GEOPOLÍTICA DE LA CUESTIÓN SIRIA Y KURDA
Los esfuerzos de mediación han conducido a un compromiso entre ambas naciones, con Siria y Turquía ajustando sus respectivas condiciones previas para la retirada y las soluciones políticas.
En un significativo cambio de política, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan se mostró abierto a restablecer relaciones con Siria, afirmando que "no hay razón para no establecer relaciones con Siria". Esta declaración supone un cambio con respecto a la postura de confrontación adoptada por Turquía desde el inicio de la guerra civil siria en 2011.
Tras cortar lazos con Siria durante la guerra civil, Turquía apoyó a varios grupos de la oposición contra el presidente Bashar al Assad y llevó a cabo varias operaciones militares transfronterizas. Estas operaciones condujeron a la ocupación de zonas anteriormente pobladas por kurdos, desplazando a la población local y reasentando las zonas con árabes para crear una "zona segura" bajo control turco.
Las recientes declaraciones de Erdoğan reflejan una nueva voluntad de entablar relaciones diplomáticas con Assad, siempre que Siria coopere con la campaña de Turquía contra las fuerzas kurdas, en particular las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), que han establecido un sistema democrático y autónomo para el Norte y Este de Siria tras su exitosa lucha contra el ISIS.
Las comunidades kurdas así como el resto de pueblos que habitan el Norte y Este de Siria están alarmadas por el posible acercamiento. Las operaciones militares turcas ya han desplazado a muchos kurdos, y cualquier cooperación turco-siria contra las Fuerzas de Autodefensa podría socavar aún más la autonomía política de la región. Samira al-Moubayed, política siria, criticó el acercamiento como una maniobra para sofocar las aspiraciones sirias de cambio político y mantener la dependencia de los grupos de oposición respaldados por Turquía.
"Los esfuerzos del gobierno turco por reunirse con el régimen de Bashar al Assad o invitarlo a Ankara con el presidente ruso tienen como objetivo sofocar la revolución siria e impedir el cambio político en Siria", afirmó. Al-Moubayed subrayó además que este enfoque podría conducir al estancamiento del desarrollo del país, en detrimento de todos los sirios, y añadió: "Bashar al-Assad puede estar dispuesto a cambiar la soberanía siria por el poder, pero la negativa del pueblo sirio a renunciar a sus derechos y tierras impide este alineamiento."
Ibrahim Hamidi, comentarista de asuntos de Oriente Medio, destacó la complejidad de las relaciones turco-sirias, señalando la importante presencia militar de Turquía en el norte de Siria y su acogida de millones de refugiados sirios:
"En los últimos años, el presidente ruso Vladimir Putin ha dicho que quiere ayudar a sacar del congelador de las relaciones internacionales a su aliado, el presidente sirio Bashar al-Assad. Diplomáticamente, esto significa facilitar la normalización entre al-Assad y el mundo árabe, y entre al-Assad y el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan". Hamidi señaló que cualquier avance se ve complicado por el control militar de Turquía sobre partes de Siria, subrayando que "los turcos sólo se retirarán cuando todo esté en su sitio".
Hamidi señaló que los esfuerzos de mediación del primer ministro iraquí, Mohammed Shia' Al Sudani, y del enviado ruso, Alexander Lavrentiev, parecen haber producido un primer atisbo de acuerdo: los sirios renuncian a su condición previa de una retirada turca, mientras que Ankara renuncia a su exigencia de una solución política como condición previa para la retirada. Esto representa un gran avance diplomático. "Parece que ahora se ha logrado un gran avance, lo que supondría un cambio significativo", señaló.
Hamidi aborda la importancia del temor a Abdullah Öcalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), para reducir la brecha entre Turquía y Siria en medio de la preocupación por una presencia kurda permanente en el norte de Siria. "Hoy, tanto Ankara como Damasco están convencidas de que la presencia institucional kurda -en particular la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria- supone una amenaza existencial para su unidad e integridad territorial", concluye Hamidi.
Fadi al-Shammari, asesor político del primer ministro iraquí, destacó el papel de Irak en la preparación de las conversaciones Damasco-Ankara, subrayando que un acercamiento entre Siria y Turquía redunda en interés directo de Irak. Esto incluye asegurar las fronteras, la cooperación económica, reducir la influencia de los grupos armados y facilitar el retorno de los refugiados sirios. "Bagdad se beneficia de desempeñar el papel de mediador de varias maneras, incluida la mejora de la estabilidad regional, que tiene un impacto positivo en la seguridad y la situación económica de Irak", explicó.
El giro de Erdoğan hacia Siria refleja un cambio similar en la política hacia Egipto. Tras años de hostilidad, Erdoğan estrechó la mano del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi en 2022, lo que supuso un deshielo en las relaciones. Este enfoque pragmático refleja la estrategia más amplia de política exterior de Erdoğan.
Las protestas en las ciudades controladas por Turquía en el norte de Siria tras los comentarios de Erdoğan subrayan el carácter polémico de esta posible normalización. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, informó de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas turcas, con víctimas. Miembros del Ejército Sirio Libre expresaron sentimientos antiturcos y se destruyeron banderas turcas en actos simbólicos de desafío.
La evolución de la relación turco-siria representa un momento crucial en la geopolítica de Oriente Medio. Mientras Erdoğan navega por este giro diplomático, el futuro de las aspiraciones kurdas en el norte de Siria sigue siendo incierto. La región está muy atenta, consciente de que el resultado no sólo remodelará las relaciones turco-sirias, sino que también determinará el destino de las comunidades kurdas y la dinámica regional en general.
Noticias relacionadas: