El régimen iraní confiscó el Premio Sájarov concedido a Jina Mahsa Amini. Según la organización de derechos humanos Red de Derechos Humanos del Kurdistán, con sede en Francia, el abogado de Amini, Saleh Nikbakht (que recogió el premio), quería entregar el galardón a la familia de la mujer kurda asesinada en Rojhilat. Sin embargo, el abogado fue interceptado e interrogado por representantes del régimen tras llegar al aeropuerto de Teherán, la capital iraní, informó KHRN. Le confiscaron el pasaporte, el teléfono móvil y el premio concedido a Amini.
No se permitió a la familia aceptar el premio
Amini y el movimiento asociado "Jin, Jiyan, Azadî" (Mujer, Vida, Libertad) fueron galardonados con el Premio Sájarov a mediados de diciembre. Las autoridades iraníes prohibieron a la familia de la joven de 22 años viajar a Francia y les impidieron aceptar el premio. El premio, que lleva el nombre del físico y disidente político soviético Andrei Sájarov (1921-1989), lo concede el Parlamento Europeo desde 1988 a personalidades u organizaciones que trabajan en defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión.
Víctima de feminicidio de Estado
Jina Mahsa Amini, natural de Seqiz (Saqqez), se encontraba de visita en Teherán en septiembre de 2022 cuando fue detenida por la policía de moralidad iraní por presunta violación del código de vestimenta del régimen islamista de los mulás. Poco después murió bajo custodia policial. Según su familia, Amini fue arrastrada a la fuerza hasta un coche de policía y llevada a una comisaría, donde se desplomó como consecuencia de nuevos malos tratos y cayó en coma. El 16 de septiembre de 2022, los médicos de una clínica de Teherán declararon muerta a Amini.
Cientos de muertos en la revolución "Jin, Jiyan, Azadî
La muerte de Jina Mahsa Amini desencadenó la revolución nacional "Jin, Jiyan, Azadî", con las mujeres al frente. El movimiento representó la mayor amenaza para la República Islámica de Irán desde su existencia. La generación joven, en particular, salió a la calle durante meses contra la política represiva de los dirigentes islámicos. El aparato estatal reprimió violentamente las manifestaciones. Más de 550 personas murieron y ocho manifestantes fueron ejecutados. Además, más de 22.000 personas fueron detenidas.