Sesión informativa de la delegación del Reino Unido sobre Hasankeyf

La eurodiputada Julie Ward, el profesor Felix Padel y Henry Brooks del Reino Unido se unieron a más de cien activistas locales e internacionales en Hasankeyf.

El 14 de julio de este año, una fecha que marca las campañas mundiales para salvar y preservar los ecosistemas vitales de agua dulce, la eurodiputada Julie Ward, junto con el profesor Felix Padel y Henry Brooks del Reino Unido, se unieron a más de cien activistas locales e internacionales en Hasankeyf, en el sureste de Turquía.

Julie Ward es eurodiputada laborista y representa al noroeste de Reino Unido. Fue elegida por primera vez en 2014 y reelegida en 2019. Es vicepresidenta del Comité de Cultura y Educación del Parlamento Europeo y mecenas de Paz en Kurdistán.

El Dr. Felix Padel es un escritor, activista y antropólogo que ha vivido y trabajado en la India durante muchos años, centrándose en los derechos humanos y la justicia ambiental. Fue miembro fundador de la Campaña Presa de Ilisu en Reino Unido a finales de los 90 y es también mecenas de Paz en Kurdistán.

Henry Brooks es activista con base en Gales y trabaja con Kurdish Solidarity Cymru.

La delegación del Reino Unido ha hecho la siguiente sesión informativa sobre su visita a la antigua ciudad del 13 al 16 de julio de 2019.

“Hasankeyf es una ciudad antigua y espectacularmente hermosa en una garganta en el río Tigris. A pesar de las protestas sostenidas durante más de 20 años, que persuadieron a Balfour Beatty y otras compañías y bancos extranjeros para que se retiraran de este proyecto, el gobierno turco ha acabado construyendo la enorme presa de Ilisu 77 km río abajo y ahora amenaza con ahogar Hasankeyf junto con 199 aldeas (de las cuales 85 quedarán completamente sumergidas), así como una gran variedad de vida silvestre, incluida una especie poco común de tortuga de río (la tortuga del Éufrates de caparazón blando). Los informes publicados en los medios dicen que las autoridades comenzaron el llenado de la presa desde nuestra visita a mediados de julio.

Hasankeyf, como destacaremos a continuación, es en sí un emplazamiento histórico excepcionalmente significativo. Pero lo que también es inmensamente importante es cómo Hasankeyf destaca y ejemplifica una serie de crímenes y abusos entrecruzados y provocados por el Estado turco. Los monumentos históricos quedarán sumergidos bajo las aguas de la presa mientras Turquía entierra las aldeas kurdas bajo los escombros. Los ecosistemas se verán destruidos por esto inconvenientes, al igual que las comunidades, los idiomas y las culturas allí contenidos. El agua será controlada en una estratagema geopolítica cínica de dominación, al mismo tiempo que Turquía continúa manteniendo uno de los ejércitos más grandes del planeta, y usándolo con frecuencia contra aquellos que considera desventajosos para sus objetivos estratégicos sociales y políticos.

La lucha en torno a Hasankeyf es de crucial importancia no solo por los hechos apremiantes que se alinean con su desafortunado destino, sino también por las múltiples luchas y campañas que se cruzan en su vecindad. Hasankeyf se ha convertido en un punto álgido que reúne a activistas de diferentes orígenes: activistas ambientales, activistas kurdos, activistas sindicales, artistas y activistas culturales, partidos políticos, etc.

Desde el 13 de julio de 2019, Hasankeyf ha sido testigo testigo de una incursión sin precedentes de varios cientos de policías y soldados armados, con unos 30 vehículos blindados. El gobierno se negó a permitir el planeado ‘Big Jump’ en el río, la primera vez que impidieron esta muestra anual de solidaridad con Hasankeyf. Una línea sólida de policías con equipo antidisturbios impidió que cualquier persona entrara al agua. Afortunadamente, la violencia fue evitada y se llevaron a cabo negociaciones.

La europarlamentaria Julie Ward también visitó Hasankeyf el mes anterior, el 8 de junio, cuando se anunció que comenzaba el llenado. Entonces también, en presencia de un destacado testigo internacional, se evitó la violencia. Lamentablemente, cuatro días después (el 12 de junio de 2019), cuando el ala juvenil del HDP organizó una protesta en Hasankeyf, en coordinación con el Movimiento de Ecología de Mesopotamia, un joven que conocimos y que estaba en esa acción sufrió graves heridas de aproximadamente 20 balas de goma, además de ser golpeado con porras y pateado por la policía mientras protestaba pacíficamente.

