¿Hasta cuándo logrará Turquía mantener la impunidad?
Entrevista a Tino Brugos, miembro de la redacción de Viento Sur, que participaba en una delegación de observadores como representante de la Confederación Intersindical.
Entrevista a Tino Brugos, miembro de la redacción de Viento Sur, que participaba en una delegación de observadores como representante de la Confederación Intersindical.
El pasado jueves 11 de mayo, una delegación de observadores salió de diferentes puntos de Europa para seguir el proceso de elecciones presidenciales en Turquía. El grupo procedente del Estado español no pudo llevar a cabo dicha observación: nada más comenzar su tarea en la jornada electoral, fueron retenidos durante largas horas en una comisaría, interrogados, y finalmente expulsados sin pruebas que justifiquen ninguna de estas acciones.
Hace años que Turquía vulnera los derechos humanos. En este caso ha dado un paso más allá, reteniendo sin motivo y maltratando a una delegación de observadores internacionales. Turquía es un actor estratégico en la región para la OTAN y Estados Unidos. Y por este único motivo se le está permitiendo actuar con total impunidad.
Entrevistamos a Tino Brugos, miembro de la redacción de Viento Sur, que participaba en dicha delegación como representante de la Confederación Intersindical.
-¿Por qué eran importantes estas elecciones?
-De su resultado dependerá la posibilidad de desplazar del poder a Tayip Erdogan, quien viene gobernando durante los últimos veinte años, en medio de una deriva autoritaria. En este tiempo se ha consumado una reforma constitucional que ha permitido una concentración del poder en sus manos al asumir el poder legislativo y presidencial de la república. Además, habría que añadir un proceso creciente de islamización de la sociedad al desmantelar algunos de los elementos laicos que caracterizaban a Turquía desde la proclamación de la república hace ahora un siglo.
En los últimos años, el gobierno de Erdogan se ha caracterizado por su populismo, con un discurso antieuropeo que no le ha impedido seguir siendo un protegido de la OTAN. Turquía sigue contando con el segundo ejército más importante de la Alianza Atlántica detrás del norteamericano.
El ejercicio del poder por parte de Erdogan es claramente autoritario y antidemocrático siendo el activismo de los diferentes movimientos sociales uno de sus objetivos principales: mujeres, jóvenes, colectivos LGTBI y sindicatos. Pero quien más padece esta práctica represiva es el movimiento kurdo.
Por un lado, continúa la situación de enfrentamiento armado con el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), negando la posibilidad de cualquier vía de negociación que pueda conducir a una solución política del conflicto. Por otra parte, justificándose con el argumento de luchar contra la amenaza terrorista, Erdogan mantiene una política represiva sistemática contra el conjunto del movimiento nacionalista kurdo, al que acusa de connivencia con el PKK.
Las elecciones que se celebran este mes se han convertido en una posibilidad real para expulsar del poder a Erdogan. Para ello, se han generado amplias alianzas que tienen como objetivo principal evitar su perpetuación en el poder. Para las presidenciales, las izquierdas turca y kurda han optado por no presentar candidatura propia y apoyar la del CHP, tradicional partido laico y centralista, que se ha comprometido a buscar una solución en el marco parlamentario a las demandas del pueblo kurdo.
En lo referente a las legislativas, el gobierno de Erdogan ha procedido en los últimos meses a la ilegalización del HDP (Partido Democrático del Pueblo) e incautación de sus bienes al tiempo que mantiene en la cárcel a su líder, Salahatin Demirtas, haciendo caso omiso a las peticiones y denuncias procedentes de las instituciones judiciales europeas que reclaman su libertad. Los efectos terribles del último terremoto que asoló zonas de poblamiento kurdo, fundamentalmente, así como la imposición de un nuevo estado de excepción tras el seísmo no auguraban la celebración de unas elecciones limpias.
