El éxito estratégico de Öcalan en Imralı

Mahmut Şakar habla con Civaka Azad sobre su experiencia como abogado del líder kurdo Abdullah Öcalan.

El 2 de mayo de 2019, los abogados de Öcalan tuvieron contacto con su cliente por primera vez desde hace casi ocho años. El 22 de mayo, pudieron realizar otra visita a la isla-prisión de Imralı. Antes de estas visitas, se habían rechazado en total 810 solicitudes de visita desde julio de 2010. Con esto, Öcalan tiene el “récord europeo” de confinamiento sin acceso a ninguna representación legal. Las visitas en mayo fueron ganadas por una huelga de hambre de meses llevada a cabo por activistas y simpatizantes del movimiento kurdo. El 17 de abril de 2019, un tribunal levantó la prohibición de visitas a las que también había sido sometido el equipo de defensa. Un mes después, el Ministro de Justicia turco, Abdülhamit Gül, anunció que a partir de ese momento, no habría limitaciones para las visitas a Öcalan para sus abogados. En un comunicado conjunto, Öcalan y sus tres compañeros de prisión señalaron la urgente necesidad de llevar a cabo negociaciones democráticas para solucionar los conflictos en Turquía y Oriente Medio. Los problemas y las guerras en la región, alegaron Öcalan y sus compañeros presos Amíli Yildirim, Ömer Hayri Konar y Veysel Aktaş, no debían abordarse con violencia, sino con “métodos de negociación democráticos, más allá de cualquier polarización y cultura de conflicto”.

Civaka Azad ha hablado de todo esto con Mahmut Şakar, testigo en los tiempos del complot internacional que condujo al arresto de Öcalan. Es uno de los primeros abogados que representó a Öcalan después de su secuestro en Kenia el 15 de febrero de 1999. De 1999 a 2004, cuando fue inhabilitado, Mahmut Şakar visitó a Öcalan regularmente a la isla prisión de Imralı. Entre 1992 y 1997, permaneció en activo en Amed (Diyarbakır) como miembro y presidente de la Asociación de Derechos Humanos (İHD) y, después, fue presidente de HADEP en la provincia de Estambul. Incluso más tarde, llegó a desempeñar el papel de secretario general de HADEP. Desde hace más de 10 años, reside en Alemania como refugiado. Allí ha fundado, junto con varios abogados alemanes, la Asociación para la Democracia y el Derecho Internacional (MAF-DAD e. V.), de la que actualmente es miembro de la junta. Como jurista y en relación con el trabajo de esta asociación, todavía aborda problemas legales derivados de un área conflictiva de la cuestión kurda.

En febrero de 1999, usted formó parte del primer grupo de abogados en el juicio contra Abdullah Öcalan. ¿Puede contar algunas de las experiencias que vivió cuando lo conoció?

Después de que Öcalan hubiese sido secuestrado por Turquía en el transcurso de un complot internacional en el que colaboró la CIA, el Mossad y otros servicios secretos extranjeros, nosotros, como grupo de abogados, asumimos su defensa. En aquel momento, la atmósfera se caracterizaba por el miedo. Tanto dentro de la población kurda como a nivel político, la atmósfera era tensa. Los kurdos estaban siendo linchados a plena la luz del día. Además de la represión del Estado y la arbitrariedad de la policía, también había asaltos de escuadrones civiles fascistas y nacionalistas. Nosotros, como abogados, estábamos bajo una presión pública masiva. Algunos renunciaron por miedo a perder sus vidas, otros fueron detenidos. El presidente del Estado, Suleyman Demirel, dudó públicamente de que Öcalan incluso necesitara representación legal porque su culpa y, por lo tanto, el veredicto, ya estaban predeterminados. El Estado hizo todo lo posible para evitar la formación de un grupo de abogados y para negarle a Öcalan cualquier acceso al mismo. Todo esto llevó a una preocupación generalizada dentro de la sociedad kurda. El arresto de Öcalan y la falta de noticias sobre su paradero provocaron un trauma en su población. Antes de que se le permitiera reunirse con sus abogados, ya llevaba diez días encerrado.

