El asesinato de Jina Amini por la llamada “policía de la moral” del régimen iraní no fue un incidente aislado. Los kurdos y las mujeres de nuestras tierras son masacrados cada día por dictadores y terroristas y otros que comparten o secundan sus ideologías venenosas.
Lo que no tiene precedentes es el levantamiento en su nombre, desencadenado por las mujeres del Kurdistán Oriental (Rojhilat) y que ahora se extiende como un reguero de pólvora por todo Irán.
En este momento, hombres y mujeres están unidos por el derecho de la mujer a vivir en sus propios términos, libre de la interferencia mortal del patriarcado, el Estado y la religión. Persas, azeríes y otros pueblos de Irán protestan con los kurdos contra un gobierno que obtiene su poder de la división étnica y religiosa. Una sociedad se enfrenta a los tanques y a las balas para defender a las mujeres, la vida y la libertad: Jin, Jiyan, Azadi.
No puede haber mayor honor para nuestro movimiento que ver cómo estas tres palabras se convierten en un grito de guerra para una resistencia popular liderada por mujeres contra la violencia del patriarcado y del Estado-nación.
Decimos “Jin, Jiyan, Azadi” porque creemos que la sociedad no puede ser libre de ninguna otra forma de opresión y dominación si las mujeres no son libres, y que las mujeres deben organizarse y defenderse para conseguirlo.
Estos compromisos son el resultado de nuestra lucha como mujeres kurdas que resisten los intentos del Estado turco de destruir a nuestro pueblo. Pero no creemos que sean relevantes sólo para los kurdos. Sabemos que cuando las mujeres de nuestra región se unen sobre esta base, pueden hacer importantes contribuciones a la causa de la paz y la libertad internacionales.
En el norte y este de Siria, las mujeres árabes, asirias, yezidíes y armenias se han unido a las mujeres kurdas para resistir el terror de ISIS, la ocupación turca y la violencia masculina, inspiradas por nuestra filosofía de liberación de la mujer. Su unidad y su insistencia en la liberación de todas las fuerzas que matan y oprimen a las mujeres es quizás la mayor fuerza de la Revolución de Rojava.
Todas las personas que hoy están más seguras y protegidas gracias a la derrota de ISIS, están en deuda con estas mujeres. Si la resistencia de las mujeres en el Kurdistán Oriental e Irán tiene éxito, los beneficios serán quizás aún mayores.
No sólo los pueblos de Irán serán libres de determinar su futuro, sino que las mujeres y los pueblos oprimidos de todo el mundo se alzarán para desafiar a las fuerzas que traen el conflicto y la represión a nuestra región.
Los pueblos de Turquía y del norte de Kurdistán ya están observando de cerca la situación, ya que el régimen del AKP-MHP intensifica sus ataques contra los kurdos, las mujeres, los trabajadores, las minorías religiosas y todos los que se oponen a su gobierno, en un último esfuerzo por mantenerse en el poder. Los acontecimientos en Irán deberían mostrar a todos los que se oponen al régimen del AKP-MHP que la mejor arma contra la dictadura es la insistencia en la libertad de las mujeres, la solidaridad de los pueblos y la democratización; nada menos.
La comunidad internacional también debe prestar atención. Durante décadas, los Estados que interfieren en nuestra región han aplicado políticas de guerra y privación económica que perjudican sobre todo a las mujeres. Las sanciones occidentales a Irán dejan indemnes a los hombres de la élite que gobiernan, mientras hunden a las mujeres y a los trabajadores en la pobreza e intensifican la explotación económica de Kurdistán Oriental. Cuando Turquía mata a las mujeres kurdas que lideraron la lucha contra ISIS en Siria, lo hace con tecnología militar occidental.
Este statu quo no sólo es insostenible, sino que es peligroso y miope. Los regímenes que son enemigos de las mujeres, de la vida y de la libertad dentro de sus fronteras suelen convertirse en enemigos de sus vecinos y de la seguridad mundial. Por otra parte, cuando las mujeres se resisten -y siempre lo harán- sólo exigen que se les permita vivir en paz, libres de opresión.
Desde Kurdistán hasta Siria, pasando por Irán y más allá, siempre estaremos del lado de las mujeres que exigen libertad para ellas mismas y para sus sociedades. Nuestra resistencia durante los últimos 40 años demuestra lo que una revolución de mujeres puede lograr a pesar de los ataques provenientes de todos los lados. Si las mujeres de todo el mundo pueden aprovechar estos logros en las próximas décadas, la humanidad saldrá ganando.
FUENTE: Bese Hozat (copresidenta de la Unión de Comunidades de Kurdistán –KCK-) / Kurdish Peace Institute / Traducido por Rojava Azadi Madrid