El Senado de Argentina aprueba unos polémicos presupuestos gubernamentales

Las cuentas ya aprobadas han provocado un fuerte rechazo entre los trabajadores y los sectores más desfavorecidos de la sociedad argentina, pero también pueden afectar a sectores de la clase media urbana a corto plazo.

A principios de esta semana la sesión plenaria del Senado dio luz verde con una confortable mayoría a los controvertidos presupuestos propuestos por el presidente Meuricio Macri.

La decisión ha estado rodeada de fuertes protestas y movilizaciones, organizadas por sindicatos y numerosas organizaciones sociales.

Los nuevos presupuestos pueden ser descritos como un prototipo de neoliberalismo aplicado a los países del sur. Para que no quede ninguna duda al respecto, las cifras contemplan todas y cada una de las demandas del FMI, que ha otorgado un préstamo al país de casi 60 mil millones de dólares duplicando de esta manera el monto total de su deuda externa en solo dos años.

Precisamente, los fondos destinados al pago de los intereses de la deuda es uno de los pocos presupuestos que crece (no menos del 50%), mientras que los presupuestos en los sectores de salud, educación, pensiones, cultura, inversión en estructuras, programas sociales y trabajos en la administración se reducen drásticamente.

A esto, debemos añadir el incremento del IVA y las tarifas en la mayoría de los servicios básicos. Sólo el subsidio de transporte mantiene su nivel, dadas las grandes distancias entre las ciudades del país, y que más de un tercio de la población está concentrada en la gigantesca ciudad de Buenos Aires.

Los presupuestos también incluyen pronósticos de una inflación del 39%, aumento del desempleo y la pérdida de valor de la monera nacional frente al dólar estadounidense.

Las cuentas ya aprobadas han provocado un fuerte rechazo entre los trabajadores y los sectores más desfavorecidos de la sociedad argentina, pero también puede afectar a sectores de la clase media urbana a corto plazo. Por lo tanto, no es arriesgado anticipar que el clima social será bastante conflictivo en los próximos meses, especialmente si tenemos en cuenta que en octubre del próximo año deben celebrarse elecciones presidenciales, por lo que los componentes político-electorales adquirirán un claro protagonismo.

Buen ejemplo de ello fue la intervención, directa y contundente, de la senadora y ex presidenta Cristina Fernández, quien durante el debate parlamentario no perdió la oportunidad de señalar que la clase política no tiene legitimidad para pedir esfuerzo y sacrificio a una población que ya sufre demasiadas deficiencias. Agregó que la recesión no se combate con austeridad sino con inversión pública, y que lo peor de todo es que el sacrificio de la población “va a ser inútil”.