Creada una plataforma en el Reino Unido contra las armas químicas en el Kurdistán

El martes se puso en marcha una nueva iniciativa para detener la guerra ilegal de Turquía en el Kurdistán del Sur y exigirle responsabilidades por el supuesto uso de armas químicas.

La Coalición contra las Armas Químicas en el Kurdistán cuenta con el apoyo de las organizaciones británicas Peace in Kurdistan, Campaign Against Criminalising Communities y Defend Kurdistan Initiative UK.

Está preparando el envío de una delegación al Kurdistán, donde tiene previsto celebrar reuniones de alto nivel con funcionariado del Partido Democrático del Kurdistán, la Unión Patriótica del Kurdistán y el consulado británico.

Un equipo de periodistas, representantes políticos y científicos y cientificas pretende visitar las zonas donde se han producido los supuestos ataques químicos y reunirse con todas las personas afectadas. Regresará con un dossier que el grupo presentará a las Naciones Unidas en Ginebra.

La Coalición contra las Armas Químicas en el Kurdistán lanzó una declaración en la que pide a los organismos mundiales que tomen medidas contra los crímenes de guerra turcos y que la ONU y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) investiguen.

El grupo acusó a Gran Bretaña de complicidad en los ataques químicos, afirmando que el gobierno ha emitido más de 70 licencias de exportación de armas que pueden contener fósforo blanco.

"El gobierno británico no puede permanecer en silencio mientras Turquía, un Estado miembro de la OTAN, sigue haciendo llover bombas y armas químicas sobre el pueblo kurdo. Debe detener inmediatamente todas las ventas de armas a Turquía, en particular las que pueden utilizarse en ataques químicos.

La organización hace un llamamiento a organizaciones y personas para que firmen su declaración de lanzamiento, que dice lo siguiente 

"La Operación Relámpago de Turquía se inició el 23 de abril con una invasión terrestre y un bombardeo de la provincia montañosa de Duhok, en el Kurdistán del Sur.

Su guerra invisible contra el pueblo kurdo ha continuado durante más de seis meses ante el silencio general de la comunidad internacional. 

Sin embargo, se le acusa de llevar a cabo una letanía de crímenes de guerra, como los ataques aéreos contra un campo de refugiados administrado por la ONU, el bombardeo de un hospital en el que murieron ocho personas, entre ellas cuatro trabajadores sanitarios, y el asesinato del comandante yazidí Said Hassan en un ataque aéreo.

Turquía es un aliado de la OTAN y un Estado miembro de las Naciones Unidas. Como signataria de la Convención sobre Armas Químicas, ha declarado que no dispone de arsenales químicos.

Sin embargo, se le acusa de haber utilizado armas químicas en sus bombardeos contra el Kurdistán. 

El equipo independiente Christian Peacemakers, que supervisa la situación sobre el terreno, cree que Turquía utilizó fósforo blanco durante el bombardeo de artillería contra trabajadores agrícolas en septiembre. 

Y las imágenes de vídeo parecen mostrar un ataque químico contra los túneles utilizados por los guerrilleros en mayo, lo que llevó a pedir la creación de una comisión de investigación en el Parlamento turco.

La guerra química es un crimen de guerra. 

Pero para verificar el uso de esas armas es necesario que las instituciones encargadas de investigar esos ataques, incluida la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, cumplan su función.

Las lecciones de la historia son claras. El mundo miró hacia otro lado cuando Saddam Hussein lanzó un genocidio de los kurdos en la década de 1980, con más de 180.000 personas masacradas.

En 1988, más de 5.000 hombres, mujeres y niños murieron en un ataque con gas en Halabja. No debemos permitir que esto se repita. 

El silencio es complicidad y la falta de acción envalentona al moderno Saddam Hussein, el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, que sigue actuando con impunidad.

Exigimos que Turquía rinda cuentas y pedimos a los medios de comunicación del mundo y a la comunidad internacional que rompan su silencio sobre los ataques genocidas contra el pueblo kurdo.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) debe enviar de inmediato un equipo a la región para investigar, y la ONU y la OTAN deben poner a Turquía en cintura. Actúen ahora, o tendrán la sangre del pueblo kurdo en sus manos".

Para añadir su organización a la lista de firmantes, envíe un correo electrónico a 

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