Amnistía Internacional ha afirmado en un comunicado que las autoridades deben anular de inmediato las condenas a muerte impuestas a tres jóvenes manifestantes que fueron sometidos a terribles torturas, como flagelaciones, descargas eléctricas, ser colgados boca abajo y amenazas de muerte a punta de pistola.
Amnistía ha sabido que agentes de la Guardia Revolucionaria violaron a uno de ellos y torturaron sexualmente a otro colocándole hielo en los testículos durante dos días.
Arshia Takdastan, de 18 años, Mehdi Mohammadifard, de 19, y Javad Rouhi, de 31, recibieron sendas condenas a muerte en diciembre de 2022 por "enemistad con Dios" (moharebeh) y "corrupción en la tierra" (efsad-e fel arz). El tribunal declaró que los jóvenes "incitaron... al vandalismo generalizado" bailando, aplaudiendo, cantando o arrojando pañuelos a las hogueras durante las protestas en Noshahr, en la provincia septentrional de Manzandaran, el 21 de septiembre de 2022.
Javad Rouhi recibió una tercera condena a muerte por "apostasía" basada en sus "confesiones" bajo tortura de que quemó un ejemplar del Corán durante las protestas. Su apelación está ante el Tribunal Supremo.
Javad Rouhi fue detenido el 22 de septiembre de 2022 y recluido durante más de 40 días en régimen de aislamiento en un centro de detención de la Guardia Revolucionaria conocido como Shahid Kazemi, situado dentro de la prisión de Tir Kola, en Sari, capital de la provincia de Manzandaran.
Según la información obtenida por Amnistía Internacional, "durante este periodo fue sometido a fuertes palizas y azotes mientras lo ataban a un poste, incluso en las plantas de los pies, le aplicaban descargas eléctricas con pistolas paralizantes, lo exponían a temperaturas bajo cero y lo agredían sexualmente poniéndole hielo en los testículos.
Agentes de la Guardia Revolucionaria le apuntaron repetidamente a la cabeza con una pistola y le amenazaron con dispararle si no "confesaba". Como consecuencia de esta tortura, Javad Rouhi sufrió lesiones musculares y en el hombro, incontinencia urinaria, complicaciones digestivas y problemas de movilidad y habla. Sigue sufriendo fuertes dolores en la espalda y las caderas y entumecimiento en la pierna derecha, lo que requiere atención médica especializada no disponible en prisión."
En cuanto a Mehdi Mohammadifard, la fiscalía citó igualmente sus "confesiones" de haber prendido fuego a edificios estatales y un videoclip en el que supuestamente se le veía lanzando cócteles molotov contra la misma cabina de la policía de tráfico. Su abogado declaró ante el tribunal que el vídeo no prueba que provocara o participara en el incendio generalizado y que sus "confesiones" se obtuvieron bajo coacción.