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Hêvî Mîrzo: «Quiero servir a la revolución»

Hêvî Mîrzo quiere estudiar medicina en la Universidad de Rojava para servir al pueblo del Norte y el Este de Siria y hacer avanzar la revolución. «Esta revolución necesita médicos», afirma esta joven kurda de Serêkaniyê.

ENTREVISTAS

Hêvî Mîrzo es una joven de Serêkaniyê. Cuando tenía doce años, en 2019, la ciudad del norte de Siria donde nació y creció fue ocupada por el Estado turco y sus mercenarios yihadistas. Hêvî huyó con su familia a Hesekê y terminó allí la escuela. Tras aprobar el examen de acceso a la Universidad de Rojava con las mejores notas, ahora se prepara para cursar seis años de Medicina.

Desde ANF habló hemos hablado con Hêvî Mîrzo sobre la importancia de una educación en su lengua materna y sobre sus planes de futuro.

Hablando sobre la invasión turca de la región autónoma del Norte y el Este de Siria, que en octubre de 2019 ocupó el área alrededor de Serêkaniyê y Girê Spî un año y medio después de Afrin, Hêvî dijo: «Teníamos una casa y tierras en Serêkaniyê. Era una buena vida. Fuimos liberados por la revolución. Fui allí a la escuela hasta el noveno curso y tenía buenas relaciones con mis compañeros. Éramos como parientes de nuestros vecinos. Tras la invasión, todo el mundo perdió el contacto. Tuve que dejar a mis amigos, mi escuela y mi casa.

Cuando llegamos a Hesekê, yo era como una extraña, no conocía a nadie y estaba en estado de shock. Nos mudamos varias veces y tuve que cambiar de colegio tres veces. Justo cuando creía que me había adaptado, volvía al principio: nueva escuela, nuevos profesores, nuevos amigos, nueva casa y nuevos vecinos. Echaba de menos mi vida en Serêkaniyê, pero a pesar de la ocupación, nunca olvidé que tenía que completar mi educación escolar, y luché para conseguirlo».

Como joven kurda, estaba convencida de la necesidad de aprender en mi lengua materna y mantener viva mi lengua. Por eso luché mucho por ella. Por eso aprobé el examen universitario como la mejor y me matriculé en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rojava.

Tras la revolución del 19 de julio de 2012, se introdujo la educación multilingüe en la región autónoma. Ahora los alumnos pueden aprender por primera vez en kurdo o arameo, además de en árabe. Hêvî Mîrzo empezó la escuela en esa época. Dice: «Mi vida escolar empezó con la revolución, y yo soy una joven que creció con la revolución. Lo veo como una gran oportunidad de aprender libremente en mi lengua materna. Mi familia y yo hablamos kurdo en casa. Si tuviera que hablar kurdo en casa y árabe en la escuela, ¿cómo podría tener éxito? ¿Puede un niño árabe tener éxito en una escuela kurda mientras habla árabe en casa?

Gracias a la revolución de Rojava, tuve la suerte de que me enseñaran en mi lengua materna. Mucha gente decía: “Eres inteligente y tienes éxito, ¿por qué estudias en kurdo y no en árabe?”. Pero yo no tenía en cuenta esta opinión y no me parecía correcta. Como joven kurda, estaba convencida de la necesidad de aprender en mi lengua materna y mantener viva mi lengua. Por eso luché mucho por ella. Por eso aprobé el examen universitario como la mejor y me matriculé en la Facultad de Medicina de la Universidad de Rojava. Quiero estudiar y vivir en kurdo. Y soy consciente de que tengo que trabajar aún más por la universidad. Nuestra universidad se fundó con la revolución y ha dado pasos importantes; debemos hacer que estos pasos sean aún mayores».

Esta revolución necesita médicos. Para servir y hacer avanzar la revolución y al pueblo de mi país, completaré mis estudios de medicina en la Universidad de Rojava y seguiré los pasos de mi padre caído.

El padre de Hêvî, Mihemed Salih Mîrzo, murió en un atentado islamista contra su coche en 2014. Él tuvo una gran influencia en su elección de carrera. Hêvî dijo: «Mi padre realmente quería que me convirtiera en médico, y eso es lo que siempre decía: “Estudiarás medicina, te convertirás en un gran médico”. El día de su muerte me compró un botiquín como juguete. Me habría encantado que viviera para ver el día en que yo fuera médico. También era el deseo de mi madre. Mi madre, Meha Hesen, esposa de un mártir, cuidó de sus cinco hijos. Nos educó para la revolución y siguió los pasos de su marido.

Estudiar medicina siempre ha sido mi sueño. Viví de primera mano los acontecimientos posteriores a la revolución. En este contexto, me di cuenta de que debía estudiar medicina. Esta revolución necesita médicos. Para servir y hacer avanzar la revolución y al pueblo de mi país, completaré mis estudios de medicina en la Universidad de Rojava y seguiré los pasos de mi padre caído.»