El vecindario de Mahmoudiya, en el centro de la ciudad de Afrin, fue sacudido por una explosión el viernes por la noche.

No hemos podido obtener detalles de inmediato con respecto a la causa de la explosión, que ocurrió frente a la Escuela Sinah.

La ocupación de Afrin por el ejército turco y sus aliados mercenarios ha destruido la paz y la seguridad en la ciudad, provocando el desplazamiento forzoso de personas locales, masacres, secuestros masivos, torturas, abusos contra civiles, destrucción de la historia, cultura, lugares religiosos, cementerios y propiedades privadas.

Estos días marcan el inicio de los ataques de ocupación del estado turco contra Afrin hace un año. A principios de enero, el ejército turco inició una concentración militar en Afrin antes de lanzar finalmente ataques genocidas que nunca discriminaron a la población civil, sino que, por el contrario, los atacaron deliberadamente.

El régimen turco ya había convertido a Afrin en un objetivo en 2017. Los militares turcos atacaron el cantón de Afrin 576 veces en 2017, mataron a decenas de civiles y causaron daños importantes a los asentamientos. El ejército destruyó miles de olivos y se quemaron 240 hectáreas de tierras agrícolas.

Con los ataques de invasión del estado turco y los yihadistas aliados del ISIS, al-Nusra y otros grupos salafistas el año pasado, comezó una huida que terminó con cientos de miles de residentes abandonando sus hogaras y siendo recibidos en el cantón de Shehba y al distrito de Shêrawa por su propia seguridad.

Según el balance de resistencia de la guerra de las YPG para 2018, 224 civiles, entre ellos 51 niños, murieron durante los ataques del ejército y los mercenarios turcos iniciados el 20 de julio y que finalizaron el 18 de marzo, cuando la ciudad fue finalmente ocupada.