Bajo estas circunstancias, nosotros, como grupo de abogados, recibimos el mandato de la familia y presentamos la solicitud para que se nos permita representar legalmente a Öcalan. Después de que rechazaran mis primeras solicitudes, finalmente pude visitarlo el 26 de marzo de 1999. Antes de mi primera reunión con él ya había tenido dos o tres reuniones con abogados, hasta que finalmente nos reunimos con él como un grupo de cuatro. Para mí, este fue, por supuesto, un encuentro extremadamente interesante. Los puntos que hizo fueron importantes para mí, tanto para poder entender al Sr. Öcalan como para comprender las dimensiones de la trama internacional. Nos dijo: “Estoy tratando de manteneros con vida. Estoy tratando de mantener viva a mi gente. Estoy tratando de llevar a mi gente a salvo de esta orilla del mar a la orilla opuesta”. Era un modo de expresión muy metafórico. Cada vez que habló de esto en adelante, me pasaba siempre por la cabeza una historia moderna de Moisés en la que un líder quiere proteger a su propia tribu, su sociedad, de un peligro. Me di cuenta de que la comunidad internacional de Estados cuyos gobiernos o bien toleraron el secuestro de Öcalan (que era ilegal según el derecho internacional) o bien participaron directamente en el complot, en realidad habían abierto la puerta a un genocidio inminente. Esta reunión me hizo consciente del peligro al que se enfrentaba la población kurda. Para Öcalan, el problema no era su situación personal, su encarcelamiento o su supervivencia. Para él, lo importante era el hecho de que su gente estaba en grave peligro. Estaba reflexionando sobre lo que podía hacer contra el amenazante genocidio. Estas cosas dieron forma a la primera reunión y fueron importantes para que yo comprendiera la trama internacional en todas sus dimensiones.

La detención de Öcalan fue, de hecho, un intento de aniquilar el éxito político del movimiento de resistencia kurdo y de destruir la dinámica revolucionaria dentro de su población. Öcalan era muy consciente del hecho de que la ejecución a la que se enfrentaba no se limitaría solo a él. Sabía que iría acompañada de la ejecución de otros miles de kurdos. La historia de la resistencia kurda así lo ha demostrado... A raíz del levantamiento del jeque Said, no solamente fueron asesinados los líderes: decenas de miles de personas compartieron su destino con ellos. El levantamiento de Dersim no fue seguido solamente por la ejecución de Seyîd Riza y sus seguidores, sino también por el asesinato de decenas de miles. Ahora, esta realidad histórica suponía un nuevo peligro inminente. Pero Öcalan consiguió romper este ciclo. Evitó lo que el pueblo kurdo ya había asumido como el que era su destino. Quiero decir claramente que en el curso de la historia, el pueblo kurdo se ha rebelado una y otra vez contra la opresión y la negación de su identidad y que, como consecuencia de esto, sus líderes han sido asesinados y se han perpetuado masacres contra la población. Esto ha sucedió en el levantamiento del jeque Said, en el levantamiento de Dersim, en la masacre de Zîlan o el levantamiento de Ararat. Con la resistencia emergente del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la sociedad kurda corría el riesgo de llegar nuevamente a un punto tan crítico en su historia como aquellos otros. El Sr. Öcalan nos lo dejó claro para así poder evitar que la historia se repitiera. Calibró su postura con el propósito de prevenir un genocidio. Su comportamiento con respecto a Imralı y durante las negociaciones posteriores tuvo que ver con esto. En este punto, también debe mencionarse que había estado buscando enfoques pacíficos para una solución de la cuestión kurda desde 1993.