Tampoco ha servido de mucho ganar las elecciones para los ayuntamientos. A pesar del triunfo aplastante obtenido por el HDP en importantes localidades kurdas como Amed/ Diyarbakir, el gobierno de Erdogan ha desconocido este hecho, deponiendo a las autoridades, legítimamente elegidas, sustituyéndolas por gestores dominadas por su propio partido, el AKP. La misma suerte han corrido un total de 60 municipios, mayoritariamente grandes ciudades.
-¿Qué finalidad tenía la delegación de observadores que partió a Turquía?
– El objetivo era desarrollar una política de observación y verificación del proceso electoral. Observar el desarrollo del proceso electoral, denunciar posibles intimidaciones o adulteraciones de resultados. Desde la Confederación Intersindical nos comprometimos con el Partido Democrático de los Pueblos. Ellos hicieron una invitación a todos los amigos y amigas europeos, porque sabían lo importante que era contar con observadores internacionales en el proceso electoral.
-¿Cómo fue tu llegada allí?
-Suspendieron el vuelo a la ciudad a la que yo iba (Siirt) cuando estamos en la sala de embarque, con el billete en la mano, sin dar ningún tipo de explicación. Salía el jueves y llegué a Ankara al día siguiente, viernes por la mañana, que no había dormido en toda la noche. Yo llego a Ankara a las tres de la madrugada y se suponía que a las siete tengo que coger un vuelo para ir a Kurdistán. Bien, pues de repente ese vuelo queda cancelado. Y yo pienso que qué pinto yo en Ankara. Entonces decido que yo tengo que ir y llegar a mi destino. Finalmente me ofrecen volar hasta Sirnak. Esto se encuentra al lado de la frontera con Irak, cerca de Cizre, que es una localidad con mucha insurgencia kurda y por lo tanto con mucho ejército, con mucha policía, en fin. Y desde Cizre localizo a un taxista que me acerca 200 kilómetros más al norte hasta Siirt, que era en realidad el destino mío. Toda esta zona, que es la frontera con Irak, es el territorio más militarizado. Bueno, dos controles de la Gendarmería y uno militar. Pero logré llegar a Siirt, que era el objetivo. Vale, bien, hasta ahí.
-Y ahí pudisteis empezar con vuestra tarea.
-Los diez españoles que íbamos nos dividimos en cinco grupos de dos personas acompañados de dos abogados kurdos para poder visitar colegios electorales y para poder notificar las cosas que fuéramos viendo en cada una de las visitas que hiciéramos. Pudimos visitar los dos primeros, situados en aldeas pequeñas de montaña de un distrito de la provincia de Siirt. En la segunda ya nos miraron mal; en la tercera, nos tenían localizados. Nosotros, como observadores, queríamos ver el contexto en el que se desarrollaban aquellas elecciones. El contexto era que en los distritos, en los colegios electorales, hay un despliegue de paramilitares que están armados y uniformados, o de miembros del Ejército que van armados con ametralladoras.Y ese es un contexto de intimidación. Teniendo en cuenta que, en estas primeras aldeas que estábamos visitando, toda la gente joven marchó como consecuencia de la guerra. Están medio despobladas. Queda gente anciana temerosa de que vuelva el conflicto. Si hay alguien que protesta, van los militares que están controlando ese colegio electoral, por ejemplo. Eso es lo que nosotros queríamos ver, queríamos documentar. Y, bueno, pues de todo eso se deduce que las condiciones en las que se celebran esas elecciones no son unas homologables a lo que entendemos por democracia. No pudimos seguir nuestra tarea porque a la tercera ya nos dijeron “tenéis que identificaros, van a venir unos miembros del Ejército a identificaros”. El retén militar llegó, nos identificó, y dijo que no podíamos estar allí. Estábamos cuatro personas, dos abogados y los dos miembros de la delegación que correspondía a ese equipo. Nos piden ir a declarar a la comisaría de Siirt, lo que significaba deshacer los 30 o 40 kilómetros que había desde el lugar donde estábamos. Ellos en realidad lo que tenían previsto era sacarnos de la zona para que no pudiese documentar nada.
