Se necesita una zona de seguridad en el norte de Siria
“Los EE. UU. deben asegurarse de que se garantice una zona de seguridad por las fuerzas internacionales y no por Turquía”.
“Los EE. UU. deben asegurarse de que se garantice una zona de seguridad por las fuerzas internacionales y no por Turquía”.
Shervan Derwish, portavoz del Consejo Militar de Manbij, ha escrito el siguiente artículo para el New York Times.
"Tanto si EE. UU. como la Coalición Internacional protegieran Manbij del Estado Islámico y las zonas controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) en el norte de Siria de un futuro desconocido, sería una importante prueba de su credibilidad.
Estoy escribiendo desde Manbij, una ciudad de 700.000 habitantes en el norte de Siria gobernada por una administración civil formada por árabes, kurdos, turcomanos y circasianos. Gracias a los combatientes kurdos que liberaron Manbij en 2016, hemos podido disfrutar de libertades inimaginables bajo el Estado Islámico o el propio gobierno de Siria.
Las mujeres en Manbij, donde una vez fueron compradas y vendidas como esclavas por los terroristas del Estado Islámico, dirigen ahora cooperativas económicas, prestan servicios en el Consejo Militar de Manbij y tienen igual representación en los Consejos electos.
Por primera vez en la historia de Siria, hemos celebrado elecciones municipales. Hemos reabierto o construido numerosos hospitales y 350 escuelas a las que acuden 120.000 estudiantes. Hemos dado 2.000 licencias para fábricas y molinos de harina. La reconstrucción física de nuestra ciudad ha sido lenta pero estable. Y lo más importante, la gente vive ahora sin miedo.
Nuestra administración civil ha dado a la gente el coraje de reconstruir sus vidas y, por primera vez, participar en la construcción de la democracia. Hemos formado el Consejo Militar de Manbij, una Fuerza de Seguridad compuesta principalmente por árabes locales, para cazar a terroristas y células durmientes, luchando para garantizar que los grupos terroristas nunca puedan volver a amenazar al pueblo de Siria.
Sin el apoyo internacional, nada de esto hubiese sido posible. Las fuerzas de la Coalición lucharon junto a las mujeres y los hombres de las SDF, y con sus aviones de combate atacaron al Estado Islámico mientras luchábamos en grupo sobre el terreno. Juntos, liberamos la mayor parte del territorio sirio de los grupos terroristas como ninguna otra fuerza lo hizo. Las estadísticas muestran que cada vez muere menos gente alrededor del mundo a causa de ataques terroristas, una cifra que disminuye año a año desde 2015… Algo atribuible en parte a los sacrificios que nuestras fuerzas hicieron para eliminar el Estado Islámico.
El sistema político, inclusivo y democrático, establecido alrededor del norte y el Este de Siria, ha tenido éxito en Manbij amenaza a los dictadores y los terroristas que quieren ver nuestro país dividido entre distintas etnias y líneas religiosas.
Pero desde que el presidente Trump anunció su decisión de retirar las fuerzas estadounidenses de Siria lidiamos con un futuro incierto. La clase política estadounidense podría no entenderlo por completo, pero estos soldados que sirvieron junto con nosotros lo hacen. Después del anuncio del sr. Trump, un oficial estadounidense nos dijo: “No tengo palabras. No os puedo decir por qué. No puedo. ¡Estas son nuestras órdenes!” Las lágrimas corrían por su rostro.
Aunque el Estado Islámico está a punto de ser derrotado, nos enfrentamos a amenazas diarias de un nuevo enemigo: el prsidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. El sr. Erdogan ha anunciado repetidamente sus planes de invadir nuestra región, alegando que las Unidades de Protección Popular o YPG tienen presencia aquí.
Hemos enfatizado repetidas vecez que las YPG han abandonado Manbij y que nuestras fuerzas no representan una amenaza para la seguridad nacional de Turquía. Creemos que el sr. Erdogan no teme la presencia o ausencia de ninguna fuerza militar, sino la coexistencia pacífica y democrática de árabes, kurdos, cristianos… en el noreste de Siria.
El sr. Erdogan no puede hacer saltar por los aires esta coexistencia. Planea utilizar la oposición islamista apoyada por Turquía en Siria para invadir Manbij, tal y como hizo en las zonas cercanas de Azaz, Jarabulus y Afrin.
Mientras Turquía clama que está devolviendo estos territorios a sus “verdaderos dueños”, el sr. Erdogan está condenando a los sirios a la ocupación extranjera y el gobierno marcial, y la perspectiva de paz tras 8 años de guerra se vuelve aún más difícil de alcanzar.
En ningún lugar es esto tan evidente como lo es en Afrin, donde Turquía ha sido acusada de reclutar a ex miembros del Estado Islámico y milicias con lazos con Al Qaeda para diezmar la pacífica región y su administración autónoma. La incursión de Turquñia en Afrin, en el norte de Siria, provocó el desplazamiento de 300.000 personas y las milicias respaldadas por Turquía tomaron, saquearon y destruyeron las propiedades de los civiles kurdos.
Si los E. UU. permiten a Turquía atacar Manbij, ese será también nuestro destino.
Desafortunadamente, parece que las potencias globales aún estás dispuestas a jugar a los juegos de Turquía. La hoja de ruta del sr. Erdogan para Manbij no sirve ni refleja los intereses de su gente. Él también ha propuesto establecer una zona de seguridad tras el retiro de las tropas estadouniendeses, un plan que el sr. Trump parece haber aceptado.
No nos oponemos al concepto de zona de seguridad. Creemos que es posible que los EE. UU. retiren sus tropas de nuestra región sin abandonar a nuestro pueblo. Sin embargo, no aceptaremos ninguna incursión turca en las áreas que hemos liberado, sin importar las palabras utilizadas para describirla.
Cualquier “zona de seguridad” en el noreste de Siria debe ser garantizada por las fuerzas internacionales y no por las tropas turcas y las milicias yihadistas que se concentran en nuestras fronteras. Una zona segura internacional garantizaría que las fronteras de Turquía estuviesen protegidas, sin someter a la población del noreste de Siria a la misericordia de los representantes del sr. Erdogan. También facilitaría los continuos esfuerzos de reconstrucción que tienen lugar en nuestra región, que son claves para la estabilidñad y la paz.
Y los EE. UU. y otros miembros de la coalición deben apoyar los esfuerzos para lograr un acuerdo negociado para el conflicto sirio y garantizar que nuestra administración esté representada en esas conversaciones. Desde el comienzo de la guerra, hemos luchado para construir un futuro estable e igual para todos los sirios.
Junto con la Coalición, ganamos batallas históricas en Kobanê y en Raqqa. Ahora que la guerra está llegando a su fin, creemos que las fuerzas internacionales que lucharon con nuestro pueblo deben desempeñar un papel moral para garantizar nuestra dignidad, seguridad y nuestra visión del futuro de Siria.
En Manbij, donde el Estado Islámico una vez planeó ataques contra Occidente, los niños crecen ahora sin miedo. El mundo tiene la responsabilidad de garantizar que su futuro continúe siendo seguroy pacífico. Pedimos a nuestros socios que estén a la altura de las circunstancias para esta última tarea”.