El Grupo de Trabajo Kurdo en el Parlamento Europeo acogió con satisfacción la decisión del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de disolver su estructura organizativa y poner fin a su lucha armada. Señalaron que esto marca el fin de una era, pero también el comienzo de una nueva y democrática lucha por la paz. El grupo hizo un llamado al gobierno turco para que aproveche esta oportunidad histórica en beneficio tanto de kurdos como de turcos.
En su declaración, el grupo enfatizó que Turquía debe implementar reformas legales y políticas para facilitar un proceso de resolución pacífica. Subrayó que deben garantizarse las libertades fundamentales para permitir que las diferencias políticas se resuelvan por medios democráticos, y que, como primer paso, deben liberarse todos los presos políticos y debe cesar la presión política sobre el poder judicial.
El grupo señaló que esta decisión llegó en un momento en que la democracia en Turquía está bajo una grave amenaza y expresó su aliento por el apoyo mostrado al proceso de paz por parte de diversos partidos políticos. Enfatizó que el Parlamento turco debe estar plenamente involucrado en el proceso, el cual debe servir como base para una sociedad nueva, democrática y pacífica. También se advirtió que la paz no debe ser monopolizada por ninguna estructura política ni manipulada con fines de beneficio político.
La declaración subrayó que este congreso crítico del PKK tuvo lugar en condiciones difíciles, a pesar de que la organización había declarado un alto el fuego, mientras continuaban las operaciones militares turcas contra las zonas base. Se instó a Turquía a detener los ataques y establecer las garantías de seguridad y los mecanismos necesarios para un proceso de paz completo. También se afirmó que este proceso debería contribuir a la retirada de la creciente presencia militar de Turquía en la Región del Kurdistán de Irak y garantizar el retorno seguro de los aldeanos desplazados.
En el contexto sirio, se señaló que Turquía ha utilizado los supuestos vínculos con el PKK como pretexto para sus ataques y ocupaciones contra la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. Al enfatizar que la Administración Autónoma nunca ha representado una amenaza real para Turquía, la declaración afirmó que, con la disolución del PKK, esas justificaciones ya no son válidas y que los ataques deben cesar y las fuerzas turcas deben retirarse de la región.
Finalmente, se hizo un llamado a las instituciones europeas para que utilicen su autoridad a fin de brindar el apoyo y la presión necesarios para convertir este momento histórico en el inicio de un verdadero cambio democrático.