La Unión Africana suspende a Sudán como país miembro

Tras la sangrienta represión del lunes contra una protesta civil en Jartum, la Unión Africana ha suspendido a Sudán como país miembro.

La respuesta de la Unión Africana (UA) a la violenta represión militar contra el campamento de protesta civil establecido en las proximidades del Cuartel General del Ejército en Jartum y la suspensión del acuerdo de transición con la Alianza para la Libertad y el Cambio ha sido rápida y contundente.

El organismo regional ha suspendido inmediatamente a Sudán como miembro, anunciando al mismo tiempo la entrega urgente de un emisario a la capital sudanesa, dando a la Junta Militar un plazo para restablecer "una autoridad de transición dirigida por civiles", con la advertencia de que de lo contrario la UA establecería sanciones contra ella.

El lunes, tropas de las llamadas Fuerzas de Apoyo Rápido (formadas por miembros de las milicias paramilitares Janjawid) comandadas por el segundo Jefe de la Junta Militar, el General Mohamed Hamdan Gagalo, desalojaron el campamento civil de manera violenta, mediante el uso indiscriminado de armas de fuego contra los manifestantes.

Según los medios de comunicación oficiales, el resultado de la represión fue de al menos 46 muertos, sin embargo, fuentes del Comité de Médicos Sudaneses dicen que las muertes alcanzaron los 108, mientras que los heridos por armas de fuego ascienden a más de 500.

Paralelamente a la represión, la Junta Militar anunció la suspensión de las negociaciones con la oposición y la ruptura del acuerdo de transición que estableció un gobierno de transición de tres años hasta la celebración de elecciones.

El golpe violento de la dirección de las Fuerzas Armadas está directamente motivado por su pretensión de encabezar el mencionado Gobierno de Transición, que había sido rechazado por la Alianza para la Libertad y el Cambio.

Las consecuencias de la acción represiva del Ejército el pasado lunes han puesto de manifiesto no sólo los componentes internos de una complicada transición interna, sino también las luchas regionales e internacionales que rodean la situación política de este extenso, poco poblado y "empobrecido" país africano, rico en recursos naturales y dotado de una posición geográfica estratégica para otros actores regionales e internacionales.

Habrá que seguir de cerca la evolución de los acontecimientos y las posiciones en torno a Sudán porque, aparte de la posición actual y clara de la Unión Africana sobre el tema, es necesario tener en cuenta que el Ejército sudanés parece ser, para algunos, la única institución sólida y fiable ante una posible transición democrática con consecuencias, tanto a nivel interno como regional, difíciles de calcular.

En este sentido, cabe señalar que el poderoso e impredecible príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, se reunió días antes de la acción represiva precisamente con su ejecutor, el general Mohamed Hamdan Dagalo, refrendando así la legitimidad de la Junta Militar, con la que comparte un activo "islam suní" que aplica la sharia como código civil, así como en las costas del Mar Rojo donde se está produciendo la agresión contra Yemen.

Por razones muy diferentes pero con resultados similares puede ser la posición de China, con fuertes inversiones y proyectos en el país, o la de Rusia, que siempre ha mantenido relaciones fluidas, incluida la colaboración militar, con las autoridades militares del país africano. De modo que tanto China como Rusia vetaron directamente una resolución que condenaba la sangrienta represión del lunes, presentada en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Por el momento, tanto los Estados Unidos como los principales países de la UE no parecen tener una posición clara y parecen estar atentos a la evolución de los acontecimientos, al tiempo que condenan la sangrienta represión del pasado lunes.