En los últimos años, el expolio de la naturaleza en el Kurdistán del Norte (Bakur) ha adquirido una dimensión sin precedentes.

Desde hace más de dos años, especialmente en la región del monte Cudi en Şırnak, la tala de árboles ha continuado de forma ininterrumpida.

Esta matanza comenzó con la construcción de comisarías y fortalezas turcas. Por último, los centenarios almendros, cúrcuma y espinos pertenecientes a los aldeanos de Gundikê Remo en la región de Têkeva, vaciada por la fuerza en 1992, han sido talados por guardias de aldea. Los árboles se han dejado secar en la misma zona.

Los residentes, que no han querido dar sus nombres por razones de seguridad, han informado de que los viejos árboles comenzaron a ser cortados por los guardias de aldea de Şenoba hace aproximadamente una semana. Además han exigido el fin de esta matanza.

También se han talado árboles en Besta y en la montaña de Namaz.