Hasankeyf ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la cultura kurda, siríaca y turcomana que ha sido salvajemente reprimida por el Estado turco durante décadas. Sin embargo, la población actual de Hasankeyf de aproximadamente 3.000 personas representa una síntesis armoniosa de las identidades árabe y kurda, con tres idiomas (incluido el turco). Aparte, los monumentos más emblemáticos, siete de los cuales ahora se han trasladado a un sitio más alto a pocos kilómetros de distancia, son en su mayoría islámicos o bizantinos.

Sin embargo, los monumentos más espectaculares e inusuales, los que quedarán prácticamente del todo sumergidos, son las más de 5.000 cuevas en forma de panal de los acantilados. Fueron creadas en tiempos antiguos o medievales. Algunas tienen antiguos símbolos cristianos o yazidíes tallados en sus paredes. Muchas tienen escaleras, y algunas todavía están habitadas, especialmente por pastores, muchos de los cuales usan las cuevas para mantener a sus ovejas y otros animales. La familia de pastores que dirige un excepcional ‘Mezopotamya Café’ en un conjunto de cuevas justo encima de la ciudad dice que casi todos nacieron y crecieron allí, en esas cuevas. La memoria local da fe de muchas más familias que vivieron predominantemente en las cuevas hasta la década de 1960; y los relatos de los viajeros de los siglos XIX y la década de los años 20’ registran un gran número de personas que también vivieron en estas cuevas, especialmente sirios, cristianos armenios y yazidíes.

Al igual que la gran mayoría de las cuevas, los restos icónicos de un antiguo puente medieval también quedarán bajo el agua. Recientemente han sido ‘renovados’, para protegerlos mientras permanezcan sumergidos. Los planes que se han elaborado para desarrollar el turismo en el embalse de Ilisu incluyen una especie de botes con fondo de vidrio que permitan a los visitantes ver estos restos en las profundidades. Una compañía llamada BRJ ha elaborado planes para la construcción de un ‘puerto antiguo’ alrededor de la Antigua Ciudadela. Para ‘proteger’ esto de la inundación que se espera que alcance el acantilado de piedra relativamente blanda, la base se ha cubierto con un enorme muro de soporte de hormigón, cuya construcción ha implicado la destrucción de cientos de cuevas. Una semana después de nuestra visita, el 21 de julio, un incendio envolvió esta ciudadela devastando la abundante vida silvestre en el área y causando, presumiblemente, daños considerables tanto a las cuevas como a los edificios de la zona, muchos de los cuales todavía tenían las vigas de madera en su lugar después del incidente, incluidos los restos de la Palacio romano/bizantino del siglo IV. Las sospechas locales recaen en BRJ, supuestamente a cargo de ‘habituar’ esta zona para el turismo.

 

Los habitantes de Hasankeyf son descendientes de una población muy diversa. La ciudadela de Hasankeyf, que se eleva sobre la ciudad, data de al menos el siglo IV dC, cuando bajo el nombre de Kephos, los romanos construyeron aquí el fuerte y el palacio, probablemente sobre cimientos mucho más antiguos. Lamentablemente, la exploración arqueológica de todos los emplazamientos de Hasankeyf se han visto muy limitados. Después de la conquista árabe en el año 640 d. C., y durante la época bizantina y turca, Hasankeyf fue una ciudad importante que, entre otras cosas, era famosa por el tejido de alfombras (kilims), un centro importante donde se desarrollaron las tradiciones de tejido del Medio Oriente. La ciudad superior de Hasankeyf, conocida como Kale (fortaleza), contiene restos de cientos de casas parcialmente construidas en cuevas, y muchas tienen signos de telares.

Esta tradición de tejido continúa entre un número considerable de familias en la Ciudad Baja que se inundará. El turismo desempeña un papel destacado en la economía local, con muchas personas que se ganan la vida haciendo y vendiendo una amplia gama de objetos hermosos y tradicionales, y sirviendo como guías para los turistas, que en su mayoría provienen de otras partes de Turquía pero también de Europa y continentes más lejanos como América, así como de países más cercanos como Irán.

Los pastores todavía abundan, algunos viven o mantienen animales en las cuevas, y algunos llevan un estilo de vida seminómada heredado del pasado antiguo. Muchas familias locales también están involucradas en la agricultura, y lo han estado durante generaciones. Un agricultor con el que hablamos, cuya tierra colindaba con una villa romana o bizantina en ruinas a un nivel que seguramente también se inundaría, dijo que esta tierra ha permanecido en la familia de su padre desde que tiene memoria. La morera y las higueras se encuentran entre sus muchos cultivos. La tierra alrededor de la Ciudad Baja es excepcionalmente fértil: los lugareños la comparan con el ‘Jardín de Babilonia’, ya que se ha cultivado cuidadosamente durante miles de años.

