educación puede definirse como un esfuerzo social para transmitir su propia experiencia en forma de conocimientos teóricos y prácticos a sus miembros, particularmente a los más jóvenes. La socialización de los niños la asegura la sociedad por medio de actividades educativas. En tanto que los niños y los jóvenes pertenecen a la sociedad, su educación es su deber más importante y no un deber del poder o del Estado. Es tanto un deber como un derecho social el criar a los niños y los jóvenes según sus propias tradiciones y naturaleza social. Esto es vital, una cuestión de supervivencia. Una sociedad no puede compartir con otro poder su derecho a existir, y con ello el deber de educar a su juventud, ni siquiera con el Estado u otro aparato de poder. Si lo hace, se entregará a los monopolios gobernantes. El carácter sagrado del derecho a la educación se deriva de la propia existencia. Ningún otro poder, incluidos los padres de un niño, puede estar tan cerca o sentir la necesidad de estar tan cerca de los niños y los jóvenes como lo hace la sociedad. Uno de los aspectos más antisociales de la civilización a lo largo de la historia es privar a la sociedad de sus niños y jóvenes. El sistema de la civilización estatal logra esto de una de estas dos maneras: aniquilando a los ancianos y esclavizando a los niños y jóvenes, o educándolos para que sean útiles a los niveles superiores del poder gobernante.
Uno de los propósitos más significativos de la guerra es establecer centros de devshirme donde los niños y jóvenes, mujeres y hombres, como los bienes más preciados, puedan ser asimilados. Así es como se establecen los cimientos de la burocracia primitiva. En cierto modo, la historia de la civilización es la historia del uso de este método tanto para debilitar la sociedad como para constituir el poder de los aparatos burocráticos, estableciendo así una sociedad para contrarrestar la sociedad: la sociedad del poder y el Estado para contrarrestar a la sociedad natural. En este establecimiento, a los niños y jóvenes que han sido aislados de su propia sociedad se les enseña un lenguaje, una cultura y una historia completamente diferentes. El objetivo fundamental de esta educación es alejar a los niños de su esencia e inculcarles ideológica y materialmente una identidad lo más estatal posible, haciéndoles imposible la viva sin el poder. El poder y el Estado se convierten así en el único marco válido de la existencia. Los reclutados se consideran a sí mismos como parte del poder y del Estado, y en consecuencia se enfrentan a la sociedad natural. A veces la sociedad estatal y la naturaleza social son tratadas como iguales. Esto es incorrecto y contradictorio. La historia de la civilización se construye sobre esta contradicción. Estas realidades históricas son la razón subyacente por la que los gobernantes se apoderan de la educación. Más allá de eso, no les importa la tarea de la educación para la sociedad. Así como un capitalista educa a sus trabajadores, los gobernantes educan de manera similar a los que dominan; como sus trabajadores sirvientes. Incluso los miembros de la burocracia, desde las esferas más altas hasta las más bajas, son educados como sirvientes.
Los poderes del estado-nación aseguran particularmente su monopolio sobre los niños y jóvenes de la sociedad a través de la educación. Imbuidos de la perspectiva histórica y la comprensión de las artes de los gobernantes, así como de su mentalidad religiosa y filosófica, estos niños y jóvenes ya no son miembros de sus familias, sino que ahora son los verdaderos hijos y bienes de los gobernantes. Así es como se institucionaliza una alienación tan profunda. La burguesía es la clase que ha logrado el mayor monopolio de la sociedad en materia de educación. Cuando la escuela primaria y secundaria se hicieron obligatorias y se recordó a los que deseaban encontrar un trabajo que necesitaban un título universitario, las pinzas de la alienación y la dependencia impuestas a la juventud de la sociedad se hicieron obligatorias. La fuerza, el poder financiero y la educación se han convertido en las armas irresistibles con las que se coloniza la sociedad.
A lo largo de la historia de la civilización, la educación ha sido utilizada para asestar el golpe más duro en la guerra que el poder y el Estado han librado contra la sociedad. El derecho de una sociedad a la educación es uno de los más difíciles de cumplir. La sociedad debe controlar la educación si quiere asegurar su existencia contra el floreciente estado-nación y los monopolios económicos. En este sentido, la sociedad ha entrado en el período más difícil de su historia. La hegemonía ideológica no sólo coloniza militar y económicamente sino que, más recientemente, se ve facilitada en gran medida por la revolución de las comunicaciones y la guerra de los medios de comunicación –intensamente enfocada y muy subrepticia– que se libra contra toda la sociedad, facilitando una renovada colonización cultural todavía más exitosa. El único camino de la sociedad hacia la libertad y la emancipación es resistir esta conquista y colonización culturales con sus herramientas más fundamentales para la existencia: la lucha moral y política. Una sociedad que ha perdido a su juventud o, a la inversa, una juventud que ha perdido a su sociedad, se encuentra más allá de la derrota: ha perdido y traicionado su derecho a la existencia. La decadencia, la desintegración y la aniquilación seguirán abriéndose paso. El deber fundamental de la sociedad en respuesta a esto es desarrollar sus propias instituciones educativas como las principales herramientas para asegurar su existencia. La revolución del significado tendrá éxito cuando las instituciones educativas de la sociedad interpreten el contenido científico, filosófico, artístico y lingüístico de manera que las saque de la alianza de las estructuras de ciencia y poder. De lo contrario, no habrá forma de asegurar que el tejido moral y político de la sociedad funcione.
Therefore, while addressing the question of education requires moral and political institutions (the fabric of society), the true objective of morality and politics is social education. A society that fails to educate itself will be unable to develop and sustain its own morality and political organizations, and such a society cannot avoid constant danger, decay, and eventual disintegration.
The health of members of society is also an issue every bit as important as education. The foundation, existence, and freedom of a society that lacks the means to sustain the health of its members is at risk, if not already lost.
La dependencia en el ámbito de la salud es un signo de dependencia generalizada, contrario a una sociedad que puede abordar los problemas físicos y psicológicos de sus miembros de manera autónoma, de forma que tiene lo necesario para lograr su libertad. Los problemas de salud que arrastran las sociedades colonizadas están vinculados a los regímenes coloniales en los que viven. El establecimiento de instituciones de salud y la formación de especialistas deben considerarse un derecho fundamental y un deber esencial de la sociedad. El poder y el Estado despojan a la sociedad de este deber y la monopolizan; esto supone un enorme golpe para la salud social. Luchar por el derecho a la salud es respetarse a sí mismo y comprender la esencia misma de la libertad.
IEn la modernidad capitalista, el control del estado-nación sobre la educación y la salud se considera vital. Sin tomar el control de estos dos campos, de los que depende el desarrollo existencial, saludable y de mente abierta de la sociedad, y sin construir una dominación monopolística sobre ellos, es extremadamente difícil mantener una hegemonía y explotación general. El control de la educación y la salud es extraordinariamente importante para los monopolios, ya que entienden que no pueden hacer de la sociedad su propiedad sólo por la fuerza militar.
Una vez más, vemos que el poder monopolístico y el Estado se encuentra en el centro de todos los problemas existenciales de la sociedad. El beneficio y el capital no pueden sostenerse sin el monopolio del poder. Sin embargo, es igualmente cierto que sin una lucha sistémica por una civilización democrática ninguno de los problemas de la sociedad puede ser resuelto permanentemente.
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