Ya durante el mandato del Primer Ministro Turgut Özal, tuvieron lugar negociaciones indirectas y altos al fuego. Si Özal no hubiera muerto en 1993, la iniciativa para una solución pacífica de la cuestión kurda podría haber tenido éxito. Desde 1993, el movimiento de resistencia ha estado tratando de resolver esta mediante negociaciones. En Imralı, el Sr. Öcalan ha convertido sus esfuerzos para lograr la paz en su objetivo político central. Ha contrarrestado el peligro de un genocidio que he descrito anteriormente con una nueva iniciativa de paz.

Hace veinte años, Abdullah Öcalan fue, como presidente del PKK, secuestrado y encarcelado en Imralı. ¿Cómo evaluaría su papel hoy? ¿Qué tipo de cambios ha sufrido?

Representé legalmente al Sr. Öcalan, me reuní regularmente con él en Imralı y tuve la oportunidad de conversar con él en las fases más críticas que tuvieron lugar a partir de 1999. Soy uno de los abogados que se reunió con más frecuencia con él durante cinco años, hasta que me lo prohibieron a finales de 2004. Durante ese tiempo, presentó, como parte de su defensa ante el tribunal, su tesis de la República Democrática. En el centro de esto estaba el objetivo de remodelar las relaciones turco-kurdas de forma democrática y crear una nueva república turca en la que los kurdos sean reconocidos como un pueblo, creando así una paz sostenible.

Con el fin de comprender el papel de Öcalan en Imralı, es importante explicar el marco más amplio de la trama internacional. El secuestro de Öcalan no fue algo que Turquía llevara a cabo en solitario. En el centro de todo estaban los intereses estratégicos de varios Estados, particularmente los de la gran potencia estadounidense. Turquía necesitaba del conocimiento de los servicios de inteligencia extranjeros que le ayudaron a organizar la trama; por sí solo, el país no tenía los recursos suficientes para organizar una operación de aquel tamaño. Este es un aspecto muy importante. El interés conjunto se basaba en la eliminación de Öcalan de Oriente Medio con el fin de aplastar la dinámica kurda, todo en la línea de la creación de un nuevo Oriente Medio acorde a las ideas propias. Así, el complot contra Öcalan fue seguido por la invasión estadounidense en Irak. Después de la intervención en Irak en 2004, George W. Bush presentó el “Proyecto del Gran Oriente Medio”. Creo que el complot contra Öcalan tuvo que ver con el objetivo de destruir la dinámica revolucionaria en Oriente Medio, con la finalidad de establecerse en la región. Por supuesto, los desarrollos que le siguieron han ayudado a aclarar aún más este punto. Muchos Estados han jugado un papel en esta trama, entre ellos varios estados de la Unión Europa. Öcalan incluso declaró que el papel de Turquía simplemente consistía en llevarlo de Kenia a Turquía y actuar como guardián de la prisión. Esta intervención de potencias extranjeras (grandes) le infligió un duro golpe al movimiento kurdo.

La política de Turquía se describió entonces con algunas metáforas características. Se dijo que el objetivo era “separar la cabeza del cuerpo”. Una vez que la cabeza se separó del cuerpo, el cuerpo mismo debía ser aplastado. La cabeza era Öcalan y el cuerpo era la población kurda, así como el movimiento de liberación kurdo. Esta estrategia puede explicarse de manera bastante simple: Öcalan es detenido, encarcelado o ejecutado y, con ello, la dinámica emancipadora de la sociedad kurda no solo en Turquía, sino también en Siria, Irak e Irán, es destruida paso a paso. Por lo tanto, el complot internacional nunca consistió únicamente en el arresto de Öcalan, sino que perseguía el objetivo de acabar con la resistencia kurda en su conjunto. Esta no era solo la esperanza y la expectativa del Estado de Turquía. De hecho, cuando uno mira hacia atrás y se fija en la cobertura mediática de 1999 aquí, puede reconocer una esperanza ligada a la detención de Öcalan que deja entrever un alivio y da todo el asunto por terminado. En este punto, el Sr. Öcalan explicó que tenía dos posibles caminos frente a él. Quería emprender una huelga de hambre indefinida que terminara con su muerte o desarrollar, ante el peligro de un genocidio y el estallido de la dinámica revolucionaria kurda, una forma diferente de resistencia. También explicó que prefería el camino más difícil de los dos. Lo más difícil para él era mantenerse con vida en Imralı. Dijo que eso era más difícil que morir: “Morir sería simple y únicamente una liberación para mí. Vivo en unas condiciones en las que cada día se asemeja a la muerte. Pero estoy experimentando esto por mi gente”. Desde este momento, en mi opinión, él estuvo siguiendo una estrategia dual. No lo ha formulado así, es mi propia evaluación.