La pérdida de estas tierras de cultivo, árboles y casas antiguas provoca un dolor palpable entre los habitantes. En principio, puede parecer que el gobierno turco ha hecho todo lo posible, construyendo alrededor de 700 casas en tierras más altas en la ladera opuesta, junto con pisos, hospitales, escuelas y un museo, cuyas primeras salas se han abierto hace poco cerca de los siete monumentos recientemente trasladados de los alrededor de la Ciudad Baja. Estos monumentos (movidos por una compañía holandesa llamada Bresser y reconstruidos profesionalmente pero de una manera que pierde por completo el carácter original) y el museo reciben muy pocos visitantes todavía, y su ubicación en una ladera árida y sin árboles parece decididamente poco atractiva. Los habitantes dicen que la mano de obra de las viviendas es de mala calidad, con un suministro de electricidad y agua muy atrasado. A mediados de julio, cuando realizamos la visita, algunas familias se mudaron a 60 de las 700 casas, todas idénticas en un contraste brutal con las casas antiguas de la ciudad, espaciosas y muy variadas, que tendrán que ser desocupadas.

Las familias que reciben una compensación económica también aseguran que el dinero que se les ofrece es mucho menor que el precio que tienen que pagar por la nueva vivienda, lo que exige un descenso económico inmediato a una deuda considerable. Por esta razón, parece seguro que una gran proporción de la población local se mudará, y el Nuevo Hasankeyf estará lleno de recién llegados, con los antiguos habitantes dispersos y convertidos minoría. Al mismo tiempo, algunas familias, según nos han informado, han rechazado la compensación mientras continúan intentando desafiar legalmente a la presa.

El emplazamiento neolítico de Hasankeyf tiene una antigüedad y un significado comparables a los de Göbekli Tepe, famoso por ser el ‘complejo de templos’ más antiguo del mundo (~ 10,000 a.C.), donde tuvo lugar la primera domesticación del trigo, y Nevala Çori, que fue sumergido por la presa de Ataturk en el Éufrates en la década de 1990. Los diversos emplazamientos de Hasankeyf solo han sido excavados superficialmente, a pesar de su importancia para el desarrollo de la civilización humana, incluido el desarrollo de la civilización islámica. Además de Hasankeyf, oficialmente hay 289 emplazamientos arqueológicos más afectados por la presa en el valle de Tigris. Solo se han llevado a cabo 15 excavaciones, todas incompletas.

La pérdida de la biodiversidad es difícil de exagerar: se inundan unos 400 km de lecho de río (136 km del Tigris, el resto en sus afluentes), en una región que fue deforestada hace décadas, y donde las especies de plantas y fauna se concentran alrededor de los ríos que les dan vida: solo alrededor de Hasankeyf se han identificado 123 especies de aves. Las grandes presas construidas en el Éufrates hace varias décadas aniquilaron muchos peces y otras especies acuáticas. El agua estancada, como en el caso de otras presas, será de muy baja calidad y es probable que tenga graves impactos negativos en el clima local.

La presa de Ilisu también destruirá gran parte de la agricultura tradicional, al igual que hicieron las presas del Éufrates. Otros 199 pueblos/asentamientos serán inundados por el embalse de Ilisu, además de Hasankeyf. Las viviendas de reasentamiento se ofrecen solo a un tercio de los residentes actuales, mientras que los demás han sido calificados de ‘no adecuados’. Visitamos los pisos y las casas a las que se están mudando los residentes, que según ellos, y vimos, son extremadamente inadecuadas en muchos aspectos.

La presa también disminuirá enormemente el flujo del Tigris hacia la gente que depende de él en Siria e Irak. Desde 2016, el gobierno turco ha cortado con frecuencia el agua del Éufrates que fluye hacia la Confederación Democrática Autónoma del Noreste de Siria (de la que Rojava es parte), utilizando el agua del río como arma de guerra. Es probable que esto suceda también con el Tigris, que fluye a lo largo de la frontera con el noreste de Siria antes de entrar en Irak, donde muchos grupos han hecho campaña contra la presa Ilisu. Y es probable que también la reducción del agua que fluye en el lecho del río Tigris tenga efectos particularmente devastadores en las marismas donde viven los Árabes de los Pantanos al sur de Irak.

