La escandalosa sentencia del juicio de Gezi ha causado gran indignación en Turquía. Subrayando que no reconocerían esta decisión, cientos de personas han iniciado una vigilia por la justicia frente al Palacio de Justicia de Çağlayan llamando a todo el mundo a mostrar su solidaridad.
En un comunicado se ha dicho que la acusación se redactó en el Palacio [del presidente] y que la decisión se ha anunciado en el tribunal. Se ha subrayado que la razón por la que esta decisión se haya tomado tan fácilmente ha sido por el hecho de que la oposición haya permanecido en silencio. Y se ha agregado que la lucha continúa.
El lunes se leyó la sentencia del juicio de Gezi. El tribunal condenó a los acusados por delitos inexistentes. Mientras que Osman Kavala fue condenado a cadena perpetua agravada, Mücella Yapıcı, Çiğdem Mater, Hakan Altınay, Mine Özerden, Can Atalay, Tayfun Kahraman, Yiğit Ali Ekmekçi fueron condenados a 18 años de prisión cada uno.
Los presentes en la sala reaccionaron a la decisión coreando consignas como: “En todas partes Taksim, en todas partes la resistencia”.
El abogado Can Atalay, que pronunció un discurso de despedida a la multitud en la sala, que estaba bajo bloqueo policial, subrayó que no aceptarían esta sentencia y que no se doblegarían ante el acoso y la persecución. Siete acusados fueron llevados a prisión entre aplausos y tras despedirse de sus familiares.
Antecedentes
El filántropo turco Osman Kavala ha sido condenado a cadena perpetua agravada en el muy criticado “juicio Gezi” de Estambul. Los tres jueces han dictado sentencia contra este hombre de 64 años, acusado de intentar derrocar al gobierno. Las perspectivas de libertad condicional para Kavala no existen según la jurisprudencia vigente: las personas condenadas a cadena perpetua con agravantes por delitos que el tribunal considera cometidos contra la “seguridad del Estado” permanecen detenidas hasta su muerte física. La gente en la sala del tribunal reaccionó inmediatamente a la decisión con abucheos y fuertes protestas. El veredicto aún no es definitivo.
Kavala lleva cuatro años y medio encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Silivri, cerca de Estambul, sin haber sido declarado culpable de ninguno de los cargos que se le imputan hasta ahora. La justicia turca y el presidente Recep Tayyip Erdoğan le acusan de intentar desestabilizar el país. Según el acta de acusación, los cargos del juicio eran “un intento de golpe de Estado” en relación con las protestas de Gezi de 2013 y “espionaje político y militar” en relación con el intento de golpe de Estado de 2016. En febrero de 2020, un tribunal lo absolvió de este cargo.
El promotor cultural siempre ha negado todas las acusaciones contra él, calificándolas de “teorías de la conspiración” y considerándose víctima de una instrumentalización política por parte del gobierno. En la última vista celebrada el pasado viernes, Kavala volvió a negar los cargos que se le imputan, afirmando que la acusación está llena de “declaraciones engañosas”. “El hecho de haber pasado cuatro años y medio de mi vida en la cárcel es una pérdida que no se puede pagar”, dijo Kavala en su declaración final. Agregó que sólo podría sentirse reconfortado “si lo que yo pasé ayuda a poner fin a los graves errores judiciales en el país”.