Ya en una de las primeras reuniones nos hizo la siguiente pregunta a los abogados: “¿Debería vivir o no?” Por supuesto, esta pregunta nos sorprendió mucho. Le dijimos que nosotros, como sus abogados, por supuesto queríamos que viviera. Él dijo: “He estado pensando en esto desde el momento en que me trajeron aquí. ¿Es mejor para mi gente si vivo o si muero? Aún no he podido tomar una decisión. Desde que me senté en ese avión, he estado pensando en esa pregunta”. Después de unos meses, nos dijo: “He decidido vivir. ¿Saben por qué? Primero, porque si muriera, esta trama nunca sería desenmascarada y entendida. La sociedad kurda será incapaz de reconocer a sus amigos y enemigos. Al mantenerme vivo, quiero dar a conocer esta trama con todos sus enlaces y conexiones. En segundo lugar, quiero seguir con vida para seguir una línea política y hacer que este complot quede en nada”. Después de decidir centrarse en la resistencia, siguió una estrategia dual. La “postura sobre Imralı” formulada por él con ocasión de la visita de los abogados el 2 de mayo de 2019 es probablemente una expresión de esa estrategia. Como ya dije, esta es mi propia evaluación y no fue formulada por él de esta manera.

La primera etapa de esta estrategia fue la siguiente: dado el peligro de las masacres contra la población kurda y el creciente chovinismo y nacionalismo en Turquía, las demandas del movimiento kurdo tuvieron que reducirse para reducir un poco la presión, y así crear las bases para un compromiso. Esto tenía como objetivo allanar el camino para una solución pacífica. El proyecto de una República Democrática descrito en los escritos de defensa de Öcalan pone su énfasis en el idioma y la cultura. Además, la cuestión era abrir canales para el diálogo y las negociaciones, así como sacar un poco de viento de las velas del nacionalismo turco. Esto se intentó desde 1999. Escribió el manifiesto, el 2 de agosto de 1999 llamó a la guerrilla a retirarse... y tras su llamamiento, grupos de paz de Europa y las montañas Qendîl fueron enviados a Turquía. Con estos pasos, quería empujar al Estado hacia una solución democrática y pacífica. Además, de esta manera la presión sobre la población kurda podía reducirse un poco.

La segunda etapa de esta estrategia, era proteger todos los éxitos emancipatorios de la sociedad kurda. Öcalan quería desarrollar una nueva perspectiva para la paz y crear las bases para un acuerdo, pero al mismo tiempo protegió el desarrollo democrático, cultural y político de la comunidad kurda para la aplicación de otra línea a largo plazo. En cierto sentido, absorbió y detuvo la cruel determinación del Estado y creó un estado de ánimo más moderado. Y en este proceso, la dinámica central de la sociedad kurda permaneció intacta.

El movimiento kurdo se había definido por su fijación con su líder Öcalan. Él fue detenido, pero la dinámica kurda no sufrió ningún daño a largo plazo. Este ha sido uno de los mayores éxitos de Öcalan tras 1999. En mi opinión, se ha convertido en la postura central de Imralı. Öcalan ha reducido la violencia del Estado, abierto el camino al diálogo y protegido los desarrollos sociales, políticos y culturales. Este es un éxito estratégico increíble. Öcalan sabía que el cuerpo debía ser eliminado y que el objetivo tenía que ser protegerlo. La política del Estado apuntaba a separar la cabeza del cuerpo. Pero la cabeza era tan fuerte que no permitía desmantelar el cuerpo.

