Apuntes tras las elecciones en EEUU

Las elecciones al congreso y una parte del senado de los EEUU han provocado que ambos partidos reclamen como suya la victoria. La realidad en cambio muestra un escenario más complejo.

El martes 6 de noviembre, los votantes de EEUU acudieron a las urnas para elegir a los congresistas que formarán el nuevo  Congreso y a un tercio del Senado.

Los dos únicos partidos que componen el particular sistema política estadounidense, el republicano y el demócrata, se han proclamado ambos victoriosos tras los comicios.

Incluso el actual y siempre controvertido presidente Donald Trump ha afirmado que los resultados son “geniales”.

Pero mirando en más detalle los resultados y la distribución territorial, podemos ver que las dos fuerzas en conflicto tienen tanto motivos para alegrarse como para preocuparse.

Los demócratas han obtenido una mayoría cómoda en el Congreso recuperando la hegemonía que perdieron hace 8 años, lo cual les permite contener en parte las iniciativas presidenciales.

Los republicanos por su parte, han fortalecido su mayoría en el senado. Territorialmente, los resultados son diversos ya que mientras los republicanos mantienen la mayoría en estados como Tejas o Florida, los demócratas han conseguido ganar Pennsylvania, Michigan y Wiscoinsin, estados que fueron claves en la victoria de Trump hace ahora 2 años.

El voto parece claro: el bloque republicano es fuerte entre la población blanca, trabajadora y rural mientras que los demócratas han conseguido sacar rédito de los nuevos movimientos vinculados a las derechos de las mujeres así como en los sectores bajos o medios de las grandes ciudades y de las minorías como la negra, la latina, la musulmana, los pueblos originarios y aquellas poblaciones preocupadas por cuestiones de identidad sexual.