HRW pide a Irak que exhume fosas comunes para garantizar justicia

“Exhumar todas las fosas comunes de Irak requerirá un compromiso serio y sostenido por parte de las autoridades iraquíes, que debe asumirse sin falta”, afirmó Sarah Sanbar y agregó: “Sin eso no será posible curar las heridas del pasado”.

Los cuerpos de cientos de miles de víctimas de ejecuciones extrajudiciales siguen enterrados en fosas comunes en todo Irak, señaló hoy Human Rights Watch. Las fosas contienen los cuerpos de víctimas de sucesivos conflictos, incluido el genocidio de Saddam Hussein  contra las y los kurdos en 1988 y las matanzas en masa perpetradas por el Estado Islámico (también conocido como ISIS) entre 2014 y 2017. 

El equipo de Investigación de las Naciones Unidas para Promover la Rendición de Cuentas por los Crímenes Cometidos por Daesh/EI (UNITAD), creado por el Consejo de Seguridad de la ONU en 2017 para documentar los graves crímenes cometidos por el EI en Irak, ha apoyado a la Dirección de Fosas Comunes y a la Dirección Médico-Legal del gobierno iraquí en la excavación de 67 fosas comunes relacionadas con el EI durante su mandato. Pero a fines de 2023, a pedido del gobierno iraquí, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió extender el mandato de UNITAD por solo un año más, lo que significa que detendrá su trabajo en septiembre de 2024. 

“Las fosas comunes son dolorosos recordatorios de los capítulos más violentos de la historia iraquí y exhumarlas es crucial para permitir que las familias de las víctimas –y la nación– tengan alguna esperanza de justicia y sanen estas heridas”, dijo Sarah Sanbar, investigadora sobre Irak de Human Rights Watch y agregó “Las personas tienen derecho a saber el destino de sus seres queridos y darles un entierro apropiado y digno”. 

El Centro Estratégico para los Derechos Humanos en Irak estima que las fosas comunes de Irak contienen los restos de 400.000 personas. Irak tiene una de las cifras más altas de personas desaparecidas del mundo, estimada entre 250.000 y un millón, muchas de las cuales se cree que están enterradas en fosas comunes.

Para promover la justicia y la rendición de cuentas para las víctimas y sus familias, el gobierno iraquí debe intensificar los esfuerzos para exhumar tumbas, identificar a las víctimas, devolver los restos a las familias para un entierro adecuado, emitir certificados de defunción y compensar a las familias, como lo exige la legislación iraquí, señaló Human Rights Watch. 

Las autoridades han abierto 288 fosas comunes desde 2003, dijo a Human Rights Watch Dhiaa Kareem Taama, director general del Departamento de Asuntos y Protección de Fosas Comunes del gobierno federal iraquí. “Mientras no haya un registro nacional unificado, no habrá forma de que sepamos cuántas personas pueden estar enterradas en fosas comunes”, afirmó Taama. 

Entre 2017 y 2023, UNITAD ayudó a las autoridades iraquíes a exhumar a 1.237 víctimas de la masacre de Camp Speicher, donde el ISIS mató a 1.700 soldados, cadetes y voluntarios que escapaban de la Academia Aérea de Tikrit entre el 12 y el 14 de junio de 2014, en 14 tumbas y dos escenas del crimen en la ribera del río. El informe de UNITAD de junio de 2024  encuentra motivos razonables para creer que la masacre se llevó a cabo con intención genocida, lo que equivale a crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

Más recientemente, el 28 de mayo de 2024, las autoridades iraquíes y UNITAD anunciaron que habían comenzado la excavación de la fosa común de Alo Antar, en el distrito de Tel Afar. Se cree que la fosa, situada a unos 60 kilómetros al oeste de Mosul, contiene los cuerpos de más de 1.000 personas. Entre 2014 y 2017, el ISIS utilizó la fosa para ejecuciones masivas y para arrojar cadáveres. 

Pero a medida que se acerca la fecha límite del 17 de septiembre  para poner fin a las operaciones de UNITAD en Irak, existe la preocupación de que el vacío que dejen pueda no ser llenado adecuadamente por las autoridades iraquíes. 

“Nuestra única esperanza como víctimas y supervivientes era UNITAD”, dijo a Human Rights Watch un hombre cuyo padre, hermano y dos tíos fueron encontrados en una fosa común al sur de Sinjar. Muchas cosas van a empeorar cuando se vayan. No estoy seguro de que el gobierno iraquí tenga la capacidad de llenar el vacío que dejará la marcha de UNITAD”.

“Por supuesto, habrá un vacío cuando [UNITAD] se vaya”, dijo Taama y agregó: “Pero el gobierno iraquí ha emitido su decisión de que el mandato del equipo ha expirado, por lo que debemos tener un plan alternativo”.

La enorme carga de trabajo sumada a las limitaciones de la capacidad del gobierno iraquí ha significado que para las familias de las víctimas el proceso ha sido dolorosamente lento.

En octubre de 2017, un pastor de Sabahia, en el distrito de Sinjar, encontró los restos del padre, el hermano y dos tíos de un hombre en una fosa común. Dos años después, los restos fueron exhumados y enviados a Bagdad para su identificación. “Han pasado cinco años y hasta ahora no hemos tenido noticias de la Dirección Médico-Legal”, dijo el hombre, “No sabemos por qué”.

