Mahmut Turhallı, preso en la cárcel de Patnos, en el Kurdistán turco, lleva 12 días en huelga de hambre para proestar contra el acoso de la administración penitenciaria. Dijo que estaba en huelga de hambre en una llamada telefónica con su familia tras señalar que las prácticas arbitrarias en la prisión habían alcanzado su punto máximo.

Mahmut contó a su madre, Zeynep Turhallı, las violaciones y maltratos a los que había sido sometido y le dijo que las violaciones han ido aumentando mientras que la violencia psicológica ha alcanzado niveles insoportables.

Zeynep Turhalı dijo: "Mi hijo lleva 12 días en huelga de hambre. Dijo que continuará su protesta hasta que se cumplan sus demandas, y que hará un ayuno de muerte si es necesario".

Turhallı dijo que se dirigió a la Asociación de Derechos Humanos y expuso las violaciones que se estaban produciendo en la prisión. Añadió que presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General de Diyarbakır sobre los directores y guardias de la prisión por dichas violaciones.

Turhallı hizo un llamamiento a la conciencia pública y dijo: "Mi hijo sufre una enfermedad cardíaca. Su presión arterial aumenta constantemente. Temo por la salud de mi hijo. Hago un llamamiento a todas las madres de aquí: deberían proteger los derechos de sus hijos en las cárceles".