El 28 de diciembre de 2011, aviones de combate turcos bombardearon a un grupo de comerciantes fronterizos, en su mayoría menores de 18 años, en el pueblo de Roboski, en el distrito de Uludere, en Şırnak. 34 personas, entre ellas 19 menores, murieron en lo que se conoce desde entonces como la masacre de Roboski. Sólo cuatro personas sobrevivieron al ataque, todas ellas gravemente heridas. Los jóvenes, de entre 13 y 38 años, cuyas familias vivían del comercio fronterizo, regresaban del Kurdistán del Sur cuando comenzó el bombardeo de los aviones de combate turcos a las 21.37 horas. El bombardeo continuó hasta las 22.24 horas.

Aunque los funcionarios del gobierno y los medios de comunicación intentaron encubrir la masacre con justificaciones como "un accidente operativo", ninguno de los responsables fue llevado ante la justicia. El actual jefe de Estado, Recep Tayyip Erdoğan, que era entonces primer ministro, prometió investigar el incidente. Sin embargo, fue el propio Erdoğan quien agradeció personalmente al jefe del Estado Mayor por el atentado.

Las familias de Roboski, que el último día del año recordaron a sus parientes asesinados en la tumba, hablaron con ANF.

Fatma Encü: "Hace 13 años, 34 de nuestros ciudadanos fueron masacrados y todavía no se ha hecho justicia. Perdí a mi marido y todos mis hijos quedaron huérfanos. No se llevó a cabo ninguna investigación ni se llevó a los culpables a juicio. El Estado no ha tomado ninguna medida para revelar quiénes son los autores de la masacre".

Ibrahim Encü: "Los soldados sabían perfectamente que nuestra gente se ganaba la vida comerciando en la frontera. Masacraron a nuestra gente en ataques con aviones de guerra en mitad de la noche. Nuestra única exigencia es que se revele quiénes fueron los autores de esta masacre. Llevamos 13 años pidiendo justicia, pero no ha llegado a Roboski".

Miran Encü: "Nuestros hijos fueron destrozados por aviones de combate en mitad de la noche. Han pasado todos estos años y no se ha descubierto quiénes asesinaron a nuestros hijos. No hay nada que podamos hacer. Como familias, lo único que queremos es justicia. Nuestra búsqueda de justicia continuará y desenmascararemos a quienes asesinaron a nuestros hijos".

Abdurrahman Encü: "Han pasado 13 años desde la masacre. Lo único que hacemos es llorar. Nos dejaron dolor y lágrimas. No trajeron ante nosotros a quienes asesinaron a nuestros hijos. Queremos justicia, pero el Estado no la ha hecho. Dejo el resto en manos de Dios. Los que perpetraron esta masacre deben rendir cuentas. Las promesas que nos hicieron no se cumplieron".