El ejército turco y los mercenarios aliados a éste, que ocuparon la ciudad de Afrin en marzo de 2018, han aumentado sus ataques y tratos inhumanos contra los civiles que viven en la ciudad, durante los últimos meses. No hay un día sin que sucedan secuestros que se dirigen a cientos de personas desde principios de julio.

Los informes sugieren que más de 500 civiles han sido secuestrados por los invasores durante los meses de julio y agosto. Según la información de ANF, al menos 37 personas han sido secuestradas desde principios de septiembre. Se cree que las cifras reales son más altas.

Las fuerzas de ocupación han secuestrado a una pareja, Fûad Bekir y Heyfa Bekir, del pueblo de Qude el 10 de septiembre. Se desconocen el paradero de la pareja.

Al menos 13 personas fueron secuestradas de la aldea de Cuqe el 8 de septiembre.

Dos civiles de Afrin fueron secuestrados el 7 de septiembre y se desconoce su paradero.

El 6 de septiembre, mercenarios respaldados por Turquía allanaron la aldea de Belilko en el distrito de Rajo y secuestraron a 6 aldeanos.

El 5 de septiembre, cuatro personas de la misma familia fueron secuestradas en la noche, del pueblo de Qurtqelaq, en el distrito de Shera.

El 3 de septiembre, 10 civiles fueron secuestrados de la aldea Ciweq, incluida una mujer.

Los ataques del estado turco y sus aliados mercenarios contra la ciudad y la región de Afrin comenzaron el 20 de enero de 2018 y la invasión de la ciudad por tierra se llevó a cabo el 18 de marzo. Desde la invasión, los crímenes de guerra se han cometido sistemáticamente en la región. La estructura demográfica de la región está siendo cambiada y crímenes como la incautación de las propiedades de la población local, el secuestro de civiles para obtener rescate, la tortura y las ejecuciones, han estado ocurriendo diariamente.