Desde Imralı, Öcalan ha seguido desarrollando su estrategia y estilo político. En el transcurso de los últimos veinte años, se ha transformado paso a paso en la figura clave para una solución pacífica de la cuestión kurda. Esto ha sido posible por medio de sus logros intelectuales y sus obras filosóficas. Creó un marco ideológico para la convivencia conjunta. En mi opinión, su contribución más importante a esto es la teoría de la Nación Democrática que describe en sus últimos escritos de defensa. Creo que su posición, que rechaza el nacionalismo y le da protagonismo a la nación democrática, es un hito para la sociedad kurda. En su último escrito de defensa, Öcalan explica que el aspecto más importante de la resistencia de cuarenta años es la realización de la teoría de la nación democrática. En mi opinión, este concepto es una contribución clave a la teoría de la izquierda y la lucha socialista, una que complementa el enfoque crítico de la nación que siempre careció de socialismo. En Rojava, ahora podemos ver los frutos de este esfuerzo en la creación de la Autoadministración Autónoma en el Norte y el Este de Siria. El paradigma que Öcalan ha estado desarrollando desde 1999 se está poniendo en práctica allí.

Además, en sus escritos, el Sr. Öcalan ha formulado una importante autocrítica del PKK. Desafía su propia práctica en puntos centrales como el Estado, la violencia, el estado nacional y el nacionalismo, y desarrolla nuevos enfoques. Como alternativa al modelo clásico de estado nación, ha desarrollado la teoría de la nación democrática superando así su propio nacionalismo. Con el concepto de legítima defensa propia, corta la espiral de violencia. El modelo del estado nación, lo reemplaza por el de confederalismo. Ha desarrollado contrapropuestas y, por lo tanto, ha desarrollado paso a paso un nuevo paradigma. Esto ha hecho que sus ideas sean atractivas para amplios círculos sociales, incluidos los que están fuera de la comunidad kurda. Öcalan fue encarcelado en Imralı como presidente del PKK y se ha convertido ahora, veinte años después, a través de su papel clave en la política de paz y el concepto de confederalismo democrático, en una personalidad destacada en los pueblos de Oriente Medio que luchan por la libertad y la autodeterminación.

Su respuesta a la trama se basa firmemente en sus ideas y su filosofía. Por esa razón, siempre digo que a pesar de que “dejó de estar en activo por la fuerza” en 1999 con el fin de debilitar la influencia de los kurdos en el Medio Oriente, ha regresado a ese mismo Medio Oriente años más tarde con sus pensamientos, conceptos, y finalmente, la revolución de Rojava. Abandonó Siria como líder del partido, solo para regresar como el pensador pionero de una sociedad libre, multiétnica, multirreligiosa y radicalmente democrática que sigue un tipo peculiar de “tercera vía”. Por esa razón, los veinte años en Imralı también deben considerarse como un tiempo de resistencia. Por supuesto, para Öcalan esta ha sido también una fase de aislamiento y represión, una vida bajo tortura, pero políticamente, también debe considerarse como una fase de resistencia dentro de la cual el movimiento kurdo y la sociedad se han reestructurado. Un resultado primario ha sido que las corrientes nacionalistas en la sociedad han perdido importancia y el interés de la sociedad kurda en la convivencia conjunta de los pueblos se ha profundizado. Además, Abdullah Öcalan también ha logrado poner la identidad kurda en la agenda internacional.

