“Si se levanta el aislamiento del líder terrorista, que venga y hable en la reunión del grupo del Partido por la Igualdad y la Democracia (DEM, prokurdo) en el Parlamento”, dijo Bahçeli a los legisladores del MHP. “Que grite que el terrorismo ha terminado por completo y que la organización está disuelta”.
Al día siguiente de que Bahçeli hiciera esta sorprendente sugerencia, el sobrino del líder del PKK, Ömer Öcalan, diputado del Partido DEM, recibió permiso para visitar a su tío en la prisión de Imrali. La visita, el primer contacto personal de Öcalan con el mundo exterior en cuatro años, se produjo en un momento en que las fuerzas turcas habían intensificado sus ataques aéreos y terrestres contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y la infraestructura civil en el norte y este de Siria (NES), y contra el PKK en el norte de Irak.
Razón para dudar
Estos ataques exacerbaron aún más la relación de desconfianza y confrontación entre Ankara y los kurdos, y pusieron en duda la sinceridad del gobierno turco para reanudar las conversaciones de paz con el PKK. “La perspectiva de paz trae emoción y esperanza al pueblo kurdo que ha sufrido violencia y persecución durante décadas”, dice Çiya*, una profesora de informática de Diyarbakır (Amed) que actualmente vive en Atenas como refugiada política. “Pero es importante observar quién habla de paz y cómo lo hace, ya que ha habido varios intentos en el pasado de poner fin al conflicto a través del diálogo. Nosotras, las kurdas, tenemos que tener cuidado porque el Estado turco ha sido deshonesto en el pasado. ¿Qué pasa si nos engañan de nuevo?”.
Esta visión escéptica la comparte Haydar*, un comerciante y solicitante de asilo político de Cizre, que advierte que los llamamientos a la paz son vanos a menos que se tomen medidas concretas para generar confianza. “El gobierno turco debe poner fin al aislamiento de Abdullah Öcalan porque su aislamiento es el aislamiento de todo el pueblo kurdo. Como kurdo, quiero ser libre de expresar mis pensamientos e ideas democráticas: tener el derecho fundamental de vivir y existir sin el temor de que me priven de mi libertad física”.
Golpe de Estado antidemocrático
Desde 2016, varios legisladores y alcaldes elegidos democráticamente en zonas de mayoría kurda han sido encarcelados por cargos relacionados con el terrorismo y reemplazados en repetidas ocasiones por síndicos (interventores) designados por el gobierno. Ahora, más de ocho años después del intento de golpe de Estado del 15 de julio, las restricciones del gobierno turco a las organizaciones de la sociedad civil, la falta de independencia judicial y las persistentes violaciones de los derechos humanos contra periodistas, activistas y opositores políticos vuelven a estar bajo la lupa.
La semana pasada se destituyó a más alcaldes prokurdos elegidos democráticamente, una medida que amenaza profundamente y daña significativamente las posibilidades de un nuevo proceso de paz. También plantea interrogantes sobre el interés genuino de Ankara en avanzar hacia un acercamiento con los kurdos. “La historia nos ha enseñado que no se puede confiar en la política del Estado turco”, dice Haydar. “En el pasado, nos han traicionado durante y después de las conversaciones de paz. El pueblo kurdo ha sido instrumentalizado para servir a otros objetivos. Hemos visto que esos procesos han llevado a un resurgimiento de masacres, desplazamientos y una escalada de la violencia política”.
Intereses comerciales
Los despidos han alimentado oleadas de disturbios civiles, enfrentamientos con la policía, incidentes de violencia contra civiles y uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes. También han tensado las relaciones en todo el espectro político en un período de mayor volatilidad en Turquía y más allá. Çiya sostiene que se trata de otro intento orquestado de debilitar el Movimiento de Liberación Kurdo bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. “Este [mensaje de Devlet Bahçeli] no fue un intento por simpatía y amor por los kurdos, o un deseo de lograr un acercamiento y que los kurdos tengan una vida mejor. Definitivamente está relacionado con los equilibrios internacionales en la región, es decir, el ataque de Israel al Líbano y las rutas comerciales. Una ruta comercial a través de Turquía no es segura si hay conflictos armados y si Turquía quiere desempeñar un papel clave en el comercio mundial, entonces tiene que resolver la cuestión kurda. Además, los kurdos han demostrado ser una fuerza eficaz y exitosa en los conflictos recientes, y la falta de estatus del pueblo kurdo está asegurando la existencia de Turquía”.
En un contexto de retórica divisoria, que alterna entre el diálogo y la represión, los kurdos están llamados a navegar en un contexto de incertidumbre y complejidad. Sin embargo, la nueva administración estadounidense podría cambiar potencialmente la dinámica de las relaciones entre los kurdos y los turcos, a pesar de la falta de claridad en la política estadounidense hacia los kurdos de Trump. Como señala Haydar, el movimiento kurdo siempre ha abogado por una transición hacia un Estado turco más democrático y pluralista y por el respeto de la dignidad humana y del Estado de derecho. “Lo más importante es que Abdullah Öcalan sea liberado, porque esto significaría un cambio en la actitud del Estado turco hacia las voces disidentes. También podría conducir a la libertad de todos los presos políticos en Turquía, lo que, a su vez, conduciría a una normalización del proceso político y un paso hacia la libertad y la coexistencia pacífica”, afirmó.
¿Motivo para la esperanza?
Çiya y Haydar son sólo dos de los miles de kurdos que han huido a Europa para escapar de la persecución. A pesar de haber sido obligados a exiliarse, siguen creyendo que verán la paz entre turcos y kurdos en su vida. “Nuestro movimiento se basa en la esperanza. Así que, como kurdo, siempre tengo esperanzas. Y lo que me da esperanzas son las ideas de Öcalan”, dice Haydar.
Çiya y Haydar hicieron el viaje a Grecia hace menos de dos meses. Mientras se adaptan a la vida en Atenas, se dan cuenta de que echan de menos las cosas importantes, pero también las pequeñas cosas que han dejado atrás. “Echo de menos a mi madre y caminar despreocupadamente por una calle que conozco en mi ciudad natal”, dice Haydar.
Notas:
*Nombre cambiado para proteger la identidad.
FUENTE: Penny Papadopoulou (periodista independiente especializada en Grecia, Turquía, Armenia y Azerbaiyán) / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina