La agresión beligerante del ejército turco y sus aliados yihadistas contra la región autónoma del norte y este de Siria continúa sin cesar. Este domingo se realizaron bombardeos desde la zona de ocupación turca. El objetivo de los ataques fue la aldea de Semûqa, en el cantón de Afrin-Shehba. Según fuentes de seguridad, la aldea fue bombardeada con obuses.

Semûqa se encuentra a unos veinte minutos en coche al este de Tel Rifat, en las inmediaciones del embalse de Shehba. El pueblo limita directamente con la zona de ocupación ilegal de Turquía, miembro de la OTAN, y sus mercenarios de la organización de milicias "Ejército Nacional Sirio" (SNA). La región es bombardeada regularmente. Los atacantes no diferencian entre objetivos militares y civiles. Hace quince días, cuatro niños y niñas de entre 13 y 16 años resultaron heridos, algunos de ellos de gravedad, en ataques de artillería contra Semûqa. Uno de los niños murió a causa de los ataques. Ayer, un hombre de 60 años resultó herido por bombas turcas en Tel Rifat.

Casi a diario, se viven escenas violentas y los ataques con resultado de muertos y heridos son una amarga realidad en la región autónoma del norte y este de Siria. Tras las invasiones turcas entre 2016 y 2019, que se saldaron con grandes pérdidas, Rojava vive una guerra de diversa intensidad, además de las ofensivas aéreas regulares que ya han paralizado casi toda la infraestructura de los territorios autónomos. El hecho de que Ankara siga siendo capaz de continuar su curso agresivo en violación sistemática del derecho internacional humanitario y cometer crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos en línea con los esfuerzos imperialistas -la expansión de la zona de ocupación en Siria- también se debe a la comunidad internacional, que ignora en gran medida el terror de Estado que ejerce  su socio contra la población del norte y el este de Siria.