Sale un preso político tras 30 años encarcelado por el régimen turco
Kemal Zengin sale de la prisión de Şakran tras pasar 30 años encerrado.
Kemal Zengin sale de la prisión de Şakran tras pasar 30 años encerrado.
Kemal Zengin, un preso político recluido en la prisión de régimen cerrado tipo T de Şakran en Izmir, ha sido puesto en libertad tras cumplir 30 años de condena. Zengin fue recibido frente a la prisión por su familia y miembros de la Asociación Egea de Ayuda a las Familias de Detenidos y Presos (EGE-TUHAYDER).
Zengin fue detenido a raíz de un chivatazo en el distrito de Ceylanpınar en Urfa en 1994. Como resultado del juicio llevado a cabo por un Tribunal de Seguridad del Estado (DGM), Zengin fue condenado a cadena perpetua por “pertenencia a una organización terrorista”, el cargo que se le imputa a toda la oposición política en Turquía. Zengin, que ingresó en prisión a los 20 años, ha quedado en libertad a los 50.
Tras su liberación, Zengin declaró: “Aunque mi liberación me hace feliz por un lado, me entristece por otro. Esta tristeza se debe a los amigos que dejamos atrás. Muchos de nuestros amigos son presos gravemente enfermos y no han sido puestos en libertad. También tenemos amigos que cumplieron sus condenas pero siguen en la cárcel. Por eso mi liberación me produjo sentimientos encontrados. Es muy difícil salir en libertad con estos sentimientos. Nos gustaría que todos los presos políticos fueran liberados al mismo tiempo. Por eso una parte de nosotros está triste y la otra feliz.”
Persecución política
Las detenciones contra la oposición política, activistas, la prensa libre, los abogados e incluso, los kurdos y las kurdas por el hecho de serlo, son comunes en la República turca. Generalmente, a estas personas se les imponen cargos de terrorismo por los que son suspendidos prácticamente todos sus derechos y enviados a prisión, impidiendo de este modo que ejerzan su trabajo y alcen la voz contra las continuas violaciones del Estado. En el caso de la detención de personas sólo por su etnia o acciones puntuales, el cargo suele rebajarse a “propaganda de una organización ilegal”, lo que sirve para ahuyentarlas de los movimientos sociales y organizados de la oposición.
Tras las detenciones, se presiona a los presos y presas políticos para que hagan confesiones de remordimiento una vez cumplidas sus condenas regulares de prisión. Quienes se niegan, son mantenidos en la cárcel. Esto se traduce en que el Estado turco impide la puesta en libertad de numerosos presos y presas una vez transcurrido el tiempo estipulado por la ley por el hecho de que se niegan a reconocer la criminalización que genera el propio Estado turco contra las diferentes formas de libertad de expresión y pensamiento, a las que tilda de "terroristas".
Además ahora se ha informado de la creación de “Comités Especiales” en las prisiones turcas al margen de toda la nacional e internacional, que se encargan precisamente de hacer firmar a los presos una declaración en la que afirman que no tienen ninguna relación con organizaciones ilegales, de manera que posteriormente pueda ser utilizada para su acoso, detención y condena a mayores penas de hallar cualquier relación con la oposición política prohibida en Turquía.
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