Las Madres de los Sábados llevan a cabo una sentada semanal de protesta en la plaza Galatasaray de Estambul desde 1995. Esta acción, que ha superado recientemente la semana número 1.000, ha sido objeto de mucha presión. De hecho, recientemente, el gobierno del AKP-MHP cercó la plaza con barreras policiales. Los familiares de los desaparecidos han sido detenidos violentamente numerosas veces. El único día que se abrió la plaza fue el de la semana mil. La vicepresidenta del grupo del AKP, Özlem Zengin, dijo que abrirían la plaza como si fuera una bendición, pero luego añadió: «No permitiremos que se abuse de esto». De hecho, ocurrió lo que dijo Özlem Zengin. Después de la conmemoración de las 1.000 semanas de lucha, que contó con una gran participación, la plaza volvió a estar rodeada de barreras policiales. Pero las Madres de los Sábados continúan su lucha a pesar de todas las barreras.
Bîr (El pozo) es un documental rodado en 2018 por el director Veysi Altay, que ha sido testigo de esta lucha durante muchos años y ha realizado trabajos de cine y fotografía sobre los desaparecidos. La película sigue siendo muy relevante y cuenta la historia de 7 personas desaparecidas forzosamente en Kerboran (Dargeçit) en los años 90.
ANF ha hablado con el director Altay sobre su trabajo, así como sobre el registro de la lucha de los familiares de los desaparecidos.
La lucha de las Madres de los Sábados acaba de cumplir 1.000 semanas de acción y continúa. En primer lugar, ¿cómo comenzó la fase de rodaje de su documental?
Francamente, empezó hace mucho tiempo. Yo soy activista en el tema de las desapariciones desde el año 2000. Trabajé en el campo de los derechos humanos durante mucho tiempo en la Asociación de Derechos Humanos (IHD), en las sedes de Estambul y Ankara. Ya estaba implicado personalmente en el tema. Llevo mucho tiempo haciendo fotografías para crear un archivo porque tenemos muchos actos sociales, pero, por desgracia, todos tenemos graves deficiencias para archivar completamente, crear una memoria y llevar algo a futuro. Para ser sincero, estuve recopilando algunas fotos e historias para llenar las lagunas en este sentido. Entonces hice un trabajo fotográfico a partir de las fotografías que tomé hasta 2010. Fue un álbum de fotos llamado Nosotros, los perdidos basado en 100 fotografías y 100 historias.
Después hice un documental llamado Estado perpetrador sobre las personas desaparecidas. También contaba las historias de personas que desaparecieron y fueron asesinadas en los años 90-95 en Cizre, y se publicó en 2012. Durante el mismo periodo, estuve preparando el documental sobre Madre Berfo, y lo terminé alrededor de 2015. Me centré en los desaparecidos de Kerboran después de 2015.
De hecho, usted estaba tanto involucrado en el asunto como en un lugar que creaba memoria...
Sí. Por supuesto, me centré en todo ello cuando trabajaba sobre los desaparecidos. En conjunto, es como crear archivos, hacer fotografías, recopilar historias. En aquel momento, después de terminar el documental sobre Madre Berfo, empecé el documental Bîr (El pozo). De hecho, lo empecé en 2010. Por otro lado, estaba siguiendo a Hazni Doğan, hermano de Seyhan Doğan, y a su madre Hediye, que se perdieron en Kerboran. A menudo iba a sus casas para entrevistarlos y reunirme con ellos. En aquella época ya había un juicio.
Por supuesto, cuando usted empezó, aún no se había encontrado a los desaparecidos, ¿verdad?