Abdullah Öcalan a menudo se define a través de su papel de líder político. Pero ahora ha alcanzado, particularmente durante su tiempo en Imralı, una increíble perspicacia intelectual que ha tratado de expresar en los escritos en su defensa. Ha dejado atrás el papel del líder político. Obviamente, en Imralı no puede asumir un papel clásico de liderazgo político. La suya es una existencia controlada por el Estado. Más de mil soldados guardan la isla. Estaba claro que no podría llevar a cabo las tareas clásicas de representación política, pero ahora se ha ganado el papel de un líder estratégico. Ha abrazado a los pueblos con su pensamiento. Ha desarrollado formas alternativas de política. Si alguien tiene la capacidad de hacer esto desde el interior de los muros de una prisión, ¿de qué será capaz fuera de esos muros?

Encerrado en una celda de 40 metros cuadrados, Öcalan ha desarrollado una nueva cultura política, una nueva conciencia política, una nueva estrategia política y un nuevo paradigma. En un lugar que está bajo el control del Estado como ningún otro, ha podido desarrollar un modelo no estatal de gobierno y sociedad que inspira tanto a los pueblos de la región como al movimiento kurdo. Ha desarrollado una forma de resistencia que supera el espacio controlado por el Estado. Creo que también es una de las partes más originales de Öcalan. Desafortunadamente, este punto a menudo se malinterpreta: algunas personas sospechan que, en realidad, el Estado turco está detrás de cada movimiento político. Este es un tipo de pensamiento que santifica al Estado de una manera exagerada, lo coloca por encima de todo lo demás y supone que controla incluso la célula más pequeña del individuo y sus acciones políticas. Por supuesto, en términos físicos, el estado gobierna completamente sobre todo Imralı. Pero puedo decir que Öcalan ha creado un nuevo espacio para la agitación política: con la simpatía y la confianza de millones de personas, así como con las fuerzas políticas que actúan en conjunto con él, mediante una política que no se dirige al Estado y en virtud de una relación con el mismo que se caracteriza por la tensión.

¿Cómo ve la percepción de Abdullah Öcalan en Europa, y particularmente en Alemania?

La política tal como la conocemos surgió como producto de Occidente. Los partidos políticos, pero también el socialismo, se desarrollaron como sistemas de pensamiento eurocéntricos. Fenómenos como el culto a la personalidad, incluido el fascismo, surgieron como parte de la cultura política occidental. Aquí en Europa, la gente siempre ha tratado de comprender las formas políticas más allá de las propias desde su punto de vista específico. Creo que este enfoque es una de las razones decisivas de las formas defectuosas en que se ha discutido y tratado la causa kurda. La diferencia importante entre el partido político y el liderazgo político en Europa, por un lado, y en Oriente Medio y particularmente en la sociedad kurda por otro. A parte, creo que no ha habido un esfuerzo serio para entender el movimiento kurdo. Los debates sobre el tema se caracterizan principalmente por ciertos patrones y plantillas de pensamiento. A menudo he asistido a la declaración de que el PKK era “estalinista”, como resultado del despido sumario. En mi opinión, este enfoque es orientalista de principio a fin, un enfoque en el que las personas se consideran a sí mismas como el centro del mundo, algo que también vale para la izquierda europea. Evalúan todas las dinámicas revolucionarias a través de su propio prisma. Estos son enfoques muy arrogantes que rechazo.

Otro aspecto importante es el hecho de que muchos movimientos de izquierda en Europa conocieron el movimiento de liberación kurdo y el PKK a través de la izquierda turca. Desde el principio, la izquierda turca respondió al movimiento kurdo con reflejos nacionalistas. Las corrientes más importantes de la izquierda turca se desarrollaron bajo la influencia del kemalismo y, por estas dos razones, la percepción kemalista de los kurdos en nombre de la izquierda también se reprodujo en Europa. Esta sería mi observación general. Pero aún más importante es el hecho de que la gente con frecuencia no se da cuenta de la transformación del PKK. El PKK no es ya el partido de 1993, y Öcalan ya no es la persona de 1993 o 1999. Ha surgido un movimiento que se renueva y continúa desarrollándose día a día. Comenzó con influencias socialistas reales, pero ahora ha cortado totalmente todos los lazos con el socialismo real, desarrollando un nuevo enfoque de izquierda. ¿Cómo ha logrado el PKK convertir su resistencia en un movimiento de liberación con millones de seguidores, mientras que todos los demás movimientos de izquierda, incluidos los de Turquía, se han desmoronado? Los círculos de los que hablo no tienen respuesta a esta pregunta. O a la pregunta de cómo ha logrado el PKK, en Oriente Medio, donde ha habido una multiplicidad de movimientos y cambios sociales en el curso de la ‘Primavera Árabe’, construir un nuevo sistema social y real en Rojava que se extiende a lo largo sus fronteras

