Alan Zaxo se unió a las YPG durante la batalla de Kobanê y desde entonces ha estado trabajando como conductor en las líneas de frente. “La revolución es un largo viaje”, comenta.
El factor decisivo que llevó a la participación de Zaxo fue la llamada a la movilización de Öcalan durante la batalla de Kobanê en 2014, afirma el combatiente de las YPG, que se unió desde una ciudad de Kurdistán Sur. Desde entonces, ha estado activo en varios frentes, ahora participa en la ofensiva contra el último bastión del ISIS en Deir ez-Zor.
Para la mayoría de operaciones, Zaxo ha estado trabajando de conductor. Para poder hablar con él, hemos conducido hasta la posición de un batallón de armas pesadas. Cuando apenas habíamos comenzado la conversación, la radio informa de que se necesitan refuerzos. Nosotros queremos ser parte del viaje y le preguntamos a Zaxo si podemos acompañarlo. En un primer momento se niega y dice que es una zona peligrosa. Pero finalmente accede y le pregunta a su comandante con una sonrisa. “Si algo les pasa a los amigos, no escribiré un informe”, bromea el conductor.
Estad preparados para todo
A medida que avanzamos, tratamos de no distraer a Alan, pero le preguntamos un par de preguntas. Nos cuenta que un conductor de primera línea de batalla y su vehículo deben estar siempre preparados. Zaxo nos narra las distintas zonas de combate en las que ha estado. En Manbij, por ejemplo, fue disparado por un francotirador y resultó herido. Por fin, llegamos a nuestro destino.
Zaxo en un primer momento establece contacto con la unidad local a través de la radio. Tras ello, nos acercamos a un edificio derruido. Nuestro conductor nos cuenta un poco más sobre su trabajo: “Ya hemos llegado al punto en el que tenemos que esperar. Antes de salir dejamos el coche posicionado para poder emprender la marcha, así podemos reaccionar antes cualquier situación posible”.
Zaxo entrega la munición y emprendemos la vuelta. “Los vehículos de primera línea de frente son un objetivo constante”, nos dice. “Por ello conducimos en zig-zag en las zonas peligrosas. Si las condiciones de la carretera lo permiten vamos tan rápido como podemos y nos mantenemos cerca de los edificios. Por la noche vamos sin luces, lo cual es especialmente importante en las cercanías de las posiciones de nuestros combatientes, para no exponerlos. Los vehículos deben estar camuflados, el camuflaje debe estar en consonancia con el paisaje. Aquí en el desierto, por ejemplo, usamos el barro”.
La tarea más dura: recuperar heridos
La cosa más dura para los conductores es cuando tenemos que evacuar a los heridos. “Si se trata de un amigo herido, solo piensas en salvarlo. Además eres el que tiene que dar los primeros auxilios. Estamos entrenados para ello. Pero aún así es la parte más difícil para los conductores de primera línea”, asegura Zaxo.
Es un tema emotivo para Zaxo que rápidamente trata de cambiar de tema y hablar de una situación graciosa. “Mientras luchábamos contra el régimen en Hesekê, un amigo resultó herido. Rompimos las reglas y entramos en combate. Entonces sacamos al amigo herido hacia una pared para resguardarnos y le vendamos el brazo en la oscuridad. Ya en el hospital nos dimos cuenta de que no habíamos vendado el brazo herido sino el otro. El amigo sobrevivió de todas maneras”.
Lucha por ti mismo
Su único sueño es la victoria de la revolución asegura Zaxo. En relación a las personas de Kurdistán que experimentan la dicotomía sobre si unirse a la revolución, Zaxo manifiesta que “esta revolución es tan grande como lo es diversa. No es una cuestión de uno o dos años sino de un largo viaje. Es la población joven la que tiene que llevar esta revolución al futuro. Por ello, hago un llamamiento a los jóvenes en las cuatro partes de Kurdistán a que vengan y luchen por si mismos. Deberían de dejar de luchar por otros. Muchos jóvenes están yendo a Europa. ¿Qué buscáis ahí? Venid aquí y trabajar por vosotros mismos para construir la revolución”.