Las huelgas de hambre celebradas en varias ciudades de Europa en solidaridad con los presos que resisten la implementación de celdas de aislamiento tipo “pozo” en las cárceles de Turquía y el Kurdistán tuvieron lugar esta vez en la ciudad de Basilea. La huelga de hambre de tres días, que comenzó el 20 de junio, fue organizada bajo la dirección del Centro de Educación, Cultura y Artes de Basilea (BEKSAM).
Las celdas tipo pozo son instrumentos de destrucción política
En el primer día de la protesta, Hüseyin Torun, coportavoz de la Federación Suiza de Trabajadores Migrantes (IGIF), subrayó que las celdas de aislamiento tipo pozo no son solo una forma de confinamiento físico, sino también un sistema de aislamiento político. Torun declaró: “Este sistema pretende quebrar la voluntad de los presos revolucionarios, cortar sus vínculos organizativos y borrar la memoria de la resistencia”.
Miembros de la Federación de Asociaciones Juveniles Socialistas (SGDF) fueron detenidos en Turquía el 2 de junio, y cuatro de ellos continúan en huelga de hambre. Maja, una detenida en Hungría, ha estado recluida en una celda masculina en aislamiento desde el 5 de junio y ha sido objeto de malos tratos.
Se anunciaron las demandas
Los participantes en la protesta de Basilea hicieron un llamado a una lucha unificada contra las políticas de aislamiento implementadas tanto en Turquía como en toda Europa. A lo largo de la huelga de hambre, se han previsto diversos eventos informativos y paneles de discusión. Los manifestantes expusieron sus demandas en cinco puntos clave:
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El cierre inmediato de las cárceles tipo pozo en Turquía,
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El fin de todas las prácticas de aislamiento contra los presos políticos,
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La liberación inmediata de los miembros detenidos de la SGDF,
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La extradición de la antifascista alemana Maja de regreso a Alemania y el fin de los malos tratos en su contra,
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El cese de las políticas de extradición dirigidas contra antifascistas, en particular en Turquía y Hungría.
No una muerte sin tumba, sino resistencia
En la declaración final de la protesta, las celdas de aislamiento tipo pozo fueron descritas como una forma de “muerte sin tumba”, y se hizo un llamamiento a la opinión pública europea para que rompa su silencio. El portavoz de IGIF, Torun, afirmó: “Lo que se necesita frente a estas prácticas no es solo la resistencia desde dentro de las cárceles, sino también una postura organizada desde fuera. Exponer y desmantelar el sistema de aislamiento tipo pozo es una responsabilidad internacional”.