Finalmente, tengo que decir que la perspectiva de la izquierda europea sobre el movimiento kurdo y el PKK está conformada por la criminalización del Gobierno Federal Alemán o ha adoptado incluso el enfoque de círculos que se adhieren a la doctrina del Estado turco. Estos izquierdistas no tienen realmente una perspectiva original propia y no tratan de desarrollar una comprensión auténtica. La parte kurda espera que hagan un serio intento de comprensión. Si quieren explicar cómo un movimiento con una experiencia de resistencia de cuarenta años se está volviendo cada vez más internacional, está logrando incluir a más y más personas y está logrando influir en la política en un grado cada vez más alto, deben querer comprender. La revolución de Rojava ha cambiado este estado de cosas hasta cierto punto. Pero la forma en que estos izquierdistas tratan la causa kurda sigue siendo muy deficiente, en particular con respecto a la persona de Öcalan, cuya percepción entre los kurdos es completamente diferente. Las perspectivas en Europa y, por lo tanto, también en Alemania, se caracterizan mucho por los prejuicios y, por lo tanto, con frecuencia difieren de la realidad kurda.

¿Cómo evalúa la primera visita de los abogados a Imralı después de ocho años? Abdullah Öcalan pide que todos los círculos sociales discutan su Declaración de Siete Puntos. ¿Cómo evalúa usted la fase actual?

El comunicado público de Öcalan es en general importante. Si uno lo mira de cerca, puede detectar las huellas del enfoque político que ha estado siguiendo durante veinte años. Considera la política como el camino hacia una solución, como el arte de encontrar una solución. Lo ve como un camino para desarrollar soluciones aparte y más allá de la guerra y quiere perseguir este objetivo de manera más eficiente. Presenta un enfoque que supera la división social y que se basa en las negociaciones y la disposición al compromiso. Una vez más, propone este camino democrático a Turquía, Rojava y Siria.

En primer lugar, esta declaración demuestra que el Sr. Öcalan sigue una línea de resistencia constante. En la conversación de treinta minutos con su hermano el 11 de septiembre de 2016, dijo, refiriéndose a su vez a 2013: "sigo en este lado de la mesa de negociaciones y todavía estoy preparado". Siempre que puede incluirlo en el orden del día, declara que está dispuesto a contribuir a una solución democrática y subraya que, en su opinión, está listo para abordar el tema. Tras el fin de las negociaciones de paz y la terminación del Acuerdo de Dolmabahçe de 2015 por el actual presidente del estado Erdoğan, la población kurda ha tenido que sufrir una nueva ola de represión estatal y violencia desenfrenada. En los años 2016 y 2017, las ciudades kurdas fueron nuevamente destruidas por los militares, el país sigue bajo el estado de emergencia y la sociedad en su conjunto está profundamente dividida. En Afrin, se está llevando a cabo una limpieza étnica iniciada por Ankara. Estos acontecimientos han demostrado una vez más que el aislamiento y la guerra no pueden conducir a una solución de los conflictos. Las experiencias de los últimos cuatro años ponen de manifiesto una vez más que una política basada en la guerra y la violencia y que rechaza el diálogo no puede crear paz. Öcalan interviene una vez más y subraya la necesidad de una solución pacífica y democrática.