El hombre dijo que no puede obtener los certificados de defunción de sus familiares hasta que se identifiquen sus restos. Sin los certificados de defunción, su familia no puede solicitar la compensación pagada a las familias de las víctimas del terrorismo en virtud de la Ley Nº 20 de 2009 .

Irak sólo tiene un laboratorio autorizado para realizar la identificación de ADN de restos exhumados de fosas comunes, dijo Taama a Human Rights Watch desde el laboratorio forense de ADN de la Dirección Médico-Legal en Bagdad. 

En preparación para su partida, UNITAD ha estado apoyando al laboratorio forense de ADN de la Dirección Médico-Legal para obtener la acreditación de la Organización Internacional de Normalización, ISO/IEC 17025. La acreditación significaría que las determinaciones realizadas por el laboratorio en Bagdad serían reconocidas internacionalmente, lo que permitiría que sus hallazgos fueran aceptados como evidencia en tribunales de todo el mundo. 

Khabat Abdullah, asesor del Ministerio de Asuntos de los Mártires y Anfal del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), dijo a Human Rights Watch que el  departamento de investigación forense criminal del Ministerio del Interior del GRK  tiene un laboratorio con capacidad para realizar la identificación de ADN de cinco a siete restos por día. Pero según la Ley de Protección de Fosas Comunes de Irak  (Ley Nº 5 de 2006), sólo el laboratorio de Bagdad está autorizado a analizar muestras de ADN tomadas de fosas comunes.

Sabah Sabri, cuyo padre y tío fueron asesinados por ISIS en 2014 y arrojados a una fosa común en Khanasour, dijo a Human Rights Watch: “Reconocí a mi padre por su ropa. Mi vecino también reconoció a su padre porque tenía sus medicinas y las llaves de la casa”. 

Las autoridades kurdas tomaron muestras de ADN de Sabah y otros miembros de la comunidad para confirmar la identidad de las personas que se encontraban en la tumba. Sabah recibió más tarde la confirmación oficial de que su padre se encontraba entre los que se encontraron en la tumba. 

A pesar de ello, Sabah afirmó que, a fecha de julio, su familia aún no ha recibido ningún certificado de defunción de su padre: “El gobierno federal iraquí se niega a reconocer las pruebas de ADN realizadas por las autoridades kurdas, por lo que no nos dan un certificado de defunción. El Gobierno Regional del Kurdistán nos dijo que emitiría un certificado de defunción para nosotros, pero las autoridades federales nos dijeron que tampoco lo reconocerían”.

Sin el certificado de defunción, la familia no puede reclamar sus beneficios de jubilación ni ninguna otra ayuda del gobierno. “He gastado más de 3.000 dólares y he pasado siete años intentando conseguir su certificado de defunción”, dijo Sabah. 

Para las familias de las víctimas enterradas en fosas comunes, el ritmo de las exhumaciones y los obstáculos burocráticos que impiden su cierre son un insulto a la herida. “Los restos de mi padre fueron identificados recientemente”, dijo Shireen Khairo, cuyo padre fue asesinado por ISIS y encontrado en una fosa común en Hardan, distrito de Sinjar. “Pero solo recibimos la mitad de su esqueleto para enterrar. No puedo describir lo doloroso y atormentador que ha sido para el alma este proceso”.

Rebwar Ramazan tenía un año cuando su padre, su abuelo, seis de sus tíos y otros 105 hombres de su familia fueron secuestrados, asesinados y sus cuerpos colocados en una fosa común sin identificar en el sur de Irak. Los miembros de la familia de Rebwar formaban parte de los 8.000 hombres de la zona de Barzan asesinados en 1983 por el gobierno de Saddam Hussein, lo que el Tribunal Penal Supremo iraquí dictaminó que fue un acto de genocidio y crimen contra la humanidad. 

En 2019, Ramazan fue a Samawa, en el sur de Irak, para asistir a la excavación de una fosa común de esa época descubierta recientemente. “Mi madre me dijo que mi padre solo llevaba un calcetín cuando se lo llevaron, así que busqué entre todos los restos un hueso que llevara un solo calcetín pensando que tal vez lo encontraría”, dijo Ramazan. 

Hasta la fecha, se han recuperado de fosas comunes unos 2.500 restos de kurdos asesinados entre 1980 y 1988 y se han devuelto a la región del Kurdistán, dijo Abdullah a Human Rights Watch. 

La exhumación de fosas comunes es fundamental para garantizar el derecho a conocer la verdad sobre las graves violaciones de los derechos humanos y para garantizar que el Iraq pueda cumplir con su deber de garantizar recursos y reparaciones efectivos y llevar a cabo investigaciones eficaces. Las pruebas obtenidas de fosas comunes también pueden y deben utilizarse en los procedimientos penales para garantizar que los autores de los delitos rindan cuentas de sus actos. 

El Gobierno iraquí debería intensificar sus esfuerzos para exhumar fosas comunes en el país mediante un enfoque imparcial e independiente de la identidad de las víctimas y los presuntos autores. El Gobierno también debería aumentar la financiación de la Dirección de Fosas Comunes y la Dirección Médico-Legal, mejorando su capacidad de recolección de pruebas, incluso mediante la realización de estudios digitales y la reconstrucción de la escena del crimen, instalaciones para el almacenamiento de material biológico y procesos de identificación de las víctimas. 

“Exhumar todas las fosas comunes de Irak requerirá un compromiso serio y sostenido por parte de las autoridades iraquíes, y es un compromiso que debe asumirse sin falta”, afirmó Sanbar. “Sin él no será posible curar las heridas del pasado”. 

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