“Solo mira las estrellas
Me veras allí
Justo en la curva de la Vía Láctea;
Donde las galaxias se encuentran…”
(Fîraz Dağ)
Me gustaría hablarles de un compañero, de Fîraz Dağ, de nuestro “Memo”. El nombre oficial de Memo, quien nació en Malatya, una ciudad de Kurdistán, y creció en Londres, donde emigraron con su familia cuando tenía 4 años, era Mehmet Aksoy. Cuando decidió ir a Rojava y unirse a la unidad de prensa de las YPG, se llamó a sí mismo Fîraz Dağ.
El Movimiento Kurdo pide a las personas que se unen a él, que elijan un nuevo nombre para sí mismos. Contrariamente a la creencia, tener nuevo nombre no es solo por tener un apodo revolucionario. Cambiar el nombre de uno mismo es esencialmente un acto de rechazo.
Dado que los kurdos somos apátridas y estamos colonizados por cuatro estados-nación diferentes, obligadamente llevamos en nuestros bolsillos las credenciales o pasaportes de los estados-nación que nos colonizaron. Estos documentos de identidad de los colonizadores no solo nos hacen a recordar constantemente que somos un pueblo colonial, sino que también permiten que el Estado haga lo que quiera con nosotros. Estas identidades forzadas nos condenan a una vida entre ser un “ciudadano” y ser un “terrorista”.
Nuestros nombres no están escritos en nuestras credenciales como nuestras madres nos llamaban en kurdo. Cuando nuestros padres quieren registrarnos, se inventan un nombre “no kurdo” para que podamos tener un nombre oficial, o en el peor de los casos el registrador estatal escribe cualquier nombre. Por eso, tenemos un nombre oficial en lugares públicos como la escuela, y otro nombre en los espacios privados, como la casa. Nos acostumbramos a tener nombres diferentes, pero este hábito significa acostumbrarse al colonialismo. Quizá sea la primera vez que aceptamos que la geografía es el destino.
“Unirse” a la lucha kurda por la libertad es un manifiesto de ruptura con este destino. Por eso, renombrarse a sí mismo simboliza esta ruptura. Conocido en los espacios públicos como Mehmet Aksoy, y como Memo por su familia y sus compañeros, se rebautizó como “Fîraz Dağ” como revolucionario en Rojava, donde llegó en junio de 2017.
“Fîraz” era el nombre de su tío, que perdió la vida en la misma lucha por la libertad, y significa “honorable” en kurdo. “Dağ”, que significa “montaña”, viene del nombre del director kurdo Halil Dağ, el creador del cine de montaña. Halil Dağ, nacido en 1973 en Alemania, llegó a las montañas de Kurdistán en 1995 para hacer una película. Allí se conoció con los guerrilleros kurdos con su cámara en mano y, después de un tiempo, decidió quedarse en las montañas y unirse al PKK. Halil Dağ hizo seis películas y creó el cine de montaña con su cámara al cuello y un fusil al hombro, hasta que fue martirizado en 2008, el 1 de abril. Era el ídolo de Memo, quien estudió cine en Londres. Quería recorrer el camino hacia el cine de montaña creado por Halil Dağ, que trataba sobre la vida y la lucha de lxs guerrillxs.
Retomando la honorable memoria de su tío y la valiente creatividad de Halil Dağ, Memo se renombró a sí mismo de esta manera. Este era su nombre en su nueva vida en la búsqueda de la libertad: Fîraz Dağ. Como definió uno de sus compañeros, “era un nombre imponente como una montaña, pero elegante como él mismo”.
Por lo tanto, renombrarse no es solo una ruptura con el pasado, es al mismo tiempo un manifiesto de la nueva vida. Es la persona que queremos ser, la identidad que queremos tener y la forma que queremos vivir. Este manifiesto simboliza la esperanza y la libertad.
La última vez que vi a Fîraz fue en abril de 2017, en Alemania. Le hablé de México, donde acababa de empezar a vivir, y de lxs zapatistas. Hablamos sobre la vida anticapitalista y comunal que se está intentando crear en Rojava. Quería ser parte de eso. Sus ojos brillaron mientras hablaba. Nunca he olvidado su voz y su rostro cuando me dijo, ese día: “¡Nuestra responsabilidad es grande, Azê!”. Teníamos la misma edad con Memo y nos entendíamos bien, y sabíamos cuál era la responsabilidad de nuestra época.
Después de un tiempo, se convirtió en Fîraz Dağ y se fue hacia Rojava. Iba a grabar la revolución y a los revolucionarios con su cámara, y ahora llevaba un fusil en su hombro como Halil Dağ. Comenzó a trabajar en YPG Press tan pronto como se fue y se notó de inmediato que puso la mano a trabajar; era mágico. Cuando me envió unas fotos a finales de agosto, entendí que se había ido. Me dijo: “Te estamos esperando, ven y escribe”. Él filmaría la revolución anticapitalista y yo escribiría sobre el anticapitalismo que están creando en Rojava. Prometimos encontrarnos pronto en Rojava.
Fîraz Dağ, que habló tenazmente de la fabulosa lucha en Kobane en las calles de Londres cuando el ISIS atacó a Kobane, fue martirizado hace cuatro años, el 26 de septiembre de 2017, en Raqqa, donde fue a filmar la lucha de la liberación de Raqqa. Desde ese día, no he podido decir una palabra sobre él. A los que le conocieron, si le preguntan, les van a decir que es difícil describir a Memo y a Fîraz; las lágrimas caerán de sus ojos. Mehmet Aksoy fue director de cine, a veces diplomático, escritor y poeta; Memo fue un hijo, un hermano, un camarada (rêheval); Fîraz Dağ fue un valiente revolucionario. Pero en cualquiera de sus nombres, siempre fue un rebelde luchador.
Con gratitud a su memoria, mirando las estrellas…
FUENTE: Azize Aslan / Desinformémonos