Encuentro con heval Sara...
Sakine Cansız (Sara) dejó muchas huellas durante su estancia en Rojava. En 1993, de camino a las montañas, fue huésped de una familia en un pueblo cercano a Dêrik.
Sakine Cansız (Sara) dejó muchas huellas durante su estancia en Rojava. En 1993, de camino a las montañas, fue huésped de una familia en un pueblo cercano a Dêrik.
Kamîle Temê conoció a Abdullah Öcalan y al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en el norte de Siria en 1982, y desde entonces su casa en el pueblo de Merga Mîra, cerca de Dêrik, ha estado abierta a los guerrilleros y las guerrilleras. Numerosos combatientes utilizaban el pueblo como escala y eran huéspedes de Temê. Sakine Cansız (Sara) fue una de ellos. Cuando Kamîle murió en 2021, dejó a su hijo Dilbirîn Temê un bolso que Sakine Cansız le había regalado. Dilbirîn tenía doce años cuando conoció a la revolucionaria kurda.
Según declaraciones Dilbirîn Temê a ANF, Sakine Cansız se dirigía entonces a las montañas desde la academia del PKK en Líbano. "Ella vino a nosotros en 1993. Nuestra casa en Merga Mîra era un punto de reunión para los guerrilleros y las guerrilleras en su camino a las montañas y de vuelta de allí. Era un grupo numeroso aquel día, pero heval Sara enseguida llamó la atención. Con su postura difundía calor en la casa. Tenía una personalidad muy especial".
Hablando de los tres días que Sakine Cansız pasó con su familia, Dilbirîn Temê continuó: "No conocíamos a heval Sara. Era una cara nueva para nosotros, pero desde el primer día se comportó como una hija de la casa y no como una extraña. Nos hablaba a los niños, a las mujeres y a los hombres. Trataba a mi madre como una hija. Había cincuenta o sesenta personas en el grupo, pero heval Sara destacaba".
Le di mi palabra a Sara.
El primer intento de cruzar la frontera sirio-iraquí fracasó, dijo Dilbirîn: "Volvió a nosotros. Nos alegramos mucho. Mi madre estaba especialmente contenta. ‘Mi hija ha vuelto a casa’, dijo. Se sentía muy unida a ella. Cuando heval Sara por fin se fue, le dio a mi madre su bolso y le dijo: 'Tú eres mi madre y ésta también es mi casa'. Sólo estuvo con nosotros tres días, pero sentimos como si la conociéramos desde hacía años. Su comportamiento demostraba lo consciente que era. Nos sentíamos muy cerca de ella. Charlaba con nosotros y nos hacía muchas preguntas. Mi madre atesoraba el bolso de heval Sara. Ahora lo conservo yo. Tiene un gran valor espiritual para mí. Heval Sara fue una gran revolucionaria y su bolso es un recuerdo. Yo sólo tenía doce años, pero Heval Sara dejó una huella inolvidable. Para mi madre, conocerla fue el comienzo de una nueva época. Nuestra familia era patriótica, pero la actitud de heval Sara tuvo un impacto especial en la familia. Mi madre se volvió aún más activa y en aquel momento dijo: 'Le di mi palabra a Sara'".
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