En la comisaría me acusan de que me estoy metiendo en actividades políticas que suponen infringir la ley electoral turca. Pregunto qué actividad es esa y me dicen: “Usted ha colocado un tuit”.
Y yo recordé que efectivamente había colocado un tuit. Lo que digo ahí es que France 2 plantea que “se incorporan al bloque electoral varios millones de jóvenes que ejercen el voto por primera vez,eso puede suponer un cambio en los resultados electorales”. La proporción de ese bloque en la provincia de Siirt serían 35.000 votos nuevos. En Siirt hay tres diputados, el HDP tiene dos, podrían llegar a ganar los tres diputados de la provincia para ellos, y lo celebran así. Añadí unas imágenes de la fiesta del acto político de cierre de campaña al que nos habían invitado. Entonces dicen que eso es infringir la ley electoral turca. Yo digo que no lo sabía y si pueden perdonarme. Y me dicen “No, no, no, no, no, esto es un acto grave y usted va a ser denunciado”. O sea, en una comunidad o en el Estado de Turquía, donde hay una ruptura cultural tremenda entre lo que es la lengua turca y el castellano, un tuit que está escrito en castellano que dice eso.Yo no sé cuánta gente puede leerlo. Creo que cero personas de Siirt van a saber castellano, pero, aunque hubiera cinco, no sé si ese tuit puede modificar la intención de voto de un ciudadano turco, entre otras cosas porque no son menores de edad. Simplemente necesitaban un pretexto para impedir que lleváramos a cabo nuestra tarea de observación. Me tuvieron retenido, o sea, lo que es una detención ilegal, hasta las nueve de la noche. Me llevan al hotel y a la media hora llega un despliegue policial y dicen que tengo que ir de nuevo a comisaría a volver a declarar. Habíamos creado un grupo de Telegram entre los que estamos allí y a través de este grupo vemos que van deteniendo a más compañeros a lo largo de la noche. Y allí en comisaría nos dicen que nos pueden acusar de colaboración con el terrorismo. A partir de ahí te asustas. Nos dicen que tenemos que declarar. Pero no había una acusación oficial. Y así el grupo en bloque se niega a declarar y tomar huellas porque no habían cometido ningún delito. El problema es que a mí ya me habían tomado fotos y huellas en Inmigración en las horas previas de retención.
Finalmente, llegó el gobernador jefe de la policía de la provincia y nos dice que nos tenemos que marchar ya del país. Decimos que si nos quieren echar nos tienen que deportar. Pero con amenazas de emprender acciones legales por colaboración con el terrorismo nos obligan a sacar un billete para marcharnos. Todo esto con un tono cada vez más agresivo.
Pero el problema no es solo este maltrato arbitrario que tuvieron con nosotros, sino cómo trataron al chófer que nos había acompañado, al que tuvieron retenido largas horas. O a los abogados.
-Y al final se salieron con la suya…
-Sí, pero no solo porque no pudiéramos realizar la tarea de observadores, sino porque coges miedo, y ése es el objetivo. Porque si ellos consiguen que cualquier internacionalista solidario, yo en este caso, como representante de una organización sindical, pase miedo, puede que no vuelva nadie más de mi organización sindical a pasar miedo a Turquía.
Entre 1945 y 1965, que es cuando empieza el movimiento kurdo, el Kurdistán fue un territorio cerrado a todos los extranjeros y de lo que se trata es de que, aunque oficialmente eso hoy no existe, en la práctica no haya visitantes extranjeros en Kurdistán para poder mantener el control político que tienen en una zona donde mayoritariamente han elegido diputados kurdos. Se trata de que tengan la sensación de aislamiento, de que la gente se sienta sola.
-¿Qué crees que puede pasar ahora en las elecciones?