A medida que profundizamos más en la crisis climática, el acceso al agua se convertirá en un tema cada vez más polémico. Una lectura cínica de la geopolítica que hay detrás de la presa de Ilisu podría decirnos que Turquía se está preparando para un futuro de mayor escasez de agua, con los derechos de acceso a la misma cada vez más importantes. Como dice Julie Ward, “El agua podría ser el nuevo petróleo”.

En el camino a Hasankeyf, visitamos Diyarbakir; pudimos observar el mismo patrón de destrucción/construcción paralelo a lo que está sucediendo en Hasankeyf, dándonos una idea del genocidio cultural que está teniendo lugar la región, en su mayor parte kurda. Fuimos testigos de la construcción de nuevas viviendas colectivas en Sur (la antigua ciudad de Diyarbakir), en uno de los barrios más antiguos, dañado tras los enfrentamientos con los rebeldes kurdos locales hace tres años. El Estado turco destruyó intencionadamente otros edificios después de que terminaran los combates. Julie Ward visitó la ciudad en octubre de 2016 como parte de una investigación con EGAM y el AKP le informó que la demolición de los distritos históricos se debía a "razones de seguridad" y alegaron que los jóvenes activistas kurdos que continuaban las protestas dificultaban las cosas tanto para ellos como para sus familias.

Esta parte de la ciudad vieja, entre las puertas de Urfa y Yeni, ha presenciado la gran la afluencia de refugiados kurdos desplazados de las más de 4.000 aldeas destruidas en la lucha contra el PKK desde la década de 1980. También han sufrido importantes daños dos importantes iglesias: una iglesia armenia restaurada, la más grande de Asia, y una iglesia caldea. La Iglesia Católica Armenia y la Mezquita Hasirli han sido completamente destruidas. Para nosotros está claro que la demolición de antiguos barrios y su sustitución por nuevas viviendas -todas idénticas, al igual que las 700 casas del Nuevo Hasankeyf- es un intento consciente de borrar las memorias, identidades y comunidades locales.

Muchos grupos de otros países y de otras partes de Turquía -en total 30- organizaron acciones el 14 de julio en solidaridad con Hasankeyf. La campaña contra la presa existe desde hace décadas. Hasankeyf ofrece un ejemplo asombroso de las intersecciones entre las múltiples crisis perpetuadas a manos del Estado turco: la amenaza a las minorías de habla kurda de la región, así como a otras comunidades minoritarias, como los habitantes de habla árabe de Hasankeyf; la amenaza medioambiental, a kilómetros a lo largo del Tigris y sus afluentes; el control de ese valioso recurso, el agua, cuando el mundo entero comienza a ser testigo de la fuerza de la crisis climática; la represión policial y militar que se observa en las acciones contra la presa, un hecho demasiado frecuente en la vida de los activistas que conocimos durante nuestro viaje.

Pero, mientras, los activistas con los que nos reunimos continúan proclamando desafiantemente: "¡no es demasiado tarde para Hasankeyf!". Aumenta el ímpetu y muchos ven la campaña contra la presa de Ilisu como un punto álgido para otras luchas más amplias, sin olvidar la especificidad y la importancia del propio Hasankeyf. Una de las activistas del HDP nos comentó que se alegró de que tantos policías y soldados se hubieran presentado para buscar, acosar e intimidar a los manifestantes, ya que esto demuestra que los manifestantes están haciendo algo bien y que el estado tiene miedo.

Ahora, más que nunca, Hasankeyf necesita solidaridad internacional. Es sólo gracias al silencio que regímenes como el de Erdogan y el AKP pueden salirse con la suya borrando comunidades del mapa.

Recomendaciones

Hacemos un llamamiento a los ciudadanos y a los movimientos sociales para que subrayen al Gobierno de Turquía el alcance de la preocupación internacional por el proyecto de la presa de Ilisu y para que insten a que se suspenda el llenado de la presa:

- un acuerdo mutuo con Iral y Siria que garantice un caudal de agua suficiente río abajo para salvaguardar el abastecimiento de agua, la agricultura y los ecosistemas (en particular las marismas mesopotámicas) en Siria y en Irak;

- el resultado de un debate amplio, participativo, inclusivo y transparente con representantes de las comunidades afectadas, tanto dentro de Turquía como a nivel regional, con el fin de elaborar políticas para el uso sostenible y equitativo del Tigris:

- la adopción y aplicación de un plan de reasentamiento conforme a las normas internacionales, incluidas la indemnización y la vivienda para todos los afectados, no sólo para los propietarios de tierras".