Una familiar de las víctimas de la Masacre de las 33 Balas, la abogada Jiyan Özkaplan, afirmó que han pasado 79 años desde la masacre, pero aún no se entregan los cuerpos. El autor intelectual de la masacre, el comandante general del ejército Mustafa Muğlalı, es elogiado como un héroe soldado con sus bustos y su nombre en las calles. “La actitud del Estado aumenta nuestra ira tanto como la masacre”, indicó el abogado.
33 aldeanos que fueron llevados al arroyo Sefo en el distrito Özalp de Van fueron ejecutados el 28 de julio de 1943, siguiendo las instrucciones del general Mustafa Muğlalı. Han pasado casi 80 años desde el incidente conocido como "la masacre de las 33 balas", pero el estado todavía considera a Muğlalı como un héroe. Un cuartel militar turco en Özalp recibió el nombre de Muğlalı en 2004. Tras la reacción violenta del público, su nombre fue eliminado del puesto militar en 2010, pero una calle en la ciudad de Muğla se llamó Calle Muğlalı. También hay un busto de él en el jardín de la sede del Estado Mayor de Turquía.
La abogada Jiyan Özkaplan, una de los familiares de las víctimas, habló con ANF en el aniversario de la masacre. Özkaplan señaló que el estado debe enfrentar la masacre y disculparse con las familias.
“Los tribunales gobiernan de acuerdo con motivos políticos en Turquía. Esta situación no ha cambiado a lo largo de la historia del país. Nada ha cambiado desde Zîlan hasta las masacres de Madımak y Roboski. Sin confrontación, sin vergüenza. Los perpetradores de estas masacres son desconocidos o héroes”, denunció la abogada.
"El arroyo Sefo sigue prohibido"
La abogada subrayó que la mentalidad del Estado no ha cambiado en absoluto cuando se trata de las y los kurdos y que las políticas antikurdas han seguido siendo generalizadas por los sucesivos gobiernos del país. "La masacre se presentó primero como un 'conflicto armado'. Un informe afirmaba que los ejecutados habían atacado a los soldados turcos y que habían muerto como resultado de un conflicto armado. Tras las ejecuciones, el arroyo Sefo fue asediado por soldados para cubrir las pruebas. Desde entonces no se ha permitido a nadie entrar en la zona. Esto sigue siendo así", contó.
Una situación traumática
La abogada Özkaplan recordó que el nombre Muğlalı que se le dio al cuartel en el distrito de Özalp fue retirado como resultado de su lucha con los familiares de 33 personas. "Sin embargo, una calle de Muğla lleva su nombre", advirtió.
79 años de luto interminable
“Las masacres dejan marcas dolorosas en la memoria colectiva. El duelo y el dolor interminables y la demanda de confrontación siguen tan frescos y vivos como en el pasado. La masacre de las 33 balas, como todas las otras, provoca dolor e ira. Han pasado 79 años, pero aún no se han entregado los cuerpos. El perpetrador no es considerado como un verdadero asesino, al contrario es venerado como un heroico soldado con su busto y nombre en las calles. La República de Turquía no se enfrenta al pasado. La actitud del Estado aumenta nuestra ira tanto como la masacre misma”, concluyó la abogada.