El himno de protesta iraní "Baraye" ha sido galardonado con un Grammy. La balada del cantante Shervin Hajipour, que conmovió a millones de personas durante la revolución iraní “Jin, Jiyan, Azadî” [“mujer, vida, libertad”], ganó en la nueva categoría de Mejor Canción para el Cambio Social en la prestigiosa ceremonia de entrega de premios musicales celebrada el domingo por la noche en Los Ángeles.

Se trata de un premio al mérito especial que "reconoce a los creadores de música con un mensaje que responda a los problemas sociales de nuestro tiempo y tenga potencial para un impacto global positivo", según la Academia.

La letra de "Baraye" es un collage musical de fragmentos de noticias publicadas en Internet como muestra de resistencia el asesinato de Jina Amini en manos de la policía iraní. Todas empiezan con la palabra baraye –en farsi "por" o "a causa de"–, y abordan las diversas razones por las que la gente en Irán exige un cambio político y social.

Hajipour colgó la canción en Internet a finales de septiembre. "Baraye" fue vista más de 40 millones de veces en su cuenta de Instagram en sólo dos días, antes de que se prohibiera la publicación y Hajipour fuera detenido temporalmente. Ahora está en libertad bajo fianza. Según su abogado, se le acusa de propaganda contra el régimen y no se le permite salir del país. Hajipour, de 25 años, escribió en Twitter el lunes: "Hemos ganado".

Las protestas continúan

En Irán, sobre todo los jóvenes protestan desde mediados de septiembre contra el régimen autoritario clerical-fascista de los mulás. Bajo el lema “Jin, Jiyan, Azadî” [“mujer, vida, libertad”], exigen un cambio de sistema. El detonante fue el asesinato de una joven kurda, Jina Amini. La joven, de 22 años y natural de la ciudad de Seqiz, fue detenida por la denominada policía moral por violar los códigos islámicos de vestimenta y golpeada hasta la muerte en una comisaría de Teherán.

Alrededor de 500 muertos

Aunque las manifestaciones han remitido recientemente, la resistencia contra el régimen continúa. Las protestas contra el gobierno represivo sumieron a los dirigentes políticos en una de las peores crisis en décadas. El régimen respondió brutalmente: al menos 527 muertos, unas 30.000 detenciones y al menos cuatro ejecuciones en relación con las manifestaciones.

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