Asim Demir, de 66 años, ha pasado casi la mitad de su vida entre rejas. Tras 40 días bajo custodia policial, el tristemente célebre Tribunal de Seguridad del Estado (DGM) lo condenó a cadena perpetua por "perturbar la unidad e integridad del Estado". Aunque su excarcelación habría sido posible tras 24 años, se le niega incluso después de haber cumplido un total de 30 años de condena. El Comité de Ejecución y Revisión ha prorrogado su encarcelamiento por segunda vez tres meses, ya que Demir no muestra ningún remordimiento por su "hazaña". En marzo de 2023, el comité de evaluación se negó a ponerlo en libertad por "falta de remordimientos".
Demir ha vivido una odisea por las cárceles turcas. Fue detenido el 26 de diciembre de 1992 y desde 2021 se encuentra en la prisión de Espiye, en Giresun. Antes pasó dos años en la prisión de Muş, 13 en Antep, cinco en Midyat y ocho en Ordu.
El Comité de Ejecución y Revisión fue creado por el régimen del AKP/MHP en 2021. Desde entonces, a los presos políticos se les ha denegado repetidamente la excarcelación alegando "falta de remordimiento", incluso después de cumplir sus penas de prisión. Se trata de un ataque directo a la identidad de los presos, ya que el comité pretende acabar con ellos.