Se cumplen 35 años de la masacre de Halabja

Hoy se cumplen 35 años desde que Sadam Husein masacrara a miles de los suyos en un ataque químico contra la ciudad de Halabja.

Hoy se cumplen 35 años del ataque químico contra la ciudad kurda de Halabja, en el Kurdistán iraquí (Kurdistán Sur o Bashur). Aterrorizando sistemáticamente a la población kurda, Sadam Husein intentó silenciar a sus críticos y, al mismo tiempo, probar sus armas químicas y biológicas.

Saddam Hussein fue el primer dirigente de los tiempos modernos que utilizó brutalmente armas químicas contra el pueblo kurdo. Entre 1987 y 1988 dirigió ataques químicos contra 40 pueblos kurdos y probó sus armas contra miles de civiles inocentes. El peor de estos ataques destruyó la ciudad de Halabja en marzo de 1988.

Armas químicas utilizadas en Halabja

El objetivo del ataque era matar al mayor número posible de personas. La primera descarga hizo añicos los cristales protectores de las ventanas de toda la ciudad, asegurándose de que el gas llegara a sus objetivos.

El régimen de Sadam mezcló gas mostaza y agentes nerviosos para aumentar el efecto de los ataques químicos. El gas mostaza ataca la nariz, la garganta y los pulmones, mientras que el Sarín, el Tabún y el VX atacan los ojos y las vías respiratorias.

Un gas tenía un aroma fuerte y dulce, como a flores de manzano, dijeron los supervivientes, con la intención de hacer que la gente inhalara profundamente para averiguar qué causaba el olor. Otro producto químico se utilizaba como agente paralizante, provocando que la gente se desplomara al suelo.

Se utilizó un tercer gas letal más pesado que el aire. Cualquiera que cayera, o se agachara para ponerse a salvo, o se refugiara en un sótano lo inhalaría. Murieron en cuestión de minutos.

Hombres, mujeres y niños murieron indiscriminadamente cuando el gas tóxico se filtró en sus casas, a través de ventanas rotas, llenando los espacios donde se habían refugiado.
Las armas químicas también contaminan los alimentos y el agua, el suelo y la fauna.

Efectos del ataque en Halabja

5.000 civiles, entre ellos muchas mujeres, niños y ancianos, murieron a las pocas horas del ataque. Más de 10.000 personas quedaron ciegas o sufrieron otras lesiones que destrozaron sus vidas. Miles de personas perdieron la vida en epidemias o por heridas de nacimiento en los años siguientes. Otros miles se vieron obligados a abandonar sus hogares.

Un anciano, superviviente de aquel día, Abdurrahman Reşit Emin, declaró a ANF que perdió a su madre y a dos hermanos en la masacre, que describe como "momentos de una crudeza que no terminaba". Emin dijo que el aire estaba cubierto de olor a manzanas: "Estábamos estupefactos. El cielo de Halabja se agitaba con los sonidos de los aviones de guerra, de los que había unos 10-15, ya que no recuerdo el número exacto. Todo sucedió muy rápido. Miles de personas exhalaron su último aliento en diez minutos. Había cadáveres por todas partes. El resto abandonó la ciudad y tomó la ruta migratoria. Los abandonados a la pobreza y la enfermedad eran tantos como los muertos. Todos se volvieron miserables. Algunos perdieron la cabeza, otros se quedaron ciegos".