Ayer David Meseguer y Karlos Zurutuza presentaron en la librería Traficantes de Sueños en Madrid su libro Respirando Fuego. En las entrañas de la lucha kurda por la supervivencia de Ediciones Península. Lo hicieron acompañados de Consuelo Núñez, del colectivo por la revolución social de Rojava Rojava Azadî, y el doctor Mustafa Abdi, refugiado kurdo natural de Rojava y parte de la Asociación de Amistad con Kurdistán.
Consuelo Núñez presentó el libro y a los dos periodistas: “Después de leerlo ha habido una idea que se me ha pasado por la mente y es que Ryszard Kapuściński estaría encantado de poder leer a Carlos y a David”.
Núñez destacó que Respirando fuego no es ensayo, sino una obra que da voz a los kurdos en sí mismos. “Es un pueblo que ha sufrido mucho, y a pesar de eso tienen la esperanza de poder sacar adelante su proyecto en algún momento”, añadió señalando un sentimiento de soledad por parte de este pueblo que, en sus palabras, ha hecho tanto por todos sin haber llegado a recibir nunca nada a cambio.
La activista de Rojava Azadî hizo un repaso de los atentados contra los derechos humanos que se cometen en las 4 partes del Kurdistán, y finalizó su intervención con un pasaje del prólogo del libro escrito por Manuel Martorell, periodista e historiador que ha puesto especial atención en el pueblo kurdo: “Ahora le toca a la comunidad internacional saldar la deuda contraída con el pueblo kurdo. El único modo de enmendarla es impulsando el proyecto de mantener ese ancestral pluralismo y diversidad de Oriente Medio y deshaciéndonos del tradicional sistema de alianzas. Solamente entonces los kurdos dejarán en el baúl de los recuerdos el viejo grito que han lanzado durante décadas para clamar contra el abandono internacional: ‘¡Las montañas son nuestras únicas amigas!’”.
El doctor Mustafa Abdi tomó entonces la palabra: “Llevo casi 50 años sin celebrar la fiesta del Newroz en Kobanê, mi ciudad. Este año sí he estado ahí, he estado con mi gente”.
El doctor Abdi habló de la lucha de su pueblo contra el autoproclamado Estado Islámico, mucho mejor preparado armamentísticamente hablando y con una financiación mucho mayor: “Nosotros sí que hemos pagado un precio muy alto, en Rojava tenemos casi 20.000 mártires”. Para Abdi, las YPG/YPJ y las SDF no han luchado solamente para liberar la zona de Rojava y el Norte de Siria, sino que han luchado por todos nosotros: “eran un peligro para toda la humanidad”. La Coalición Internacional ha ayudado a las fuerzas kurdas a derrotar al Daesh por medio de bombardeos, pero quienes han luchado sobre el terreno han sido las guerrillas de las YPG/YPJ y las SDF.
Abdi también quiso recordar que son numerosos los miembros del ISIS procedentes de países europeos que todavía permanecen en Rojava, junto con sus mujeres y sus hijos. “Nosotros no tenemos estructura legal”, dijo haciendo referencia a la necesidad de que la comunidad internacional se vuelque en un proceso jurisdiccional similar al de los Juicios de Núremberg.
Finalmente, el doctor kurdo tampoco quiso dejar de denunciar los incendios que diariamente se propagan por Rojava y el Norte de Siria acabando con las cosechas de trigo y cebada de los pueblos emancipados: “Era el pan de esta gente y las están quemando todos los días”. El Estado de Turquía parece estar detrás de estas operaciones que siguen la misma línea de genocidio contra el pueblo kurdo que lleva implementando desde hace décadas.
David Meseguer explicó que este libro les permite ahondar más profundamente en el trabajo que han llevado a cabo, por separado, en el Kurdistán: “Una de las ventajas de este libro es que toda esa información que no tiene cabida en los medios la podemos plasmar aquí, incluso a veces permitirnos el pequeño recurso de explicar cómo llegamos a los sitios”. De hecho, Karlos Zurutuza le ha dedicado la obra a Omar Alush, una persona que en sus palabras arriesgó numerosas veces su vida para llevarlo a lugares donde el peligro era palpable. Por desgracia, él ya no podrá contarlo: “Fue asesinado a bocajarro por el servicio secreto turco por atreverse a soñar con un mundo mejor”, denuncia Zurutuza.