-Ahora mismo, la segunda vuelta va a polarizar el país entre pro y contra Erdogan. Es posible que si se juntan votos de restos marginales de grupos de extrema derecha en apoyo a Erdogan (no olvidemos que la extrema derecha son muy nacionalistas turcos), pueda volver a ganar. Ahora bien, vamos a ver qué es lo que ocurre, porque yo ahora no sé decirte cuánto volumen hubo de abstención. Por ejemplo, cuánta gente desplazada al oeste de Turquía ha intentado volver a sus localidades a votar y no han podido porque las líneas de autobuses funcionaban mal, o porque suspendieron los vuelos, como ocurrió con el mío al llegar. Ahora empiezas a entender por qué desaparecían vuelos. Porque allí hay millones de personas desplazadas por la guerra y por el terremoto. Que fue en las áreas kurdas. Yo no sé si se puede hacer un cálculo de cuánta gente quería haber votado y no pudo. No sé cuánta gente va a poder votar el 28.
En las elecciones legislativas se pudo organizar la Alianza de la Izquierda Verde, donde está la izquierda turca, donde está todo el movimiento kurdo, Son gente que ha incorporado a todo el movimiento social ecologista, feminista. Las listas son paritarias. Y pudieron entrar como grupo parlamentario, lo que es importantísimo porque eso significa que en los próximos cuatro años no han podido acallar la voz de los kurdos. Van a seguir estando en el Parlamento. Aunque el presidente del grupo parlamentario anterior está desde hace tres años en la cárcel. Le acusaron de terrorismo y está en la cárcel desde entonces. Eso va a continuar funcionando y existiendo así. En Turquía, desde el año 90 que empiezan las elecciones, hay un partido kurdo, el EB, lo ilegalizan; un segundo partido, lo ilegalizan; un tercer partido, lo ilegalizan. Cada vez que hay un partido kurdo que triunfa lo ilegalizan y el siguiente mantiene el triunfo. Y esta vez ha sido así.
-¿Crees que va a haber alguna reacción del Estado español y de otras instituciones ante la detención ilegal y el maltrato llevado a cabo con el equipo de observadores por parte de Turquía?
-Hay ya una primera declaración del Gobierno español. Yo creo que es la más importante. Se cita y se traslada el malestar por haber retenido y expulsado sin dar ningún tipo de explicación legal de Turquía a ciudadanos y ciudadanas del Estado español. Pero el gobierno turco está acostumbrado a eso. O sea, no pasará nada. Yo personalmente lo que he pedido a la gente que estaba allí del ámbito parlamentario es la necesidad de hacer un intergrupo, como mínimo entre gente de Podemos, Esquerra Republicana, Bildu, que permita hacer un seguimiento, por así decirlo, transversal, de lo que ocurre en Turquía y tomar iniciativas comunes para llevar al Gobierno o al Congreso español referido a la actitud de Turquía. Ante el tema de derechos democráticos, ante el tema de la ciudadanía kurda, ante el intervencionismo en Siria… No se nos olvide que Turquía aprovechó la guerra de Siria para ocupar territorio kurdo en el norte de Siria. Todo esto se ha permitido porque Turquía es un factor estratégico para la OTAN y para los Estados Unidos en la región.
Y hay que hacer un seguimiento porque se cometen muchísimas arbitrariedades. Turquía puede cometer todas las barbaridades y arbitrariedades del mundo que se nos puedan ocurrir, y como es el aliado estratégico de la zona, pues se le va a tolerar.
Y nosotros, por nuestra parte, lo que entendemos es que el movimiento kurdo en estos momentos representa en Oriente Medio la única esperanza laica, feminista y ecologista. Pero de verdad, porque forma parte de la práctica y forma parte del programa en un contexto en el que lo único que hay en Israel, en Siria, en cualquier lado, son integrismos religiosos de las religiones que queramos, pero actitudes integristas basadas en la religión. El movimiento kurdo es un movimiento laico, el único que queda de masas.
FUENTE: María Gómez Garrido / Viento Sur / Edición: Kurdistán América Latina