Correcto. Cuando empezamos este trabajo, no se había encontrado a ninguno de los desaparecidos. Francamente, nadie tenía esperanzas de que los encontraran. Durante ese proceso, cuando empecé las entrevistas y las conversaciones, iba y venía tanto a Kerboran como a la madre Hediye, ya que ella vivía en Kanarya, Estambul. Luego, durante ese proceso, a raíz de las confesiones de un informante, la apertura de los tribunales y la determinación de los lugares, surgieron diversas informaciones sobre los hechos. En aquel momento, los abogados de las familias se dirigieron a la fiscalía de Kerboran y también a la fiscalía de Amed. Los informantes proporcionaron información, por lo que se presentaron peticiones exigiendo que se volvieran a investigar esas desapariciones y que se abrieran los lugares mencionados por esos informantes de acuerdo con los Protocolos de Minnesota, y se llegara a los huesos de esas personas. Entonces se interpuso una demanda y la Fiscalía de Kerboran tomó más tarde la decisión de abrir algunos de los lugares señalados. Durante ese proceso de apertura, es decir, en la fecha indicada sobre los lugares donde se abrirían las tumbas, fuimos a Kerboran con nuestros amigos y familiares de la IHD. La fiscalía y algunos agentes de policía empezaron a excavar algunos lugares con excavadoras, algo totalmente contrario a los Protocolos de Minnesota. Por supuesto, en aquel momento no salió nada. Ese mismo día, había muchas familias. Visitamos algunos lugares de ese pueblo para ver qué pasaba, porque había rumores.
¿Cuáles eran esos rumores?
Esa aldea estuvo bajo el control del ejército durante un tiempo, y la gente decía que muchas personas habían sido torturadas, asesinadas o desaparecidas en esa aldea. También había muchos pozos de agua. Probablemente mataron a mucha gente y la arrojaron a esos pozos. Visitamos algunos pozos y nos dimos cuenta de que allí había cosas que no pertenecían a esos pozos. Empezamos a cavar pozos con las familias. Cuando decimos cavar, empezamos a quitar piedras, basura acumulada, etc. Al cabo de un rato, se encontraron en un pozo algunas ropas humanas y algunos efectos personales. De hecho, el municipio de Kerboran estaba dirigido por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en aquel momento. Las familias llamaron y el Ayuntamiento acudió inmediatamente. Drenamos ese pozo durante horas y encontramos allí algunos huesos. Por supuesto, los abogados de allí dijeron que habría un problema legal si esos huesos eran retirados por nosotros y nosotras, porque debían ser retirados con la ayuda de la fiscalía. Se presentó una solicitud a la fiscalía y se volvió a excavar. Los restos de Seyhan Doğan y Emin Aslan fueron encontrados allí en ese momento. Por supuesto, en aquel momento no sabíamos a quién pertenecían esos restos, pero más tarde se confirmaron las identidades. El cuerpo de una de las siete personas desaparecidas en el mismo periodo fue encontrado en un pozo en 1996. Seis personas estaban desaparecidas, dos de ellas fueron encontradas más tarde en Qoser, a 150-200 km de donde se produjo el incidente. Después, se encontraron los cadáveres de Nedim Akyon y Davut Altunkaynak en una cueva cercana a su pueblo. En 2013, 2014 y 2015, se sacaron cadáveres de dos en dos en varias cuevas y pozos a intervalos de un año. Seguimos todo ese proceso. Lo rodé y lo grabé, y así salió la película.
Desde 2018 hasta la actualidad, la plaza de Galatasaray ha estado vetada durante mucho tiempo. Solo se abrió durante la semana de lucha n.º 1.000. Luego fue cerrada de nuevo. Como alguien que ha estado registrando la lucha de los familiares de los desaparecidos durante mucho tiempo, ¿cómo evalúa el cierre de la plaza?
Francamente, la cuestión de las desapariciones no es sólo un problema de Turquía. Muchos países, como Guatemala, Chile, Argentina, El Salvador, España durante el franquismo, han sido testigos de desapariciones forzadas. Todos los Estados utilizan los mismos métodos, ejecutan y hacen desaparecer sumariamente a personas... Algunos países se enfrentan parcialmente a esta realidad, mientras que otros aplican una política que la rechaza por completo. Turquía se encuentra en un punto en el que rechaza completamente esta cuestión en lugar de enfrentarse a ella. Durante un tiempo, el AKP empezó a dar mensajes de que nos enfrentaríamos parcialmente a la realidad de las desapariciones forzosas. De hecho, ese periodo correspondió a 2012-2013-2014.
