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Intervención de la Dra. Baluch en la Conferencia de la Juventud de Oriente Medio y Norte de África

La Dra. Mahrang Baluch, activista de derechos humanos de Baluchistán, participó en la Conferencia de la Juventud de Oriente Medio y Norte de África.

Baluchistán

La Dra. Mahrang Baluch, activista de derechos humanos de Baluchistán, participó en la Conferencia de la Juventud de Oriente Medio y Norte de África por videoconferencia.

La Dra. Baluch comenzó su mensaje hablando de las masacres del pueblo baluch con ejemplos de su propia vida. Dijo que ellos y ellas, como pueblo baluch, esperan apoyo para la lucha por la libertad de Baluchistán.

La Dra. Mahrang Baluch dijo: «Es necesario no sólo simpatizar con aquellos que luchan por la justicia y la paz, sino también darles un apoyo infinito. Os saludo a todos y a todas por vuestra lucha sin fin y vuestros sacrificios».

A continuación, compartimos su mensaje íntegramente:

«Queridos jóvenes activistas, quiero dar las gracias al comité organizador por darme esta oportunidad de hablar aquí. Mi nombre es Dra. Mahrang Baluch. Soy activista política y trabajo por los derechos humanos. Soy de Baluchistán y miembro del Comité de Solidaridad de Baluchistán, activista por los derechos humanos. Luchamos contra el genocidio baluchi de forma pacífica. En 2023, el Comité de Solidaridad con Baluchistán celebró la marcha más larga de la historia de Baluchistán y de toda la región para protestar por el genocidio contra el pueblo baluchi. Ahora nos estamos preparando para otra concentración nacional contra este genocidio en julio.

Queridos amigos y amigas, hoy quiero hablar de una región, orgullo de la cual la violencia de la ocupación y del poder se hace eco en el mundo, se trata de nuestro país Baluchistán. Como pueblo baloch, nos enfrentamos a un genocidio que continúa en el siglo XXI y nos entristece mucho que el mundo guarde silencio. Durante 70 años, los jóvenes, las madres, las hermanas y las hijas de nuestros países han vivido las mayores tragedias. En todo el mundo se alza la voz por los pueblos oprimidos, pero, por desgracia, ninguna organización de derechos humanos alza la voz por nosotros y nosotras, y las organizaciones antibelicistas no hablan de la violencia que se ejerce contra nosotros y nosotras. Hoy, cuando hablamos del sufrimiento del pueblo baluchi, especialmente del secuestro de personas por parte del Estado, creo que Baluchistán es la región con mayor número de personas secuestradas por el Estado. Durante los últimos 20 años, el ejército paquistaní y sus servicios de inteligencia han secuestrado a miles de baluchis. Los más afectados por estas prácticas son los jóvenes, porque alzan valientemente la voz por sus derechos y no callan ante la opresión. Por eso, el ejército y los servicios de inteligencia de Pakistán secuestran cada día a nuestros jóvenes. En los últimos 20 años, su número ha superado el millar. Muchos jóvenes baluches llevan años desaparecidos sin que los organismos gubernamentales notifiquen a sus familias si están vivos o no. Este terror se ensaña con los jóvenes, los profesores, los periodistas, los poetas, los artistas, las mujeres, los niños y las niñas y los inventores. El dolor de esto es tan grande que las palabras no bastan.

Tenemos niñas que no han conocido a su padre en su vida, porque fueron secuestradas antes de nacer, y crecieron sin padre. Tenemos cientos de mujeres cuyos cónyuges fueron secuestrados y después de 10 años siguen sin tener información sobre si sus cónyuges están vivos o no. El Estado no comparte la información. O viven o los matan. Para comprender realmente este dolor, hay que ver a las familias cuyas personas fueron secuestradas. En este momento, la gente comprende que se trata del peor dolor del mundo. Yo también soy víctima de esta política; tenía 13 años cuando mi padre fue secuestrado por el Estado. Mis hermanos y yo protestamos por la liberación de mi padre, pero en lugar de eso sólo nos llevamos su cuerpo. Tras ser torturado, su cuerpo fue arrojado a un bosque. El dolor que sufrimos como familia durante ese tiempo no se puede expresar, y todavía nos afecta a día de hoy. Nunca olvidaré aquel momento en que vi el cadáver de mi padre delante de mí.

Queridos jóvenes de hoy, creo que todos los pueblos oprimidos del mundo, incluidos los baluch y los kurdos, que se enfrentan al genocidio, experimentan un dolor común y se enfrentan a los mismos problemas. Todos pasamos por el genocidio sólo porque seguimos existiendo en nuestros países, porque queremos vivir como personas libres e independientes y buscamos la paz y la unidad en nuestros países, cuando se nos impone la guerra. Puede que yo misma sea de Baluchistán, pero considero el sufrimiento de los kurdos y de todos los pueblos oprimidos como propio. La dificultad en la que vivimos es común y nuestra lucha también lo es. Debido a nuestro dolor común, es necesario unir nuestros esfuerzos para superarlo. Podemos poner fin a este sufrimiento mediante nuestra lucha. En los momentos más oscuros, no debemos renunciar los unos a los otros. Necesitamos conocer el poder humano de la conciencia que trasciende el género, la nación. En medio de todas las dificultades, la juventud de Baluchistán mantiene viva la antorcha».