En segundo lugar, la característica principal de la práctica política que Öcalan ha venido desarrollando durante veinte años es claramente destacable: sus palabras están dirigidas a toda la sociedad. Es cierto que en Imralı se ha reunido de vez en cuando con representantes del Estado turco. Ya en 1993, cuando aún era un hombre libre, declaró: "estoy buscando un compañero con quien conversar. El estado debería delegar a alguien para que podamos resolver el problema". Siempre ha estado abierto a las conversaciones con el Estado. Quería resolver el conflicto por medio de negociaciones. Lo ha estado intentando desde 1993. Durante su estancia en Imralı, se han celebrado las conversaciones de Oslo y las negociaciones de paz entre 2013 y 2015. Pero su verdadero destinatario ha sido siempre la sociedad en su conjunto, con su sociedad civil y sus partidos políticos. Por lo tanto, una y otra vez se han hecho llamamientos al CHP, al HDP y a los círculos intelectuales y de otro tipo de la sociedad civil. Para que se logre una solución democrática y pacífica, es necesario que estos grupos participen activamente. Negociar con el Estado y basar su estrategia política únicamente en el Estado, considerando este último como la base de todas sus acciones, son dos cosas muy diferentes. El enfoque de Öcalan consiste en una política que se impulsa conjuntamente con la sociedad, una política que se hace para la sociedad y junto con la sociedad. Un factor decisivo para el éxito de su narrativa de paz y su orientación a una solución es la participación de los círculos progresistas en un camino democrático hacia esta. Esto también es cierto en el plano internacional. Por lo tanto, todos los grupos progresistas de Europa deberían posicionarse en contra del gobierno turco, que ha elegido la narrativa de la violencia. Deben exigir y apoyar el camino democrático hacia una solución.

Esta posición está representada actualmente por la Declaración de Siete Puntos de Öcalan. En el centro de esta declaración está el deseo de llegar a una solución más allá de la guerra y sin polarización, pero a través de compromisos. Esto sólo puede funcionar con la participación de todos los grupos sociales. El llamamiento de Öcalan se dirige a todos los pueblos, partidos políticos, sociedad civil, intelectuales, pero también a los círculos gubernamentales que están abiertos a una solución democrática y a la vía de las negociaciones. La reducción de las propuestas de Öcalan a la política de Estado ha sido uno de los errores decisivos que equivale a una negación del estilo político de Öcalan, que por su parte se basa en la fuerza de la sociedad. La democracia es entendida como participativa y por esa misma razón, Öcalan ya había desarrollado la fórmula "el estado más la sociedad" en sus primeros escritos en su defensa. Creo que es examinando esta fórmula como Öcalan puede ser mejor comprendido. En el centro de su idea del estado está la sociedad. Y cuanto más se extienda el espacio democrático, más se debilitará el Estado. De este modo, el carácter despótico del régimen estatal quedará relegado a un segundo plano en la medida en que la sociedad se convierta en partícipe de las decisiones. Pero para que esto ocurra, la sociedad debe exigir activamente esta participación en lugar de esperar a que el Estado transfiera estas competencias a la sociedad voluntariamente. Esta es una invitación a todos a resolver los conflictos sociales y la guerra en Turquía por medios democráticos y pacíficos. Es un llamamiento que demuestra que Öcalan ha mantenido su esperanza y su fe en la paz. Esta llamada debe ser entendida y respondida de la manera correcta.

En la misma línea, los partidos políticos y los grupos de la sociedad civil en Alemania también deberían dejar de lado sus preocupaciones y proceder, sobre la base del Plan de Siete Puntos, a obligar a Turquía a dar pasos en la dirección correcta. La preocupación conjunta de la población kurda y turca consiste en la paz, la democracia y el Estado de derecho. Cada individuo puede contribuir a alcanzar esta meta. En el plano político, un lenguaje nuevo y más moderado representaría sin duda un paso importante.

Informe Kurdistán 204 | Julio/Agosto 2019

Traducido del alemán por Michael M. Schiffmann