Como dije entonces, se abrieron muchos cementerios y fosas, y se encontraron huesos de formas no permitidas por el Protocolo de Minnesota. Algunos de los huesos fueron posteriormente encubiertos, diciendo que eran huesos de animales. De hecho, la medicina forense, como otra institución afiliada al Estado, intentó encubrir un crimen cometido por el Estado. Porque no hay medicina forense independiente ni instituciones que puedan investigar esto de forma independiente en Turquía.
De todos modos, no se obtuvo ningún resultado de los juicios...
De hecho, en lugar de enfrentarse a esta realidad, el gobierno exoneró de alguna manera a las personas que cometieron asesinatos en nombre del Estado e hicieron desaparecer a personas mientras estaban bajo custodia de las fuerzas de seguridad. De hecho, el Estado protegió a sus propios asesinos hasta el final. Ya estaban protegidos en el pasado. Cemal Temizöz recibió casi 127 premios del Estado por los muchos asesinatos que cometió en Cizre o por las muchas personas que mató o hizo desaparecer. Musa Çitil fue alguien que desempeñó un papel muy relevante en la desaparición de 11 aldeanos en Mardin y más tarde fue nombrado comandante de la operación Sur.
Mehmet Ağarlar, Sedat Bucaklar, Arif Doğanlar, por nombrar algunos, no fueron castigados. Se interpusieron muchas demandas contra todos ellos, pero todos fueron absueltos.
Por supuesto, incluso el alzamiento de la voz por parte de las familias y parientes, su búsqueda de justicia y su capacidad para llegar a la gente es algo que molesta seriamente al gobierno. Primero, esos asesinos fueron absueltos en todos los tribunales. Luego se prohibió la plaza de Galatasaray y la gente actuó como si tal problema no existiera en Turquía o como si fuera muy individual. Esto es un reflejo de la centenaria política oficial del Estado.
Si alguien sobrepasa el punto fijado por el Estado como «línea roja», volverá a ser objeto de la represión del Estado, volverá a ser vetado, detenido y enviado a prisión. El gobierno del AKP llegó con la intención de enfrentarse al pasado de Turquía. Pero en el pasado, cooperó y colaboró con todos los asesinos que hicieron el trabajo sucio. Hoy en día, apoyan todos los crímenes contra la humanidad o todos los genocidios o masacres que tuvieron lugar en el pasado, y cualquiera que se oponga a esto es un enemigo potencial para ellos. Por eso prohibirlo no es una situación tan ligera.
Tal vez el gobierno también pueda prohibir las Madres de los Sábado a partir de ahora. Pero en última instancia, esto no interrumpe la lucha que estas madres llevan librando desde 1995. No se trata de una amenaza que obligue a ninguno de nosotros o nosotras a dar un paso atrás en esta cuestión. Cuando las Madres de los Sábado y su gente llegaron por primera vez a Galatasaray en los años 90, fueron severamente torturadas, arrastradas por el suelo, golpeadas, detenidas y encarceladas. Pero desde 1995, esas personas y sus nietos y nietas e hijos e hijas siguen buscando justicia. No es algo que sólo ocurra en Estambul y Galatasaray. Estas personas están delante del instituto de Cizre, en Amed, Koşuyolu, Batman, Urfa. Porque estamos hablando de casi diez mil asesinatos y desapariciones perpetrados por el Estado en el Kurdistán. Al menos esas personas están intentando que se haga justicia por esos asesinatos.
Tenemos que analizar esta cuestión desde nuestra propia perspectiva: ¿Qué podemos hacer de forma más competente y eficaz en esta cuestión? ¿Cómo podemos reforzar esta lucha? Yo lo hago con el cine, otro puede hacerlo con la fotografía o con un artículo que escriba. Porque éste es uno de los temas más importantes de Turquía y del Kurdistán. Porque es un duelo interminable. Son vidas que quedan entre la vida y la muerte. Es decir, los muertos no mueren porque están desaparecidos y los vivos no viven porque sus familiares están desaparecidos. Si se quiere hablar de normalización, de paz o de un entorno sin conflictos, hay que resolver esta cuestión.