En una carta dirigida a la Delegación de Estambul de la Asociación de Derechos Humanos (IHD), los presos políticos de la Prisión de Alta Seguridad de Edirne advierten del peligro que corre la vida de sus compañeros de prisión que están gravemente enfermos. En la carta, escrita por Gabar Denli, Yılmaz Bulut, Mazlum Akdağ, Hüseyin Aydın y Fuat Taş, los presos señalan que los internos enfermos no reciben un tratamiento médico adecuado y que Ibrahim Akbaba y Hadi Yalçın ya han muerto en la prisión.
Los presos gravemente enfermos son Abdülrahim Demir (60 años), Ferzende Erbi (72 años), Abdullah Ateş (70 años), Ehettin Kaynar (72 años) y Kerim Boran (81 años), que fueron condenados a cadena perpetua en junio de 2018 como separatistas y presuntos miembros de una organización terrorista. El motivo aducido fue que los cinco hombres habían participado en una "comisión de justicia" autoorganizada en la provincia de Iğdır para la resolución de conflictos entre familias.
Los autores de la carta describen las condiciones de detención en Edirne y se centran en el tratamiento de los enfermos. Según la carta, no hay exámenes médicos adecuados y la dirección de la prisión obstruye arbitrariamente las consultas con especialistas: "Sin un intento serio de diagnóstico, se prescriben medicamentos en la enfermería y el tratamiento se retrasa durante meses y a veces incluso años. Sólo cuando la enfermedad ha progresado hasta el punto de ser incurable se inicia el tratamiento. La derivación al hospital se produce muy tarde o no se produce".
Durante el trayecto al hospital, los presos están encadenados de pies y manos, y en el hospital están encadenados a la cama: "Este trato degradante hace que los viajes al hospital sean imposibles. Los médicos del hospital y de la enfermería consideran en su mayoría a los presos como enemigos y no cumplen con su deber humano y profesional". La oficina del forense se niega a perdonar a los presos incluso en casos de enfermedades mortales, condenándolos oficialmente a muerte.
La carta describe con detalle el estado de salud de los cinco ancianos de Iğdır. Debido a sus múltiples enfermedades, ya no son capaces de cuidar de sí mismos y necesitan urgentemente ser liberados.