“El objetivo sobre todo es dar voz a los kurdos, que los kurdos sean los que expliquen cómo están sobreviviendo a tiempos tan convulsos y lo que esperan del futuro a medio plazo”, continuó Mesenguer. El libro se divide en cuatro momentos importantes desarrollados entre las 4 partes del Kurdistán: Bakur, Başûr, Rojhilat y Rojava.
A las palabras de presentación de Meseguer sobre la obra conjunta, Karlos Zurutuza sólo quiso añadir una pequeña, pero no por ello menos importante reflexión: “Estoy pensando que estoy en Madrid presentando un libro sobre kurdos bajo el paraguas de una asociación pro-kurda en una sala en la que hay pues… Sois unos cuantos, la sala está casi llena”. Zurutuza explicó que esto era algo impensable hace 17 años, cuando comenzó a escribir sobre el Kurdistán. “No sabíamos nada del Kurdistán de Siria antes de 2011. Yo recuero llamar a los medios, y medios grandes de este país diciéndome que estaban sorprendido de que hubiera kurdos en Siria”, dijo haciendo referencia a este cambio en la percepción sobre el Kurdistán.
Después de las presentaciones, se inició un debate por medio de un turno de preguntas entre el público allí presente. Entre las distintas intervenciones, preguntaron a los autores por la división de las 4 partes del Kurdistán o las distintas alianzas llevadas a cabo por el pueblo kurdo.
“Pensemos también que en estos cuatro Estados la herencia, y el hecho de haber estado tantas décadas y en muchos casos bajo regímenes totalitarios con procesos de asimilación, ha calado muy hondo en las distintas sociedades kurdas”, explicó David Meseguer tratando de dar respuesta a esa división entre las 4 partes del Kurdistán. “Esto hace que no se pueda ver como un bloque monolítico. En las diferentes partes del Kurdistán hay unas peculiaridades no solo culturales y lingüísticas, sino también políticas, y como digo después está la ideología de cada grupo”.
Karlos Zurutuza, por su parte, respondió a la cuestión de las alianzas tantas veces criticadas: “Los kurdos han tocado todas las puertas, los kurdos de Siria. Han tocado las puertas en Moscú, han tocado las puertas en Washington, han tocado las puertas hasta de Turquía a pesar de todas las atrocidades, de todos los bombardeos incluso con armas químicas en Qandil. Al final, tú coges la ayuda de quien te la da. Todos sabemos que a los americanos seguramente les importen muy poco los kurdos, pero los americanos les han ofrecido aquella cobertura aérea que les faltó en Afrin, y todos sabemos cómo acabó, y que por lo menos de momento impide que los turcos invadan la parte nororiental de Yazira”. En este mismo sentido, Zurutuza criticó la postura de la izquierda pro-Asad: “No hay nada más imperialista y más racista que decir a los demás qué es bueno para ellos”. Bajo el régimen de Bashar al-Asad, se les retiró el pasaporte a numerosos kurdos y se les eliminó del censo, dejándoles sin ciudadanía.
En Respirando Fuego. En las entrañas de la lucha kurda por la supervivencia, David Meseguer y Karlos Zurutuza dan voz al pueblo kurdo repartido entre las fronteras de Turquía, Irán, Irak y Siria, regímenes en los que se ha visto entre la asimilación o el exterminio. En su relato desde dentro de la guerra del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) contra Turquía, la revolución de Rojava o el asalto final a la capital del califato en su derrota del autoproclamado Estado Islámico con un importante ejército de mujeres, los autores ayudan al lector a entender cómo piensa y vive unos de los pueblos más antiguos de Oriente Medio.
David Meseguer nació en Benicarló en 1983, y es periodista freelance y doctor en Comunicación Social. Karlos Zurutuza nació en Donostia en 1971, y también es periodista; sus noticias han aparecido en algunos de los medios de comunicación más importantes. Ambos tienen experiencia cubriendo conflictos armados en Oriente Medio y el norte de África, y un especial interés en todo lo relacionado con el pueblo kurdo.