Müftüoğlu: La sociedad no debe atar su futuro a la bolsa o a la economía de mercado

El economista laboral Özgür Müftüoğlu advierte que la sociedad no debe vincular su futuro a la bolsa de valores, señalando que el capital neoliberal obtiene ganancias independientemente de las fluctuaciones del mercado.

ENTREVISTA

ras la detención del alcalde del Municipio Metropolitano de Estambul, Ekrem İmamoğlu, el 19 de marzo, la bolsa cayó y la lira turca sufrió una fuerte depreciación frente a las divisas extranjeras. Mientras medios internacionales como Reuters, Bloomberg y el Financial Times informaban de que el Banco Central había vendido aproximadamente 10.000 millones de dólares para frenar la caída repentina, algunas fuentes afirmaban que la cifra alcanzó los 26.000 millones de dólares.

La bolsa perdió casi un 17 % de su valor entre el 19 y el 21 de marzo. En respuesta a la abrupta caída, el ministro de Hacienda y Finanzas, Mehmet Şimşek, anunció la aplicación de medidas adicionales. El Banco Central intervino con medidas de ajuste, convocando una reunión extraordinaria de su Comité de Política Monetaria y elevando la tasa de interés de préstamos a un día en 200 puntos básicos, hasta el 46 %. Tras una reunión con los bancos el domingo, la bolsa abrió con ganancias el lunes. Sin embargo, nuevas pérdidas fueron provocadas por la noticia de una investigación sobre el Municipio Metropolitano de Ankara.

Suba o baje el mercado, los ganadores siempre son los mismos

Mientras los mercados experimentan fuertes fluctuaciones, el economista laboral Özgür Müftüoğlu argumentó que la inestabilidad social suele ser culpada de esta volatilidad, pero que las verdaderas agendas de la sociedad no pueden ni deben estar dictadas por los mercados. Subrayó que el capital no tiene un interés genuino en la consolidación de la democracia.

Señaló:

"Voy a empezar por esto: cada vez que la sociedad se moviliza para exigir derechos, cada vez que hay una lucha contra la injusticia o la ilegalidad, inmediatamente nos dicen que ‘la inestabilidad política traerá inestabilidad económica’. Nos advierten de que, a medida que la democracia y el estado de derecho se deterioran, los mercados reaccionarán negativamente y el capital extranjero huirá. Esto genera la creencia de que el capital, de algún modo, garantizará la democracia o reaccionará ante las violaciones de la ley. Pero al capital no le importa si hay democracia, ni si la gente sale a las calles para defender sus derechos y libertades. Solo apoya lo que beneficia a sus propios intereses. De hecho, las políticas neoliberales que generalmente se implementan nunca pueden coexistir con la democracia. Por naturaleza, el capital no tolera la democracia. Y a medida que las consecuencias sociales de estas políticas se hacen más visibles, el capital tiende a alinearse con regímenes cada vez más autoritarios. Esta es la realidad que debemos afrontar."

Müftüoğlu agregó:

"Llevo diciendo esto desde 2018: la bolsa sube y baja, ocurren devaluaciones y todo tipo de manipulaciones están en juego. Pero ¿quién pierde y quién gana? Si observas detenidamente, verás que los ganadores son siempre los mismos, ya sea que el mercado suba o baje. Cuando los tipos de cambio se disparan, los mismos grupos obtienen beneficios; cuando bajan, esos mismos grupos siguen beneficiándose. Por eso, la sociedad debe dejar de atar su futuro a la bolsa o a la economía de mercado. Debemos romper con este patrón. No importa lo que pase en la economía, nunca funcionará realmente en beneficio del pueblo. Lo que importa es la vida de la gente, sus derechos, sus libertades políticas. Así que debemos replantearnos nuestra lucha, no desde la perspectiva de los mercados y las ganancias, sino desde los derechos humanos, la democracia, la igualdad y la justicia.

También debemos evitar caer en la trampa de creer en la propaganda de que las luchas sociales dañarán la economía. La economía ya no estaba bien para empezar. Cada vez que nos dijeron ‘no pongamos en peligro la estabilidad económica’, la gente terminó perdiendo derechos. Así ocurrió en la crisis de 1994, en la de 2001 y en la de 2008. Los gobiernos usaron este miedo como un arma, una herramienta para justificar el autoritarismo. Debemos rechazar esta lógica. Lo que necesitamos ahora es intensificar la lucha, porque la democracia no puede esperarse del capital ni de los mercados."