Van, siete años después del terremoto

Han pasado siete años desde el terremoto que mató a 644 personas en Van

Tras el terremoto, la población no solo tuvo que hacer frente a la destrucción provocada por el terremoto, también se convirtió en víctima del sector de la construcción.

Siete años después de lo que fue uno de los terremotos más grandes en Kurdistán, aún son visibles los efectos de esta tragedia.

Como se recordará, el epicentro del terremoto, que tuvo lugar el 23 de octubre de 2011 a las 13:44, se encontraba en la aldea de Tabanli, a 17 kilómetros de Van. El terremoto duró 25 segundos. Una eternidad, suficiente para traer destrucción y muerte.

La magnitud del terremoto fue anunciada por el Observatorio Kandilli como 6.6 en la escala de Richter y 7.2 según la Autoridad de Estudios Geológicos de EEUU. En un comunicado emitido más tarde por el Observatorio Kandilli, se afirmó que la intensidad del terremoto era de 9 en el epicentro y la magnitud se corrigió a 7.2.

644 personas perdieron la vida y otras cinco mil resultaron heridas

Según cifras oficiales, 644 personas perdieron la vida y casi 5 mil resultaron heridas. El número de casas destruidas fue de alrededor de 2.500.

El número de viviendas dañadas alcanzó los 40 mil (en las investigaciones realizadas después del terremoto, 72.242 edificios, viviendas, lugares de trabajo y graneros resultaron destruidos o gravemente dañados).

Aún no se han solucionado las dificultades experimentadas en estos 2 grandes terremotos. El término utilizado para describir el terremoto, llamándolo "la gracia de Dios", es una prueba del enfoque inmoral del gobierno del AKP.

Después del terremoto, la burocracia estatal del AKP y el Palacio, que convirtió esta situación en una oportunidad para derribar la sociología de la ciudad en lugar de curar las heridas de Van, no solo hizo que decenas de miles de personas fueran víctimas, sino que las dejaron expuestas a condiciones más difíciles que las provocadas por el terremoto en sí.

Erdoğan convirtió al BDP y a la municipalidad de Van en objetivos.

La municipalidad de Van y su copresidente, Bekir Kaya, movilizaron todas sus fuerzas disponibles tras el terremoto, pero no fueron incluidos en el Grupo de Coordinación de Terremotos, en el cual estaban el Gobernador, el Gobernador de Distrito, las fuerzas de seguridad y los militares. El Primer Ministro del período Recep Tayyip Erdoğan fue un paso más allá, apuntando abiertamente al BDP y a la municipalidad.

El terremoto en Van coincidió con un período frío y las duras condiciones invernales dificutaron aún más la lucha por sobrevivir. Las personas, ahora sin hogar, empezaron a vivir en tiendas sin calefacción.

Si no fuera por la solidaridad y la movilización de la población, las tasas de mortalidad habrían sido mucho más altas. Sufrieron, especialmente, los ancianos, niños y enfermos. La gente se refugió en carpas.

Rechazaron ayuda internacional

La comunidad internacioal reaccionoó de inmediato al terremoto y la inevitable tragedia humana resultante. Tras la noticia de la catástrofe, el mundo se puso en marcha y las organizaciones internacionales de la Unión Europea, las Naciones Unidas y la OTAN, así como los estados de Alemania, Estados Unidos, Azerbaiyán, Bosnia y Herzegovina, Armenia, Francia, Irak, Israel, Kosovo, El norte de Chipre, Egipto, Pakistán, Rusia, Grecia, el Reino Unido, Polonia, Hungría y Suiza, además de enviar mensajes de condolencias,  también ofrecieron ayuda si era necesaria.

Sin embargo, Abdullah Gül, el entonces presidente de la República, rechazó los ofrecimientos alegando que los equipos turcos tenían capacidad suficiente para enfrentarse a un desastre de este tipo.

El 23 de octubre, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció que todas las ofertas de ayuda, excepto las que provenían de Azerbaiyán, Bulgaria e Irán, habían sido rechazadas. Erdoğan, el primer ministro de la época, (que dijo: "Queremos ver nuestra propia fuerza tras este terremoto") retrasó todo, evitando las intervenciones.

TOKI no reconoció a la región como una zona víctima de un desastre

Uno de los efectos más importantes del terremoto fue la vida social. TOKI aprovechó la oportunidad para "reconstruir" el área afectada y, de hecho, condenó a las personas a peores condiciones de vida.
TOKI proporcionó espacios de vida poco saludables que finalmente obligaron a miles de familias a emigrar a otras provincias.

El Estado, no contento con perseguir a las personas gravemente afectadas por el terremoto, emprendió una guerra especial contra la municipalidad de Van, gobernada por el BDP.

Van y sus alrededores tendrían que haber sido declarados como zona de desastre, pero no esto, de manera intencional, no sucedió.

Van y sus distritos resultaron ser una oportunidad para TOKİ, y contruyeron muchas casas a gran velocidad. Estas estaban mal construidas y tuvieron que cambiarse cuando un armario de cocina se cayó el 27 de diciembre de 2013 en Ercis, y la pequeña Tuana Güngör, de 5 meses, perdió la vida.

Estas casas fueron entregadas a las víctimas a cambio de unos altos alquileres, además de presionar a la población para que entrara en ellas. 

Otro ejemplo de oportunismo y uso de una tragedia con fines de lucro por parte de TOKİ fue la construcción de edificios no controlados. En concreto, el trabajo llevado a cabo bajo el nombre de transformación urbana solo provocó más daño.

También impactó la economía local. El terremoto produjo una alta destrucción económica. El AKP defendía que "la economía se recuperaría" prometiendo inversiones y proyectos, sin luego cumplir ninguno de ellos.

La mayoría de los comerciones cerraron sus puertas durante este proceso. Especilamente en Ercis. Solo en los primeros tres años se eliminaron hasta 250 registros de transacciones de la Cámara de Comercio e Industria.

Mientras que las pequeñas empresas cerraban, las grandes empresas iban creciendo. Y no fue coincidencia. Se abrieron cadenas de tiendas como BİM y A 101 y lo proliferaron a gran velocidad.

En resumen, Van, después del terremoto, vivió un periodo de cambio / transformación. Pero este cambio se llevó a cabo con fines políticos y, 7 años después, las heridas de la región permanecen abiertas y sangrando.